Santa Rosa, la frontera olvidada del Perú que depende de países vecinos para subsistir
Expertos advierten que se necesita un plan integral para revertir esta situación en la isla Santa Rosa, destacando la importancia de garantizar servicios básicos como agua, salud y educación en este punto fronterizo.
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En medio de las tensiones diplomáticas entre Perú y Colombia por las declaraciones del presidente de este último país, Gustavo Petro, acusando al Estado peruano de "copar" territorio vecino, ha saltado a los ojos de todos, una vez más, el abandono estatal que presenta el ahora distrito Santa Rosa de Loreto. La República habló con cuatro especialistas, quienes concidieron que el lugar enfrenta un abandono histórico por parte del Gobierno, lo que ha dejado a sus habitantes en una situación de alta dependencia de Brasil y Colombia para acceder a alimentos, servicios de salud y trámites básicos.
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La falta de infraestructura, conectividad y presencia institucional no solo limita el desarrollo de la población, sino que también representa un riesgo para la soberanía nacional, al permitir que el vacío estatal sea cubierto por países vecinos. Todos advierten que revertir esta situación requiere un plan integral que articule a diversos sectores para garantizar la integración efectiva de Santa Rosa al territorio peruano.
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Iván Yovera, exalcalde del centro poblado Santa Rosa, hoy distrito
Nosotros esperamos que con la llegada de la presidenta, y más aún por la coyuntura que viene pasando, pues al igual que todas las fronteras de nuestro país, se le dé la importancia necesaria al caso. Dado que no solo es Santa Rosa si no es toda la jurisdicción que conforman sus comunidades en nuestro distrito. Usted sabe que sin agua y luz no hay desarrollo, no hay crecimiento. A partir de que llegamos gestionar y logramos conseguir la energía a veinticuatro horas, Santa Rosa empezó a desarrollarse. Tanto así que ni siquiera la capital del distrito que es Yavaritía, a la cual pertenecíamos, tiene hasta ahora las veinticuatro horas de luz. Entonces, nosotros, con las veinticuatro horas de energía, Santa Rosa ha ido creciendo en tema de hospedajes, restaurantes, comercios, entre otras cosas. Imagínense que Santa Rosa cuenta con un hospedaje de cuatro estrellas, antes no teníamos esto.
Entonces, los servicios básicos son fundamentales. No es posible o no es justo. No lo veo, no lo considero justo, yo que estemos en medio del río Amazonas, que vivamos rodeados de agua y no contemos con ese servicio básico. Es terrible. Tenemos en Santa Rosa una planta de agua, de tratamiento, pero que es deficiente, no abastece a la población. Entonces, imagínate las demás comunidades en ese déficit hídrico que hubo el año pasado, las autoridades, las comunidades y la misma población acudían a mi despacho para pedirme auxilio prácticamente. ¿Por qué? Porque no había agua, se había secado su fuente de ellos. Tenían que cargar cerca de una o dos horas en baldes para que puedan abastecerse de agua.
Nuestro centro de salud debería ser implementado. Hay un proyecto que está ya en marcha desde hace más de cinco a ocho años que es el tema del nuevo centro de salud, pero que deberíamos tener una categoría. Nosotros somos de categoría 1-3, IPRES 1-3. Debemos ser de categoría. Yo quisiera pedirle a la presidenta que se haga a través del Ministerio de Salud un convenio, si hay posibilidades, que si no se puede hacer un hospital aquí con los especialistas correspondientes, que se haga un convenio con Brasil. Porque Brasil siempre nos ha atendido gratuitamente. Allá se pueden hacer cesáreas, se pueden hacer algunas atenciones de mayor nivel que en Santa Rosa. Entonces es un centro de salud, tiene esa categoría. Entonces sería muy magnífico. Si no podemos encontrar un hospital de primer nivel, pues que sea un convenio con Brasil hasta que se establezca en algún momento este hospital.
También tenemos que brindar el soporte y la ayuda y asesoramiento técnico a nuestros agricultores. Acá nosotros producimos arroz, producimos yuca, maíz, plátanos, hortalizas. Entonces necesitamos ese soporte, no solo del gobierno central, sino de nuestro gobierno regional. Somos un puerto principal, entonces deberíamos tener nuestro muelle, nuestro embarcadero, un buen servicio. El CENAF, el Centro de Control de Atención Fronterizo, que lo tiene, pues las aduanas y la Cancillería hace buenos años, tiene un presupuesto casi de setenta millones de soles y hasta ahora no se ha avanzado. Ya se han gastado como quince millones solo en estudios técnicos, eso no es posible. Eso se debería implementar, no solo es para Santa Rosa, son dos CENAF, es para Santa Rosa y para Iñapari en la frontera con Brasil.
