Dejó todo en EEUU para luchar contra la contaminación en la Amazonía del Perú y enseñar sostenibilidad: “Aquí puedo hacer lo que amo”
Con experiencia en biología, Raymond Parker ha trabajado en la Amazonía promoviendo el reciclaje y la educación ambiental.
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Raymond Parker, un joven activista ambiental de Estados Unidos, tomó la decisión de abandonar su vida en Carolina del Norte y trasladarse a Perú. Impulsado por la necesidad de actuar ante los crecientes desafíos ecológicos que enfrenta la Amazonía, este creador de contenido ha encontrado un entorno adecuado para llevar a cabo iniciativas que promueven la sostenibilidad.
La República conversó con Parker para conocer su camino rumbo a Perú y cómo convirtió su profesión en la razón para crear conciencia ambiental. “Aquí puedo hacer lo que amo. Perú me permitió descubrir la importancia de las comunidades y el trabajo colaborativo para mejorar nuestro entorno”, expresó, a pesar de las dificultades personales y laborales.
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De Estados Unidos a la Amazonía peruana
Egresado de la carrera de Biología y con un título de maestría en la Universidad de Florida tuvo que enfrentarse a las complejidades de vivir en una región alejada de las grandes ciudades. La Amazonía fue un lugar en el que pudo aplicar su experiencia en la ciencia y la sostenibilidad. Loreto y Madre de Dios le permitieron entender mejor la realidad ecológica del país.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación por plásticos ha aumentado de 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017, y se prevé que se duplique para 2040. Esta situación afecta directamente a la Amazonía.
Con este dato presente, el activista reveló que, durante sus primeros meses en territorio peruano, trabajó en una estación biológica en Loreto, donde colaboró en investigaciones sobre anfibios y ecosistemas amazónicos. Sin embargo, el Cuerpo de Paz —agencia del gobierno de los Estados Unidos que envía voluntarios capacitados a otros países para ayudar en el desarrollo comunitario— ya no podía financiar su estadía ni sus investigaciones.
A pesar de esa situación, decidió permanecer en el país y continuar con su propósito de contribuir al cuidado del medio ambiente.
El activismo ambiental de Raymond Parker en Perú
Desde su llegada, se ha enfocado en promover proyectos de sostenibilidad que aborden la basura y el reciclaje. Además de trabajar con ONG locales, Parker ha logrado involucrar a estudiantes y comunidades con prácticas ambientales sostenibles.
“Lo que más me impactó de Perú es la relación de las personas con su entorno. Vi muchas comunidades que no solo eran conscientes del problema de la contaminación, sino que querían cambiar. Mi labor es brindarles herramientas para lograrlo”, comentó. De hecho, su trabajo con jóvenes y adultos fue clave para crear una conciencia ecológica más profunda en las regiones de Cusco e Iquitos.
Asimismo, critica constantemente la falta de apoyo de las autoridades locales para crear políticas ambientales a favor de las comunidades más vulnerables. Por ello, decidió generar contenidos en TikTok para compartir su experiencia y motivar a más jóvenes a cuidar el medio ambiente.
Mensaje de acción desde Cusco para todo el Perú
Hoy, Raymond Parker se encuentra en Cusco, donde lidera movimientos de concienciación sobre la importancia de la sostenibilidad y la necesidad de actuar frente a la crisis ambiental. En una reciente charla dirigida a estudiantes y jóvenes activistas, afirmó que "la Amazonía no solo es un pulmón del planeta, sino un ejemplo de lo que podemos hacer si nos unimos para proteger lo que nos queda” y que solo basta con comprender que “el cambio comienza con cada uno de nosotros."
Además de su labor educativa, Parker también promueve el reciclaje como una herramienta de transformación social. A través de proyectos colaborativos con distintas entidades, busca implementar sistemas de reciclaje en zonas urbanas y rurales. En Iquitos, una de las ciudades más afectadas por la basura en la región, se ha comprometido a mejorar la gestión de los desechos con la ayuda de voluntarios locales.
“La acción es el primer paso. Quejarse no ayuda. Hay que ser proactivos y buscar soluciones, como lo estoy haciendo aquí, con las personas que realmente quieren marcar la diferencia”, aseguró.

























