Universidad Agraria en riesgo: podría perder su licenciamiento por deficiencias detectadas por Sunedu
Sunedu advierte que la Universidad Nacional Agraria podría perder su licenciamiento por falta de agua en baños, laboratorios en mal estado, ausencia de protocolos de seguridad y sistema contra incendios inoperativo, según denuncian alumnos.
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La Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), una de las instituciones públicas más emblemáticas del país y referente en ciencias, ingeniería ambiental y gestión de recursos naturales, atraviesa hoy una crisis. El nuevo informe de supervisión de Sunedu expone un patrón sostenido de abandono que afecta a más de 10.000 alumnos.
El documento, que motivó que el regulador ordenara medidas provisionales, no solo reseña incumplimientos técnicos, también revela una universidad que presenta infraestructura colapsada, laboratorios inseguros, mantenimiento fragmentado y prioridades cuestionables. Y, quizá lo más grave, evidencia que muchas de estas alertas fueron conocidas por la propia institución desde hace años. La República tuvo acceso al informe que muestra los peligrosos hallazgos y conversó con alumnos que vienen denunciando las mismas falencias sin ser atendidos.
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Sunedu identificó puntos críticos en la seguridad de miles de estudiantes. Foto: informe de Sunedu.
La UNALM no puede garantizar agua
De todos los hallazgos, uno golpea de inmediato por su carácter cotidiano: la UNALM no garantiza agua en todos sus baños. Sunedu encontró servicios higiénicos cerrados por falta de abastecimiento, zonas deportivas cuyos SS.HH. permanecen clausurados, pabellones con presión insuficiente y ambientes donde los estudiantes deben “echar agua con balde” para poder usar un inodoro.
El problema no es nuevo, pero sí estructural. La red interna está deteriorada, las tuberías tienen antigüedad considerable y la infraestructura no ha sido renovada de manera integral pese a los constantes reportes. En la universidad se utiliza el agua de pozo, lo que significa que se tiene que bombear y juntar para que se use durante el día, y es una cantidad limitada.

Los baños cerrarían muy temprano, según informan estudiantes.
Fuentes de la universidad informaron a este medio que la concesionaria encargada del comedor paga su propia agua potable para poder cocinar, y que, en muchas ocasiones, les piden cuando se acaba la del pozo.
Una alumna indicó que la situación a veces es insostenible, pero que lamentablemente muchos ya están acostumbrados: ''Nos cortan el agua, a veces no hay para bajar la palanca. Hay un serio problema, la verdad. Al inicio de ciclo, había papel. Ahora ya no tanto''.
Además, los servicios higiénicos ni siquiera están disponibles en todo horario. ''Más de las 6 o 7 p.m. cierran los baños. Muy temprano. Si te quedas estudiando en la biblioteca hasta las 10 p.m. te tienes que aguantar o ir a buscar al fondo de la universidad'', manifestó otra estudiante.

En la universidad se utiliza el agua de pozo, y no habría agua potable disponible.
Laboratorios: riesgos químicos, biológicos y eléctricos sin control
En la Agraria, la situación en los laboratorios tampoco es mejor. El informe describe protocolos genéricos, inexistencia de análisis de riesgos detallados, ausencia de mapas de evacuación actualizados, rutas bloqueadas con equipos en desuso e, incluso, botiquines con insumos vencidos, como alcohol yodado y pastillas. Sunedu también halló residuos químicos y biológicos almacenados en recipientes improvisados, sin rótulos, sin trazabilidad y sin un sistema de segregación adecuado. El manejo de sustancias peligrosas presenta fallas que podrían desencadenar incidentes graves.
A esto se suma el estado de los equipos. Solo 55% cuenta con mantenimiento actualizado. El resto está inoperativo, desactualizado, parchado o almacenado “a la espera de presupuesto”. Hay instrumentos con cables forrados en cinta aislante, máquinas sin software, equipos de precisión con piezas faltantes, y laboratorios que funcionan parcialmente o dependen de préstamos entre facultades. Un alumno señaló: ''Nos venimos afectando todos los días, porque los laboratorios no son adecuados para el estudio''.