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Me alegra bastante que el Ministerio de Educación ya ha implementado una sala de cómputo con computadoras de alta tecnología. Me da gusto porque los niños van a poder desarrollar sus temas. Ahora es necesario que el colegio actual se amplíe en nuevas aulas porque ya la población estudiantil ha sobrepasado la capacidad del colegio. Son más de 550 alumnos y ya la capacidad no da este colegio. Sería muy importante también dotar de hidroambulancias para nuestras fuerzas armadas. También la donación de drones para que hagan un control de nuestras fronteras no solo el tema por lo que está pasando, sino un control para nuestra seguridad.
Sería muy necesario reactivar los vuelos cívicos del grupo 42 de la fuerza aérea. Antes teníamos esos vuelos, ahora no lo tenemos. Imagínese un ferry para Santa Rosa, son 15 a 20 horas. También con un hidroavión podemos viajar, pues más rápido, dado la dinámica comercial y turística que existe en la localidad.
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Ricardo Valdez, exviceministro del interior
En primer lugar, lo que uno puede constatar es que para los colombianos de Leticia, Santa Rosa es peruana. Y para los ciudadanos peruanos de Santa Rosa, Leticia, que está al frente, a muy pocos metros, en realidad, es la ciudad colombiana. Tabatinga, Leticia y Santa Rosa siempre han funcionado como una gran hermandad. Y hay festivales en conjunto, y hay reconocimiento, cada cual sabe quién es quién, y no se le ve problemas. La gente de Leticia pasa a comer y a beber a Santa Rosa, la gente de Santa Rosa pasa a atenderse a Leticia. Siempre se han llevado las cosas con absoluta normalidad.
En los últimos 30 años no ha habido grandes roces. ¿Por qué? Porque tenemos las mismas carencias y los mismos problemas. Es decir, si bien Leticia es una ciudad desarrollada, con edificios, buen transporte, con servicios de toda naturaleza, Santa Rosa es una isla olvidada, deteriorada, de una sola calle, con un puesto policial venido a menos, con una posta de salud con grandes carencias, con una oficina de migraciones que abre tarde, mal y nunca, y es como les digo. Con un puerto que no tiene infraestructuras, no tiene muchos servicios. En realidad, Caballo Cocha está distante, es, diríamos, la ciudad mejor equipada, cercana a la frontera con Leticia.
Aún así, Santa Rosa es el punto de entrada del Perú. Y en principio, a partir de ahí, las oficinas del Estado que controlan el aspecto migratorio, deberían estar, obviamente, mejor equipadas. Por otro lado, hay también, digamos, que esto debe ser una frontera viva, y lo es, pero la presencia del Estado es muy, muy limitada. Ahí nosotros, como organización que trabaja en Loreto, como CHS alternativo, yo me he reunido muchas veces con mi contraparte en Colombia y en Tabatinga, y tenemos los mismos problemas de explotación sexual, de explotación de niños, niñas y adolescentes. Manejamos las mismas economías criminales. El Comando Vermelo Brasilero está más presente en la provincia Vaticana de Castilla de lo que aún no se le puede ocurrir.
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Los remanentes de la FARC siguen manejando el río Putumayo, y por lo tanto siguen manteniendo contacto con un río, río arriba, río abajo, mejor dicho, con la zona de Leticia. Tenemos minería, tenemos narcotráfico, tenemos explotación sexual, tenemos tala, negocio de madera ilícita, y el Estado no tiene control sobre lo que pasa en el lugar. No tiene. La isla tiene una problemática, tiene una estructura deficiente que habría que reforzarla. Habría que reforzar la escuela, el puesto policial, el puesto migratorio, el puesto de salud, generarle un mejor puerto, una mejor zona para que puedan manejarse un comercio mucho más eficiente, tanto del lado de la isla hacia Leticia, como del lado de la isla hacia el lado peruano que es mucho más profundo y donde transcurren con mayor comodidad las embarcaciones.
