Rusia justifica ataque contra Kiev ante crítica europea y asegura que sus objetivos fueron instalaciones militares
Rusia defendió el ataque como estratégico, mientras el Reino Unido responsabilizó a Putin por las víctimas y condenó el ataque a civiles.
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Los ataques rusos a Kiev en la madrugada del jueves dejaron una huella devastadora en la capital ucraniana. Numerosos edificios fueron destruidos, y la cifra de víctimas refleja uno de los episodios más violentos desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. Según las autoridades ucranianas, en pocas horas fueron lanzados casi 600 drones y 31 misiles, de los cuales la defensa aérea logró derribar al menos 560 aparatos y 26 cohetes.
La ofensiva también alcanzó instalaciones de gran relevancia internacional, como la sede de la Unión Europea y el edificio del British Council. "Esta es la verdadera respuesta de Moscú a los esfuerzos de paz", afirmó Katarina Mathernova, embajadora de los Veintisiete en Ucrania, al confirmar que todo el personal de la delegación se encontraba ileso. Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó lo ocurrido como "otro sombrío recordatorio de lo que está en juego" y subrayó que la UE endurecerá el régimen de sanciones contra Moscú mediante un nuevo paquete, el decimonoveno.
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¿Cómo justificó el Kremlin los bombardeos y qué respondió la Unión Europea y el Reino Unido?
El Kremlin defendió el ataque masivo contra Kiev al asegurar que formaba parte de la "operación militar especial" y que estuvo dirigido exclusivamente a objetivos militares. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, afirmó que "las Fuerzas Armadas rusas están cumpliendo con sus tareas. Como se ha mencionado, siguen atacando instalaciones militares y paramilitares. Los ataques están siendo efectivos, los objetivos han sido destruidos y la operación militar especial sigue adelante". Con estas palabras, Moscú trató de presentar la ofensiva como una acción estratégica y no como un ataque indiscriminado contra civiles.
Peskov también destacó que, a pesar de la magnitud de los bombardeos, Rusia "mantiene su interés en continuar con el proceso de negociación para alcanzar los objetivos propuestos por medios políticos y diplomáticos". El Ministerio de Defensa ruso respaldó esta postura, asegurando que el ataque fue combinado, utilizando armas de precisión, incluidos drones y misiles hipersónicos Kinzhal, dirigidos a fábricas del complejo militar-industrial y bases aéreas ucranianas. Según Moscú, "todos los objetivos designados fueron destruidos".
Respuesta de la Unión Europea y el Reino Unido
La reacción desde Bruselas fue inmediata. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, exigió a Moscú que detuviera sus ataques: "Rusia debe cesar inmediatamente sus ataques indiscriminados contra infraestructuras civiles y unirse a las negociaciones para lograr una paz justa y duradera". También calificó lo sucedido como "otro sombrío recordatorio de lo que está en juego" y anunció que la UE impondría un nuevo paquete de sanciones, el decimonoveno desde el inicio de la invasión. La delegación europea en Kiev informó que los misiles impactaron a solo 50 metros de su sede, aunque el personal permaneció ileso.
El Reino Unido también condenó de manera enérgica la ofensiva. El primer ministro, Keir Starmer, responsabilizó directamente al presidente ruso, afirmando: "Putin está matando a niños y civiles y saboteando las esperanzas de paz". Londres convocó al embajador ruso para exigir explicaciones, mientras que la embajadora de la UE en Ucrania, Katarina Mathernova, advirtió desde Kiev: "Esta es la verdadera respuesta de Moscú a los esfuerzos de paz".
Ataque a Kiev: una nueva muestra de la brutalidad rusa
El ataque masivo ruso a Kiev causó graves daños en varios distritos, incluidos Darnytskyi, donde un misil derrumbó un edificio de cinco pisos; Shevchenkivskyi y Solomyanskyi, donde se registraron incendios en viviendas y un jardín de infantes; y Sviatoshynskyi, donde un dron fue derribado en un edificio residencial. Además, en la región de Vinnytsia, un “ataque enemigo masivo” dejó cortes de electricidad e interrumpió el transporte ferroviario. El saldo humano fue trágico, con al menos 18 muertos y cerca de 50 heridos, incluidos varios menores. Entre las víctimas mortales se encontraban niños de 2, 14 y 17 años, según el ministro del Interior de Ucrania, Igor Klimenko.
El ataque también dejó importantes daños materiales. Dos misiles impactaron cerca de la sede de la delegación de la Unión Europea en Kiev, causando destrozos en las oficinas, aunque sin víctimas entre el personal. El edificio del British Council también sufrió daños. Bruselas y Londres condenaron enérgicamente el ataque, calificándolo de una tragedia humanitaria y un desafío directo a las instituciones internacionales presentes en Ucrania, las cuales siguen siendo blanco de la agresión rusa.


























