La agricultura peruana no atraviesa su mejor momento. En el último año se han sufrido los embates de las sequías y lluvias con intensidades no vistas en varias décadas, lo que agravó la situación del sector por la crisis de fertilizantes ante la ineptitud del Gobierno para comprarlos.
Ahora, con el ciclón Yaku se estropearon más de 70.0000 hectáreas de cultivos en el país. Es así que en la presente campaña agrícola, al primer trimestre del 2023, la superficie sembrada se contrajo 4%, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
La sequía golpeó principalmente al sur del país, y cayó hasta en 28,8% la superficie sembrada durante los primeros siete meses de la presente campaña agrícola.
La quinua fue el producto más perjudicado por este fenómeno climatológico, sostiene Beatriz Salazar, coordinadora del Programa de Cambio Climático y Agricultura Sostenible del Cepes. De hecho, al cierre del primer trimestre, la siembra de este cultivo se redujo más de 14% frente al promedio histórico.
“El déficit de lluvias no ha permitido que se siembren 12.000 hectáreas de quinua en la época en la que se debió sembrar el año pasado”, comentó a La República.
La siembra de este cereal se da entre noviembre y diciembre e involucra a más de 68.000 pequeños productores, recuerda Nicolás Villanueva, expresidente de la Asociación de Productores Agrarios de San Francisco de Gasajpampa (Áncash).
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Las lluvias en el Perú afectaron de manera drástica al cultivo de esta semilla en el sur del país. Foto: Senasa
Y, ante la ausencia de lluvias en gran parte del año pasado, las familias del campo optaron por reducir sus siembras —apenas para autoconsumo o salvar las semillas, añade Villanueva— o simplemente no hacerlo.
“Las lluvias comenzaron después del 20 de enero, y hasta preparar la tierra (que toma bastante tiempo), algunos han estado sembrando hasta el 15 o 20 de febrero”, acota, mas advierte que por haberse sembrado fuera de tiempo, el rendimiento de estas parcelas será inferior a aquellas plantadas antes de diciembre.
A raíz de la emergencia climática, la producción de quinua ha caído entre 25% y 30%, comenta Jonathan Contreras, gerente general de Aspagro Company SAC. Se esperaba un rendimiento de 2,5 toneladas en promedio, pero se han cosechado menos de 500 kg por hectárea en los campos afectados por la falta de lluvias.
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Eso sí, subraya que la caída de la producción no incide en la calidad del producto.
Al primer trimestre de este año se sembraron 261.229 hectáreas de papa, lo que, si se compara con la campaña 2021/2022, refleja una caída de las áreas de 8,7%, según el Midagri, convirtiéndola en el segundo alimento más importante de la producción agraria que es afectado por la crisis climática.
En este resultado también tuvieron un rol decisivo los altos costos de insumos como los fertilizantes observados el último año.
Si se tiene en cuenta el resultado acumulado al primer trimestre, la reducción en la producción de papa es de 16,95%, debido a la caída en 18,5% de las áreas cosechadas en el país.
A detalle, en enero, la producción alcanzó 270.000 toneladas, lo que significó una contracción de 10,6% frente al resultado del mismo mes del año anterior. Mientras que en febrero se cosecharon 302.000 toneladas, lo que es 17,93% por debajo de las 368.000 toneladas de febrero del 2022. Mientras que en marzo se lograron las 569.000 toneladas; es decir, 19,68% menos que en el tercer mes del año pasado.
Como consecuencia de esta disminución, en marzo los precios en chacra de este alimento escalaron hasta S/1,70 por kg, un 32,7% más que hace un año.
Midagri anunció que la cosecha de papa ha sido una de las más perjudicadasa. Foto: difusión
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A nivel departamental, se sembró menos papa en Puno (−7,4%), Cusco (-19,2%), Huánuco (−3,4%), Junín (−12,2%), Apurímac (−16,9%), Pasco (−15,5%), Huancavelica (−17,8%), La Libertad (−0,6%) y Cajamarca (−11,0%), principalmente.
Por otro lado, mostraron un incremento regiones como Lima (22,3%), Áncash (15,5%) y Ayacucho (12,9%).
El efecto más visible que genera la disminución en la siembra y cosecha de los principales alimentos es el incremento marcado de los precios finales de estos productos para la economía del hogar, señala Salazar.
Sobre este punto, el investigador de Grade Eduardo Zegarra señala que la disminución en la oferta de productos como la papa y el arroz ya se debería estar experimentando desde este mes hasta julio, ya que son los meses de mayor entrada de producción en la tierra.
Además, prevé que esta alza impulsaría a un nivel significativo la inflación de alimentos de este año, lo que complica el panorama al ver que esta aún no se regulariza. “El año pasado fue casi 14% o 15%, una cifra muy fuerte. Este año podríamos estar en un 6% y 7% de inflación alimentaria, incluso más”, dijo.
Por otro lado, advierte que el impacto no solo se refleja en los mercados de las ciudades, sino en los propios agricultores porque incrementa sus problemas alimentarios.
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¿Cómo afecta a las familias productoras del campo? Zegarra explica que los agricultores suelen usar una fracción de su producción para su propia alimentación; además, con los recursos obtenidos por la venta de sus productos adquieren otros alimentos para completar su dieta. Por tanto, una menor producción significa menores ventas y, por ende, menos ingresos para costear su manutención.