En la medida de lo posible retomarse también la presencia de vuelos que antes existían y ahora ya no teníamos una zona de aterrizaje. Había vuelos de Loreto hacia Leticia, ya no existen vuelos y con lo cual eso está afectando también el poder llegar a Santa Rosa con mayor comodidad porque Santa Rosa no tiene posibilidad de tener una pista de aterrizaje grande. Solamente a nivel de hidroaviones se puede manejar ahí. Pero antes existían vuelos de Perú hacia Colombia, hacia Leticia y eso también debía retomarse. Porque eso creo que permitiría una mejor y mayor integración entre ambos países. Pero sin duda, si no hay inversión, entonces vamos a seguir teniendo los problemas.
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Mariana Linares, socióloga del Centro Patria - Estudios de la Realidad Peruana
Es fundamental reconocer la soberanía del pueblo Huitoto y de los demás pueblos originarios sobre el denominado “triángulo fronterizo” entre Colombia, Perú y Brasil. Esta zona presenta características geográficas complejas: sus límites, definidos principalmente por elementos naturales, son cambiantes debido a las dinámicas del río Amazonas. Un ejemplo claro es la Isla de Chinería, que en determinadas épocas se divide y, en otras, vuelve a unirse. Esta condición ha dado lugar a interpretaciones territoriales que buscan atribuir parte de dicho territorio, bajo el nombre de “Isla Santa Rosa”, a la jurisdicción colombiana.
El Ordenamiento Territorial debería priorizar la creación de un fondo común triestatal, orientado a cubrir las necesidades de las comunidades transfronterizas y a fortalecer la cooperación policial y judicial. Asimismo, sería indispensable implementar un Plan de Gestión Social con monitoreo ambiental, enfocado en combatir problemáticas estructurales como la tala ilegal, el narcotráfico, la minería ilegal y la trata de mujeres, niñas y niños, víctimas de explotación sexual y trabajo forzado.
Se trata de un territorio socializado marcado por una economía predominantemente extractivista y por un alto grado de conflictividad social, donde la ausencia del Estado ha permitido que la economía informal e ilegal ocupen los vacíos institucionales, generando organizaciones paralelas que terminan ejerciendo funciones de gobierno de facto. En este contexto, los discursos nacionalistas resultan vacíos cuando, en la práctica, se han cedido espacios territoriales a través de negociaciones diplomáticas que responden más a intereses particulares que al bienestar de la población; como ejemplo, el caso de 1998, cuando el gobierno de Alberto Fujimori cedió un kilómetro cuadrado en la zona de Tiwintza al Ecuador.
La prioridad en estas áreas debe ser la atención a la población, que enfrenta una carencia crónica de servicios básicos y niveles de pobreza extrema. Una posible solución sería implementar una zonificación ecológica y económica resaltado el enfoque participativo e intercultural, en la que los habitantes puedan evaluar y expresar su grado de pertenencia cultural mediante procesos de consulta como el plebiscito, fortaleciendo su autonomía y capacidad de decidir sobre su propio desarrollo.
Resulta preocupante que los gobiernos de turno, tanto el de Dina Boluarte en Perú como el de Gustavo Petro en Colombia, estén instrumentalizando este conflicto fronterizo como un aparato de control social mediático para desviar la atención de sus respectivas crisis políticas internas.
Johnattan Rupire, sociólogo y docente de la UNMSM
La verdad es que falta absolutamente todo. Si lo ves comparado con Iquitos, que es la ciudad más cercana, que está bastante lejos, a un día más o menos, falta absolutamente todo. Si puedes ver las fotos o los videos que te mandé, vas a ver que el centro de salud, por ejemplo, es pequeño, bueno, responde seguramente a la cantidad de población que hay, pero para ser un puesto de frontera en la triple frontera, pues evidentemente la principal carencia del Estado es existir como Estado, no hay Estado.
Y la realidad es mucho más triste cuando la puedes comparar con los otros dos lugares, el de Colombia y el de Brasil, Leticia y Tabatinga. Tenemos lo que el Perú ha sido en los últimos 30 años. Es un efecto real de lo que ha significado primero el gobierno de Alberto Fujimori, la implementación del neoliberalismo en el país y esta idea de reducir el Estado a su mínima expresión. Justamente esa es una de las situaciones que estamos viviendo ahora mismo en muchos sitios del país, pero en los lugares de frontera es donde es todavía más evidente. Por ejemplo, comparable a cómo se vive en Purús, que es el otro extremo de la región Ucayali. También allí un lugar que depende muchísimo del comercio de Brasil, porque del lado peruano no existen muchas facilidades que requieren las personas. Y que cualquier Estado estaría obligado a darle a sus ciudadanos.