El botiquín tiene medicamentos expirados.
Infraestructura presenta filtraciones desde hace décadas
El deterioro estructural del campus es quizá la evidencia más incómoda para la administración. Sunedu reporta techos con filtraciones persistentes, paredes marcadas por humedad crónica y ambientes afectados por daños acumulados desde el sismo de 2007, cuyo impacto nunca fue corregido de manera integral. Además, la entidad reporta que tras el incendio de 1992, se hicieron reparaciones mínimas, pese a que informes técnicos de la época sugerían intervenciones profundas. Lo que se aplicó fueron soluciones parciales que hoy pasan factura.
En el caso de la Facultad de Ciencias, el regulador documenta filtraciones severas, daños por su antigüedad y hasta columnas cuyo diámetro no cumple con los estándares de la norma técnica.

La infraestructura en la UNALM presenta fallas que ponen en riesgo a los alumnos.
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El sistema contra incendios no está operativo
Uno de los hallazgos más graves es el estado del sistema contra incendios. Sunedu confirmó que la cisterna del sistema ACI está inhabilitada, las tuberías están oxidadas y no existe garantía de operatividad en caso de emergencia. En varios edificios, las luces de emergencia están inoperativas y las rutas de evacuación están mal señalizadas o simplemente bloqueadas.
La imagen es clara: la universidad no cuenta con un sistema funcional para enfrentar un incendio en un campus lleno de químicos, equipos eléctricos y ambientes cerrados. Esta sería la evidencia más contundente de que la gestión de riesgos está lejos de ser prioritaria.

