La increíble razón por la que José 'Pepe' Mujica estuvo en la cárcel durante 13 años: sin acceso a libros, luz solar o contacto humano
José Mujica, ex presidente de Uruguay, pasó 13 años en prisión, donde enfrentó condiciones extremas durante el régimen militar que buscaba silenciar al movimiento Tupamaros.
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El expresidente fallecido José Mujica, conocido mundialmente por su austeridad y filosofía de vida, tuvo un pasado marcado por el encierro. Antes de llegar a la presidencia de Uruguay en 2010, Mujica pasó 13 años en prisión, sin contacto con el mundo exterior, como parte de una estrategia del régimen militar para silenciar a los líderes del movimiento guerrillero Tupamaros.
Durante su reclusión entre 1972 y 1985, el exmandatario soportó condiciones extremas que deterioraron su salud física y mental. No tuvo acceso a libros, permaneció aislado por largos periodos y estuvo privado de luz solar. Su historia de resistencia es un capítulo central de la memoria reciente de Uruguay.
¿Por qué José Mujica fue encarcelado por 13 años?
José 'Pepe' Mujica, nacido en Montevideo en 1935, se unió en la década de 1960 al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una agrupación guerrillera urbana que surgió como respuesta a la crisis económica y a la represión institucional. La organización buscaba transformar el sistema político mediante acciones armadas.
Los Tupamaros protagonizaron asaltos, secuestros y operaciones simbólicas que desafiaron al poder establecido. El gobierno uruguayo, que entonces enfrentaba una creciente inestabilidad, consideró al grupo como una amenaza directa a la seguridad del país. Mujica fue arrestado por primera vez en 1970. Escapó, fue recapturado en 1971 y volvió a fugarse. En 1972, fue capturado por tercera vez, y desde entonces permaneció detenido por 13 años, bajo custodia de las fuerzas armadas.
Durante ese tiempo, el régimen militar mantuvo a Mujica y a otros ocho tupamaros como “rehenes”, con la amenaza de ejecutarlos si el movimiento retomaba las armas. Esta medida fue una forma de presión para desactivar la lucha armada, al tiempo que buscaba quebrar la voluntad de sus líderes.
Las condiciones inhumanas en las que vivió Mujica
El largo periodo que José Mujica pasó en prisión estuvo marcado por el aislamiento extremo. Durante años, no tuvo contacto humano regular, acceso a libros ni luz natural. En varias ocasiones fue trasladado entre diferentes unidades militares para evitar cualquier forma de organización o resistencia entre los detenidos.
En un discurso pronunciado en 2020 en el Senado uruguayo, Mujica describió algunos de los tratos que recibió: “Estar seis meses atado con alambre con las manos en la espalda; irme de cuerpo por no poder aguantar en un camión y estar ahí dos días o tres; estar dos años sin que me llevaran a bañarme y tener que bañarme con un frasco, con una taza de agua y un pañuelo”. Estas condiciones afectaron severamente su salud, tanto física como psicológica.
A pesar de la brutalidad del encierro, Mujica sobrevivió y, tras la restauración democrática en 1985, recuperó la libertad junto con otros presos políticos. Su caso se convirtió en un símbolo de resistencia frente al autoritarismo y el abuso de poder en Uruguay.
De la guerrilla al gobierno: el renacer político de Mujica
Tras salir de la cárcel, José Mujica renunció a la vía armada y se sumó al proceso democrático del país. Fue uno de los fundadores del Movimiento de Participación Popular (MPP), integrado al Frente Amplio, una coalición de izquierda que aglutinó a diversos sectores progresistas.
Su carrera política se consolidó rápidamente. En 1994 fue electo diputado, luego senador, y en 2005 fue designado como ministro de Ganadería por el presidente Tabaré Vázquez. En 2010 alcanzó la presidencia de Uruguay, cargo que ocupó hasta 2015. Durante su mandato, se destacó por su estilo sobrio, su discurso en favor del consumo responsable y su política centrada en la equidad social.
En noviembre de 2024, en una entrevista con la agencia EFE, Mujica reflexionó sobre su paso por la cárcel: “La vida ha sido generosa conmigo, me pegó cada mamporro que Dios me libre. Siete años sin libros y en una pieza como esta o más chica. Y salí vivo y llegué a presidente. Qué más puedo esperar”.