Economía

Sector agrario cerró un año catastrófico y espera mayor atención en 2023

Balance. En 2022, la actividad agropecuaria fue afectada por la inestabilidad política, el cambio climático y altos costos de insumos. En el 2023 se debe priorizar atención a la agricultura familiar.

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El 2022 se podría considerar como “una catástrofe para la agricultura”, principalmente para la familiar, aquella que agrupa al 97% de las unidades agropecuarias del país y que durante este año ha enfrentado sequías, heladas, altos costos de insumos y falta de fertilizantes, sostiene Laureano del Castillo, director ejecutivo del Centro de Estudios Sociales (Cepes).

Es que en estos doce meses han sido una serie de factores los que pusieron en jaque a los hombres de campo de todo el país. Entre ellos, la constante inestabilidad política. Tan solo en el 2022, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego ha tenido ocho ministros, es decir, cada uno se ha mantenido en el cargo 1,5 meses en promedio.

Foto: composición LR

Nelly Paredes del Castillo es la nueva titular del Midagri. Foto: composición LR

A ello se suma “la pérdida de capital humano dentro del Midagri, que sin duda ha repercutido en el pésimo desempeño del ministerio”, apunta Del Castillo.

En la amalgama de agentes que llevaron al sector agropecuario a la crisis también se encuentra el factor climático que desencadenó sequías, lluvias desmedidas y heladas en casi todo el territorio peruano, dice Anaximandro Rojas, presidente de Conveagro. “Lo que más ha afectado ha sido la sequía del sur con la pérdida de campañas agrícolas y la muerte de camélidos americanos”, comenta.

Además, añade que en ese año también continuaron los altos precios de los fertilizantes agravados por la incapacidad del Gobierno para concretar la compra de urea que ahora fracasó en su cuarto proceso de licitación. “Los costos se incrementaron más del triple tanto en urea como en los fosfatos y potasio”, precisa Rojas.

Agroexportar no salió a cuenta

La difícil situación del agro en el 2022 no ha sido exclusiva de la agricultura familiar y también salpicó a la gran agricultura, aquella que se dedica a la exportación. Ello impulsado por el desequilibrio entre el incremento en la estructura de costos en la producción de alimentos y los precios en el mercado extranjero, manifiesta Gabriel Amaro, director ejecutivo de AGAP.

“Los precios en el mercado internacional no han sido los mejores, con lo cual los márgenes de utilidad se han reducido al límite y ha hecho que muchas veces no salga a cuenta exportar”, indica.

Sin embargo, destaca como algo positivo que en 2022 se implementó la Mesa Ejecutiva para el Desarrollo del Sector Agroindustrial de Exportación “que permitirá fomentar las inversiones formales en el agro”.

Expectativas al 2023

El presente año, el Estado debe priorizar el acceso a créditos, la titulación y la asociatividad en los pequeños productores agrarios, así como aperturar el diálogo con gremios y agricultores por línea de cultivo, subraya Anaximandro Rojas.

Por su parte, Laureano del Castillo señala que el énfasis tanto del Gobierno central como de las administraciones regionales debe recaer en la atención de las zonas declaradas en emergencia. Además, a lo largo del año incentivar obras de siembra y cosecha de agua, pequeños reservorios, canalización e irrigación, así como la atención a la próxima campaña agrícola, que se inicia en abril.

En tanto, Gabriel Amaro menciona que la meta para este 2023 debería ser mejorar las condiciones para la inversión y abrir mercado en países de Asia.