Tren de López Aliaga no cumplirá los 25 minutos de viaje de Lima a Chosica y podría operar dentro de un año, según expertos
A pesar de la promesa de la Municipalidad de Lima, la normativa peruana y el actual estado de las vías limitan la velocidad, lo que podría convertir el proyecto en una opción ineficaz y riesgosa para los usuarios, según especialistas.
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Lo que debía ser una jornada simbólica para inaugurar una supuesta modernización del transporte ferroviario en Lima terminó convirtiéndose en una muestra clara de improvisación y falta de planificación. Durante la presentación de los trenes Caltrain, que prometen unir Lima y Chosica en solo 25 minutos, uno de los vagones se descarriló. El incidente evidenció el mal estado de las vías y dejó en duda la viabilidad técnica y operativa del proyecto impulsado por la actual gestión de Rafael López Aliaga.
Inauguración de trenes Caltrain encendió las alarmas
El incidente fue captado en un video difundido por medios y redes sociales, donde se aprecia cómo uno de los trenes Caltrain apenas logra cambiar de vía a una velocidad mínima. A pesar de tratarse de un recorrido de prueba, el vehículo presentó dificultades para continuar su trayecto con normalidad, lo que generó preocupación sobre la seguridad del servicio y si realmente es posible alcanzar los tiempos prometidos: un traslado entre Lima y Chosica en tan solo 25 minutos.
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Frente al hecho, la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) aseguró que no se trató de un descarrilamiento, sino de un “pequeño desajuste en la rueda por falta de fluidos”. Sin embargo, el problema parece ir mucho más allá de un ajuste técnico puntual: el estado de las vías férreas, su antigüedad, la falta de mantenimiento y la incompatibilidad tecnológica con los trenes importados han puesto en tela de juicio la viabilidad del proyecto impulsado por la gestión del alcalde López Aliaga.
Vías en mal estado y sin mantenimiento desde hace más de 20 años
Según los ingenieros entrevistados por La Repùblica, las vías por donde se planea operar los trenes Caltrain no han sido utilizadas desde hace más de dos décadas. En ese tiempo, el desgaste natural y el abandono han hecho que muchas se encuentren oxidadas, deformadas o incluso rotas. En varios tramos, las líneas han sido invadidas por construcciones, ocupadas por vehículos o cubiertas por tierra.
En algunos sectores, las vías apenas se distinguen como una delgada línea entre el asfalto, y en otros han sido directamente intervenidas por el crecimiento urbano. Este deterioro representa no solo un riesgo operativo, sino una barrera técnica que impide que los trenes circulen a las velocidades previstas sin poner en riesgo la seguridad de los pasajeros.
El ingeniero civil Erich Andersson, docente de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), explicó que para que el proyecto funcione, se necesita mucho más que poner un tren sobre los rieles. Aseguró que es imprescindible contar con un operador formal del servicio ferroviario, estaciones adecuadas, medidas de seguridad y un entorno que permita la operación continua del sistema.
“Esto no es factible en primera instancia. Se requiere un operador, desarrollo de obras auxiliares como estaciones y, sobre todo, medidas de seguridad. La vía no está segregada, está abierta al espacio público. Así no se puede operar con normalidad”, sostuvo.
Andersson también advirtió que, actualmente, no existe un sistema de gestión de tráfico ferroviario que permita la operación segura del servicio. Esto implica que cualquier eventual funcionamiento estaría expuesto a errores de señalización, interferencias con otros vehículos e incluso riesgos de accidentes.
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Tecnología incompatible con las vías existentes
Uno de los principales inconvenientes es la diferencia tecnológica entre los trenes Caltrain importados y la red ferroviaria limeña. Los vagones adquiridos provienen del sistema ferroviario estadounidense y operan con un sistema de control automático denominado Positive Train Control (Control Positivo), el cual no ha sido implementado en los 30 kilómetros que comprende el recorrido Lima–Chosica.
“Faltan pórticos, señalización, semáforos y un puesto de control de operaciones. No se puede pensar que basta con poner trenes sobre los rieles para que el sistema funcione. Se requiere infraestructura tecnológica de soporte y protocolos de seguridad”, enfatizó Andersson.
Normas peruanas limitan velocidad del tren Caltrain
Incluso si se resolvieran los problemas técnicos y de infraestructura, alcanzar los 25 minutos de recorrido requeriría que los trenes circulen a una velocidad promedio de 120 km/h. Sin embargo, la normativa peruana establece que los trenes de carga deben operar a un máximo de 64 km/h y los de pasajeros hasta 96 km/h. Es decir, para alcanzar los tiempos estimados por la MML sería necesario cambiar el marco legal vigente, precisó el ingeniero.
Aldo Facho Dede, presidente de la Comisión de Urbanismo y Hábitat del Colegio de Arquitectos del Perú, advirtió que incluso si las vías estuvieran en mejor estado, el entorno urbano también limita la eficiencia del servicio. Dado que el tren recorre zonas densamente pobladas, con cruces vehiculares y peatones, no podría operar a gran velocidad sin arriesgar accidentes.
“El tren va despacio porque la estructura ferroviaria no está preparada para este tipo de vehículos. Además, atraviesa zonas urbanas, lo que hace que el recorrido sea lento y poco atractivo para los ciudadanos”, explicó Facho Dede.
Mantenimiento constante: la clave para evitar accidentes
El ingeniero Enrique Sarmiento, docente de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la UNI, coincidió en que el proyecto es técnicamente viable, pero solo si se implementa un plan riguroso de mantenimiento diario o semanal. Advirtió que no basta con una revisión cada cuatro o seis meses, como suele hacerse en otros sistemas menos exigentes.
“Todo sistema funciona bien cuando hay mantenimiento constante. Si se va a transportar personas, el nivel de rigurosidad debe ser mayor. No se puede improvisar con la seguridad”, indicó Sarmiento.
Además, mencionó que las vías ya presentan signos de invasión y obstrucción, especialmente en zonas donde cruzan vehículos de carga. En algunos tramos, la tierra ha cubierto los rieles, lo que complica aún más su uso.
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Tren Lima-Chosica circularían dentro de un año
Para los especialistas consultados, el proyecto Caltrain Lima–Chosica necesita al menos un año (en 2026) de trabajo técnico continuo para que pueda ponerse en marcha con estándares mínimos de seguridad y eficiencia. Esto incluye estudios del terreno, análisis de horarios, implementación de tecnología y desarrollo de estaciones. De no cumplirse estas condiciones, el tren podría terminar siendo un sistema costoso, ineficiente y riesgoso.
"Esto debe estar listo alrededor de 1 año en promedio para transitar de manera segura y sobre todo si se espera que transite en tiempos de 25 a 30 minutos, que son velocidades muy altas", mencionó Erich Andersson.
Lo que parecía ser una solución innovadora y rápida al problema del transporte en Lima se ha convertido, al menos por ahora, en una promesa apresurada con una ejecución técnica deficiente. Mientras tanto, los limeños siguen esperando alternativas reales y seguras para movilizarse en una ciudad colapsada por el tráfico y la falta de planificación urbana.
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