Así lucen los implementos en el laboratorio de la Agraria.
Nuevos edificios en medio de la crisis
Si hay un elemento que une a casi todo lo encontrado, es la gestión fragmentada del mantenimiento. Cada facultad y cada laboratorio administra lo que puede, como puede, sin un sistema centralizado de control, planificación ni inventario completo. No existe un mapa actualizado del estado real de la infraestructura, ni una programación integral de reparaciones o renovaciones.
Esta desorganización genera decisiones que no concuerdan con la urgencia del problema. Por ejemplo, Sunedu señala que la universidad “prioriza obras nuevas” mientras los ambientes más antiguos continúan deteriorándose. El resultado son edificios impecables conviviendo con laboratorios donde estudiantes colocan baldes para controlar filtraciones.
La falta de planificación también se evidencia en el abandono de bienes, ya que hay bicicletas policiales tiradas entre edificios, equipos sin uso guardados en pasillos y mobiliario viejo bloqueando salidas de emergencia.
Estudiantes de la UNALM denuncian las mismas fallas
Sunedu estima que 10.909 estudiantes de pregrado (además de docentes, investigadores y personal administrativo) podrían estar afectados por esta combinación de fallas. La calidad académica, la seguridad en laboratorios, la salubridad básica y la continuidad de las actividades están comprometidas. La Agraria lleva años lidiando con reclamos estudiantiles por infraestructura deficiente, pedidos de renovación y advertencias de docentes sobre riesgos. El informe de Sunedu solo formaliza lo que la comunidad viene denunciando.
Desde la Federación de Estudiantes de la Universidad Agraria (FEUA), afirman que no es la primera vez que estos problemas son reportados. ''La mayoría de cosas de calidad básica que han denunciado, o que han dado en cuenta, son demandas estudiantiles de años, abandonadas. Tanto laboratorio, seguridad, equipos, infraestructura y la falta de agua'', indica un vocero del grupo estudiantil.
Como se recuerda, en abril, los estudiantes tomaron el campus universitario, cerrando puertas, poniendo cadenas y candados en puntos de ingreso. ¿El motivo? Exigir soluciones a los mismos problemas ya mencionados que vienen arrastrándose desde hace años, además de otros adicionales: falta de seguridad por robos y accesos sin control, infraestructura deteriorada y laboratorios “a punto de caerse”, falta de transparencia en el uso del presupuesto, deficiencias en bienestar estudiantil (comedor, agua y saneamiento) y reclamos sobre la gestión deportiva. La protesta paralizó clases y obligó a instalar una mesa de diálogo.
El rector, Américo Guevara Pérez, calificó la toma como una medida “ilegal” y dijo que parte de la responsabilidad también es de los estudiantes, a quienes señaló por descuidos que pueden propiciar inseguridad. Desde ese entonces, se supo que tuvo un problema de salud grave y no ha estado muy presente en el campus. Actualmente, alrededor de 70 docentes acatan la huelga nacional, y una parte del alumnado ha visto sus actividades suspendidas, aunque los profesores contratados continúan dictando clases con normalidad.
Sunedu da plazo a la Agraria, pero no habría presupuesto
De acuerdo con la resolución de Sunedu, la universidad deberá cumplir medidas provisionales estrictas, como reubicar laboratorios de riesgo, asegurar abastecimiento continuo de agua, reparar instalaciones críticas, presentar informes estructurales completos y demostrar, en plazos cortos, que puede garantizar las Condiciones Básicas de Calidad. También se precisa que el Rectorado y la Dirección General de Administración son los órganos encargados de velar por dichas condiciones.
La resolución también detalla plazos de 30, 60 y 120 días para corregir lo señalado. Respecto a la razón por la cual la intervención ocurre ahora, la entidad sostiene que se identificaron ''riesgos serios y actuales'', y que las medidas se dictaron ya porque esperar el final del proceso ''hubiera significado mantener expuesta a la comunidad universitaria''.
El regulador informó además que verificará el cumplimiento mediante supervisión continua y advierte que incumplir estos plazos será considerado un agravante, lo que podría derivar en ''decisiones más severas''. Según alumnos preocupados, ello podría traducirse en el cierre de la universidad, en especial por la falta de agua en los servicios.
Aunque la considera una medida extrema, Sunedu recuerda que el incumplimiento de las condiciones básicas de calidad puede llevar a iniciar procedimientos que impacten la licencia del establecimiento, dado que la UNALM “no estaría manteniendo las condiciones bajo las cuales se le otorgó”. La prioridad, enfatizaron, es evitar acciones que perjudiquen a los estudiantes o interrumpan la continuidad del servicio educativo.
Desde la FEUA también recalcan que un punto clave es el presupuesto. En el Consejo Universitario discutieron que cumplir las medidas de Sunedu “implica dinero que la universidad no tiene”. A esto se suma un recorte previsto de más de S/ 30 millones para el 2026, según el proyecto de ley de presupuesto. El estudiantado afirma que han buscado la justificación del recorte y “no la han encontrado”. Temen que, sin esos fondos, no será posible corregir los riesgos que exige el regulador.
La FEUA también cuestiona la falta de transparencia sobre el manejo del Fondo de Desarrollo Agrario (FDA), que administra los ingresos propios de la universidad: es una “cuenta privada” a la que los estudiantes no tienen acceso y cuya gestión no está clara. Señalan además que el RDR (recursos directamente recaudados) de la UNALM solo asciende a S/ 7 millones, muy por debajo de otras universidades públicas.
Pronunciamiento de la UNALM
A través de un comunicado, la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) alertó que el presupuesto propuesto por el MEF para el 2026 incluye un recorte del 10% respecto al año anterior, lo que impactaría la calidad educativa, la investigación y el cumplimiento de las Condiciones Básicas de Calidad. La institución recordó que recientes supervisiones de la SUNEDU demandan mejoras urgentes en infraestructura y equipamiento, pero consideró ''inviable'' cumplir los plazos establecidos si no reciben los recursos necesarios.
El Consejo Universitario cuestionó que se exijan estándares cada vez más altos mientras se reducen los fondos asignados, lo que limitaría la capacidad de la UNALM para ejecutar proyectos, financiar tesis y fortalecer la formación estudiantil. En ese contexto, la universidad pidió al Ejecutivo y al Congreso garantizar un ''presupuesto adecuado y oportuno'' para garantizar la educación pública.

La Agraria emitió un comunicado este 18 de noviembre.
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