La guerra que Rusia desató contra Ucrania suma más de 30 días y ahora, aparentemente, ha tomado un nuevo curso. El viernes 25 de marzo, el Kremlin sostuvo que ya fueron alcanzados los objetivos principales de su invasión y ahora se concentrarán en “liberar” Donbás.
“En general, las principales tareas de la primera etapa de la operación han sido completadas”, afirmó el jefe de la Dirección de Operaciones del Estado Mayor General ruso, Serguéi Rudskói, citado por la agencia Sputnik.
Durante una sesión informativa, indicó que “el potencial de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania se ha reducido significativamente, lo que permite, lo enfatizo una vez más, concentrar los esfuerzos principales en lograr el objetivo principal: liberar a Donbás”.
Lo que se erige en un cambio de táctica. El 16 de marzo pasado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, declaró que una actuación militar en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk —que él mismo reconoció posteriormente— no sería suficiente.
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“Esto no sería una solución final, no conduciría a la paz y no eliminaría la amenaza para nuestro país, para Rusia. Al contrario, una nueva línea de frente aparecería en torno a Donbás y a lo largo de sus fronteras”, manifestó Putin.
Mapa de la situación en Ucrania al 26 de marzo a las 08.00 GMT. Infografía: AFP
Entonces, ¿por qué este cambio en la llamada “operación militar especial” en Ucrania? Diversos analistas coinciden en la posibilidad de que Rusia entre a una guerra de desgaste, poco beneficiosa para sus intereses.
“Putin había pensado que iba a ganar en tres días. Los soldados rusos llevaban los uniformes que se usan después de ganar”, señaló Katarzyna Stoklosa, profesora en el Centre of Border Region Studies en la Universidad del Sur de Dinamarca, en el programa “A fondo”, de la cadena alemana DW.
Entrevistado por este diario, el analista internacional y antropólogo español Alejandro López afirmó que Rusia “ha fracasado en su estrategia inicial de entrada rápida para realizar negociaciones de rendición tras asediar las principales ciudades del este y así minimizar las víctimas civiles”.
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“Pero ahora Rusia está en una fase de intensificación de los combates y batallas urbanas, como la de Mariúpol, por eso ha cambiado su estrategia hacia una reorganización y será una guerra más larga”, agregó López a La República.
No obstante, el líder de la Casa Blanca, Joe Biden, duda de las intenciones de Rusia. Este sábado 26 de marzo, en su gira por Polonia, en la que habló sobre la guerra en Ucrania, manifestó que “no está seguro” de que hayan modificado sus planes de ataque.
En opinión de Stoklosa, analista política especializada en la situación de Europa del Este, “Putin no ha conseguido lo que quería, Putin quiere más, no le sirve solamente Crimea, Lugansk, Donestk; Putin quiere Mariúpol y Putin quiere Odesa”.
La ciudad portuaria de Mariúpol, sobre el estratégico enclave del mar de Azov, está asediada y bombardeada desde hace semanas. Odesa, otra de las zonas que Rusia ataca con constancia, tiene una población mayoritariamente rusófona.
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Por otro lado, Crimea fue anexionada hace ocho años en un controversial proceso que fue sellado con un mayoritario voto a favor en referendo. Y en el caso de Donestk y Lugansk, Rusia ha expresado su interés en que haya otra consulta sobre su soberanía.
Una política que ha sido rechazada de pleno por el mandatario ucraniano Volodimir Zelenski: “Es hora de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania”, resaltó en un video divulgado la semana pasada en la web presidencial.
“Rusia ha marcado sus objetivos políticos durante las negociaciones de las primeras semanas de guerra en la desmilitarización de Ucrania: su neutralidad en torno a la OTAN, el reconocimiento de la soberanía rusa de Crimea y el reconocimiento de independencia del Donbás. Dado que Ucrania no se está mostrando dispuesta a negociar estos puntos y se abrió a hablar de neutralidad, Rusia podría, según avance la guerra, aumentar sus demandas”, dijo López.
El experto, coordinador del medio digital Descifrando la Guerra, puntualizó que “Rusia está inmersa en un proceso de reorganización militar en Ucrania” y no desechó la posibilidad de que vaya más allá de Donbás, en medio de la guerra de guerrillas ucraniana.
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“La resistencia ucraniana ha destacado por el papel de los grupos nacionalistas y el impulso que el Gobierno les ha dado para evitar negociaciones de rendición locales con Rusia. Por eso, si Rusia quiere tomar esas ciudades, va a apostar por campañas más intensas que hasta ahora, como se está viendo en Járkov, Mariúpol y Chernígov”, comentó.