La base militar donde Trump y Putin se reunirán por la guerra de Ucrania fue usada para enfrentarse a Rusia en la Guerra Fría
Trump y Putin se reunirán por segunda vez en 4 años en la base Elmendorf-Richardson para hablar de la guerra sin Zelenski.
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Este viernes, Donald Trump y Vladímir Putin se encontrarán en un escenario cargado de simbolismo geopolítico: la base militar conjunta Elmendorf-Richardson, ubicada a las afueras de Anchorage, en Alaska. Un lugar que durante la Guerra Fría fue decisivo para vigilar y contrarrestar la influencia militar de la Unión Soviética.
El encuentro, confirmado por la Casa Blanca, se desarrollará sin la presencia de Ucrania ni de líderes europeos, lo que ha encendido las alarmas en Kiev y en Bruselas. Funcionarios temen que la reunión derive en concesiones a favor del Kremlin, mientras que se asegura que el objetivo es explorar una salida diplomática que ponga fin a la guerra.
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Una base militar con legado estratégico
La Elmendorf-Richardson fue creada en 2010 mediante la fusión de la Base Aérea Elmendorf y el Fuerte Richardson del Ejército. Durante décadas, sus radares y aeronaves de defensa controlaron el Ártico para detectar cualquier incursión soviética o lanzamiento nuclear. Fue conocida como “La Cobertura Superior de América del Norte”, un título que refleja su papel en la seguridad continental.
Hoy en día, esta base alberga más de 5.500 efectivos entre militares y personal civil, y es sede de unidades como el Ala 673, el Comando de Alaska y la 11ª División Aerotransportada. Entre su flota destaca el F-22 Raptor, un caza furtivo capaz de interceptar aeronaves rusas que con frecuencia se acercan al espacio aéreo estadounidense.
Aunque en un inicio Washington buscó evitar la imagen de Putin en territorio militar estadounidense, la ubicación fue elegida por razones logísticas y de seguridad: era el único lugar que cumplía con los estrictos requisitos para una cumbre de alto nivel organizada con tan poca antelación.
La preocupación en Ucrania y Europa aumenta
La exclusión de Kiev y de líderes de la Unión Europea de la cumbre de Alaska ha generado inquietud. El presidente Volodímir Zelensky ha reiterado que no aceptará la anexión de las cuatro regiones reclamadas por Rusia como condición para la paz.
El presidente francés Emmanuel Macron afirmó que Trump fue “muy claro” al manifestar su intención de lograr un alto el fuego en el encuentro. Sin embargo, diplomáticos europeos temen que el expresidente estadounidense esté dispuesto a considerar intercambios territoriales, una propuesta que encajaría con la estrategia de negociación de Moscú.
En Kiev, algunos recuerdan con recelo la cumbre de Helsinki de 2018, cuando Trump respaldó públicamente la postura rusa sobre la injerencia en las elecciones de Estados Unidos, desatando una fuerte polémica.
Una reunión privada con alta expectativa política
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que Trump y Putin se verán a solas, acompañados únicamente por sus intérpretes, al igual que ocurrió en Helsinki. “El objetivo de esta reunión para el presidente es que comprenda mejor cómo podemos poner fin a esta guerra”, señaló Leavitt.
Será el primer cara a cara entre ambos líderes desde el G20 de Osaka en junio de 2019, pero con un contexto radicalmente distinto: una guerra activa en Europa del Este, un frente militar congelado y crecientes presiones internacionales para negociar. Lo que en los años de la Guerra Fría fue un puesto de defensa contra la URSS, hoy se convierte en el escenario donde Estados Unidos y Rusia discuten el futuro de Ucrania.

























