Vecina de Venezuela, pero aliada de EE. UU.: el papel de Trinidad y Tobago en la escalada militar de Washington en el Caribe
Trinidad y Tobago tomó gran relevancia durante las últimas semanas por ayudar confesamente a Estados Unidos durante su incursión en la región, respaldando el plan antidrogas de Donald Trump.
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Trinidad y Tobago tomó un papel clave en la incursión militar desplegada por Estados Unidos en el Caribe desde agosto de 2025. El Gobierno trinitense, liderado por la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, mostró su total respaldo a las acciones de Donald Trump en la región como un plan contra el narcotráfico y el flujo de droga hacia EE. UU.
Persad-Bissessar también recibió a las tropas estadounidenses para realizar ejercicios militares, lo cual despertó las alarmas en Venezuela, ya que, al ser un país vecino, manifestaron que estas prácticas podrían tener el objetivo de intimidar al pueblo de Bolívar.
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Trinidad y Tobago, figura estratégica en la escalada de EE. UU. en el Caribe
Kamla Persad-Bissessar, gobernante de Trinidad y Tobago, en todo momento, mostró su total respaldo al Gobierno de Donald Trump, ofreciendo el territorio trinitense como un espacio seguro y de total confianza para que las fuerzas militares de Washington en el Caribe puedan realizar acciones que sumen a la coartada antidrogas desplegada desde hace más de tres meses.
Trinidad y Tobago, a pesar de manifestar que no apoya una incursión militar en Venezuela, permitió, en dos oportunidades, el ingreso de buques estadounidenses a Puerto España, en un contexto de alta tensión debido a las especulaciones de una posible acción armada directa sobre el país gobernado por el chavismo.
El primer ingreso de Estados Unidos al país fue el domingo 26 de octubre de 2025, cuando atracó el USS Gravely, un destructor lanzamisiles de la Armada estadounidense, a Puerto España, ubicado a unos 11 kilómetros de la costa de Venezuela, en su punto más cercano, lo cual fue justificado por la primera ministra como una "larga historia de colaboración" entre naciones.
La segunda visita ocurrió el pasado domingo 16 de noviembre de 2025, la cual se extiende por cinco días, hasta el 21 de noviembre, donde el país abrió las puertas a las tropas estadounidenses para realizar una ronda de ejercicios militares conjuntos con la Marina trinitense y el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. En este último, el canciller de Trinidad y Tobago, Sean Sobers, aseguró que Estados Unidos "no ha dado ninguna indicación de que estos ejercicios puedan emplearse para alguna acción contra la vecina Venezuela", frente a las alarmas despertadas por el país vecino.
Para Curtis Ward, exembajador de Jamaica ante las Naciones Unidas, a EFE, un conflicto directo entre EE. UU. y Venezuela podría repercutir negativamente en el Caribe, lo cual ocasionaría la desestabilización de la región en grandes proporciones. "Si estalla la guerra en el sur del Caribe, los buques mercantes y los cruceros podrían estar en peligro. Las interrupciones en la cadena de suministro internacional y el turismo tendrían graves repercusiones económicas en todo el Caribe", advirtió.
Maduro responde a Trinidad y Tobago en medio de tensiones
Estas acciones despertaron un fuerte sinsabor para Nicolás Maduro, quien denunció el pasado martes 18 de noviembre que Trinidad y Tobago "hipotecó" su territorio para "amenazar a Venezuela". Sin embargo, la gobernante del país trinitense aclaró que su región "no va a ser usada para lanzar ningún ataque contra el pueblo de Venezuela", argumento que ponen en duda algunos expertos.
En octubre de 2025, tras conocerse el atraco del USS Gravely, Maduro decidió ponerle fin a los acuerdos energéticos "y de todo lo convenido en esa materia" con Trinidad y Tobago, los cuales permanecían vigentes desde 2015. "No somos susceptibles a ningún chantaje por parte de los venezolanos en busca de apoyo político. Nuestro futuro no depende de Venezuela y nunca lo ha hecho", respondió Persad-Bissessar.
Por otro lado, el economista trinitense David Abdulah, consultado por EFE, enfatizó que "el Gobierno —de Trinidad y Tobago— claramente se ha desmarcado de la postura histórica de Caricom", organización conformada por 15 países que describen al Caribe como una "zona de paz".