Eso sería parte del diagnóstico, que estamos sumergidos en esta idea de que el Estado debe ser reducido a la mínima expresión y no debería tener la capacidad o incluso el tamaño, porque evidentemente hay una cantidad de funcionarios que están faltando, en los lados de frontera especialmente. No puede haber algo que se pueda resolver institucionalmente a corto plazo.
Eso no va a pasar mágicamente, no va a pasar en ninguna frontera y no va a pasar en Santa Rosa. Estamos próximos a unas elecciones nuevamente, enmarcadas siempre en este contexto de crisis y de ideas como esa de que hay que reducir el Estado, que va a significar mucho. Dependerá cómo participemos en estas elecciones para que esta idea de que el Estado debe ser mínimo pues no continúe como ha venido siendo en el país. Lo que nos toca hacer es una serie de transformaciones que van a tomar tiempo. No es algo, me parece, inmediato que se pueda plantear.
Ahora, si en este gobierno hubiera algún tipo de voluntad por hacer algo allí en Santa Rosa, pues la valla está bastante alta en comparación con lo que se encuentra en Leticia y en Tabatinga. Propuestas de todo tipo, universidades, por ejemplo. Es que son realidades totalmente diferentes, total, absolutamente, diametralmente distintas.Es vergonzoso. La situación allí es realmente vergonzosa.
Si tú tienes la oportunidad en algún momento de dar un paseo por estos tres sitios, tres lugares reunidos en esa triple frontera, te vas a dar cuenta que es una cosa absurda. Luego cada lugar tiene obviamente sus particularidades, también sus problemas o cosas que necesitan trabajo, pero en el lado de Perú definitivamente se concentra la necesidad de la presencia de un estado que, en comparación a los otros dos, pues es inexistente casi.
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Ahora, También hay otra cosa aquí en esto de cómo se podría revertir esta situación en una zona tan estratégica como la frontera amazónica. Aquí también hay un problema importantísimo, porque en estas fronteras ya hay gente. Viven pueblos hace muchísimo tiempo y es su territorio en realidad. Ellos son quienes lo conocen, quienes lo dominan en buena medida. Entonces, cuando se establecen en varios casos políticas para hacer fuertes las fronteras, Lo que se hace no es fortalecer a los pueblos que ya están allí, sino crear asentamientos. Con gente más occidentalizada en el país, con colonos, migrantes, Gente que se lleva de las ciudades o de los centros económicamente más influyentes en la región. Hacia ese lugar. Y se desplaza la población local, a su cultura, al tipo de gestión del territorio, que ellos tienen, etc. Entonces… También puede significar eso un problema en las fronteras.
Por ejemplo, volviendo al tema de la Triple frontera, Este lugar es un territorio tradicional, ticuna y también de otros pueblos amazónicos en esta parte, pero es principalmente territorio tradicional, ancestral, ticuna. Y los ticuna… Son discriminados en los tres territorios. También es otra cosa que es interesante analizar cuando se proponen o cuando uno trata de imaginarse. Una forma en la que, efectivamente, se pueda tener una frontera activa. Pero quizá la clave está allí, en esto de acercarse.
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Primero, reconocer como ciudadanos a los pueblos que ya están en esos lugares. Reconocerles como ciudadanos significa alcanzarles los servicios que el Estado está obligado a alcanzar en estos lugares. Y hacerlo con la mayor de las diligencias y calidades, atendiendo a que justamente están en una zona de frontera. Pero lo que pasa ahora es totalmente al revés. Ni siquiera se les reconoce como ciudadanos. Y esto se puede decir, porque no se les alcanzan los derechos que les corresponden a los ciudadanos y que es obligación del Estado en ser satisfechos.
Allí, por ejemplo, Ya tú puedes notar que hay un no reconocimiento de la ciudadanía de estas personas. De hecho, lo que está sucediendo ahora… Corresponde a una estrategia política mediática, exterior. Es una cosa que empieza en Colombia. Desde allá es que se pone sobre la mesa la discusión de la situación de la Triple frontera. No es el Perú quien, preocupado por la situación de su población en Santa Rosa, se haya propuesto a debatir públicamente sobre esta cuestión. No. Estamos atendiendo a esa realidad que ha estado siempre allí porque un presidente extranjero la ha puesto sobre la mesa, no nuestro propio gobierno. Esa es la situación.




