Otro impacto del mal desempeño de algunos cultivos es el incremento de la pobreza en la población agrícola, advirtiendo que ya en 2022 la pobreza general subió a 27,5%, “pero la pobreza agraria también aumentó en más de 2 puntos porcentuales”, y “los agricultores están más afectados que el conjunto en términos de la pobreza”, manifestó.
La presente campaña agrícola ya ha sido golpeada por la crisis climática y ahora las iniciativas del Estado deben estar orientadas a atenuar los efectos del inminente fenómeno de El Niño Costero y la llegada de El Niño Global, menciona Beatriz Salazar.
Considera que es necesaria una mayor planificación, asesoría técnica y mejorar los esquemas de seguros agrarios catastróficos.
En lo que corresponde a infraestructuras, en el norte se deben reparar los sistemas de riego que pueden haber sido dañados por las precipitaciones y las inundaciones; mientras que en el sur se requiere a largo plazo que haya sistemas que permitan almacenar el agua de las lluvias para cuando se vuelvan a presentar escenarios de sequías.
En tanto, Zegarra sugiere generar un escenario donde se le pueda recomendar a los productores qué tipo de cultivos son menos vulnerables al fenómeno climático para que tomen precauciones.
Cientos de hectáreas de cultivos fueron afectadas por los desbordes. Foto: Wiliam Tocto
El arroz, principal alimento de los seis cultivos priorizados por el Midagri, acumuló hasta marzo 317.275 hectáreas sembradas, lo que significó una caída de 3,7% interanual en su superficie sembrada.
Los departamentos que aún continúan con cifras negativas son Piura (−15,5%), La Libertad (−6,5%), Lambayeque (– 15,5%) y Loreto (−2,2%). En contraste, hubo un aumento en Arequipa (0,5%), Amazonas (5,2%), San Martín (0,3%), Ucayali (23,2%) y Tumbes (14,0%).
En cuanto a los precios en chacra, el promedio fue de S/1,36 por kg en marzo, lo que equivale a un encarecimiento interanual de 13%. Las regiones con los precios más elevados fueron Libertad, Áncash y Cajamarca con S/1,58; S/1,60 y S/1,38 por kg, cada uno, respectivamente.
Mientras que en la selva se ubicaron los menores valores, como es el caso de San Martín (S/1,23), Loreto (S/0,72) y Ucayali (S/1,10).
En lo que corresponde a los precios en el Mercado Mayorista de Lima, la media fue de S/2,69 en marzo.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) prevé en la franja costera central y sur un ambiente favorable para el desarrollo y cultivo de papa durante el trimestre mayo-julio del 2023.
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Asimismo, advierte que en la sierra norte las lluvias superiores a lo normal y las temperaturas nocturnas se mantendrían propicias para el cultivo en curso y el inicio de la campaña chica en la vertiente oriental de la sierra central.
En lo que corresponde al arroz, se presentaría un nivel de riesgo agroclimático entre medio y alto en los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad, debido a la presencia del fenómeno de El Niño Costero, que causaría precipitaciones y temperaturas sobre sus valores normales.
En la selva norte, el nivel de riesgo estaría entre bajo y medio, debido a que se presentarían condiciones de precipitación y temperatura entre sus valores normales.
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Enfoque. Giovanna Vásquez, gerenta de Conveagro
Como miembros de la Comisión Multisectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional, venimos proponiendo desde antes de llegar la crisis que se institucionalicen las políticas para atender la inseguridad alimentaria y agilizar la compra de fertilizantes, pero ninguna se ha hecho efectiva tanto en el gobierno de Pedro Castillo como en este de Dina Boluarte.
Hay serios problemas para enfrentar esta realidad, y no basta con estudiar el inadecuado consumo de dieta, sino priorizar aspectos como la disponibilidad de alimentos en el hogar. El cambio climático ha impactado en zonas que producen como Piura o Cusco, y ahora que llega El Niño global, estamos sin claridad ni capacidad del Estado para reaccionar.
Ya le hemos dicho al Gobierno, en una reciente reunión, que sus planes habituales son engañamuchachos ya que no se considera la inyección de recursos adicionales. Creo que no tiene conciencia clara ni interés de enfrentar la emergencia alimentaria. Es inmoral en el Perú que la gente no tenga qué comer.
Un elemento más que debemos resaltar es que la crisis alimentaria no es neutra, y va a afectar más a las mujeres, y entre ellas, a las jefas de hogar. Carecemos de estrategias orientadas a este aspecto. El escenario es sumamente complejo, considerando también que en las ciudades se tiene menos dinero para comer, aunque debemos reconocer que los productores del campo también están pasando hambre, y no se visibiliza esto.
Beatriz Salazar, coordinadora de Cepes
“De lo que hay que preocuparse ahora es de la campaña que viene con El Niño Costero y El Niño Global. Ya debería empezar a tomarse algún tipo de medidas para evitar que los daños sean más fuertes de lo que estamos viendo ahora”.
Eduardo Zegarra, investigador de Grade
“Esta es una campaña muy golpeada por los fenómenos climáticos. Varios productos y varios cultivos van a tener menor oferta este año. Entre ellos, la papa, el maíz y el arroz, que son los grandes productos de la agricultura peruana”.
Infografía - La República
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