Belén, cuna de Jesucristo, vuelve a celebrar la Navidad tras dos años ensombrecidos por la guerra en Gaza
El alcalde de Belén, Maher Nicola Canawati, destaca que estas celebraciones buscan reavivar la esperanza y fortalecer la resiliencia de la comunidad tras años de conflicto en Medio Oriente.
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Por primera vez desde que el estallido de la guerra en Gaza en 2023, Belén volvió a celebrar la Navidad. La imagen del enorme árbol iluminado en la plaza del Pesebre, justo frente a la basílica que protege la Gruta de la Natividad, volvió a brillar, mientras que, al ritmo de los tambores y bajo un cielo resplandeciente, un grupo de jóvenes palestinos desfiló por las calles de la ciudad este miércoles.
Otro grupo participó en el tradicional desfile del grupo scout salesiano, recorriendo la estrecha calle de la Estrella de Belén. "Se siente que la Navidad llegó de verdad ", expresó Milagros Anstas, de 17 años, con su uniforme azul y amarillo. "Es un día lleno de felicidad, porque antes no podíamos celebrar debido a la guerra", agregó.
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Por otra parte, el alcalde de Belén, Maher Nicola Canawati, comentó, en una entrevista en el Ayuntamiento que después de dos años de silencio, "hemos decidido reavivar la esperanza y el espíritu navideño para fortalecer la resiliencia de la gente. Mucha gente perdió la esperanza y, cuando eso sucede, es el fin”.
Una ciudad marcada por la ausencia de turistas
Belén depende casi por completo del turismo religioso. El 85% de las familias de la ciudad vive directamente de los visitantes que cada año llegan para conocer el lugar donde, según la tradición cristiana, nació Jesús. Sin embargo, desde octubre de 2023, la extrema violencia ha dejado a la ciudad vacía.
Los hoteles cerrados, las tiendas de recuerdos sin clientes y los restaurantes vacíos se han convertido en una imagen habitual. La falta de peregrinos no solo ha afectado al sector turístico, sino que ha repercutido en toda la economía local, golpeando a taxistas, guías turísticos, artesanos y pequeños comerciantes. El desempleo ha aumentado drásticamente, pasando del 14% al 65% en solo dos años, según datos del municipio.
A diferencia de otras ciudades de Cisjordania, Belén no tiene una base industrial ni agrícola que pueda mitigar la crisis. Además, la suspensión de permisos de trabajo en Israel y los retrasos en el pago de salarios a los empleados públicos palestinos, debido a la retención de impuestos por parte del Gobierno israelí, han empeorado aún más la situación.
El árbol, el elemento más visible de las celebraciones
El encendido del árbol de Navidad, de 15 metros de altura, ha sido el acto más destacado en el regreso de las celebraciones. En la plaza, aunque con cautela, empiezan a aparecer turistas extranjeros tomándose fotos, mientras un Papá Noel agita una campana, bajo la mirada curiosa de los locales.
No hay un ambiente de euforia. Predomina una mezcla de agotamiento, precaución y el deseo de seguir adelante. Muchos aún enfrentan dificultades tras haber perdido sus hogares y a sus seres queridos. "No celebramos porque todo esté bien", reconoce el alcalde Canawati. "Celebramos porque necesitamos seguir adelante".
El patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, llegó a Belén antes de presidir la tradicional misa de Nochebuena en la Iglesia de la Natividad, que fue construida en el siglo IV. Antes de su llegada a Belén, el alto prelado visitó la devastada Gaza durante el fin de semana.
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Un frágil alto al fuego
La decisión del regreso de las celebraciones navideñas en Belén está basada en la esperanza que trae el alto el fuego en la Franja de Gaza, que comenzó en octubre. Sin embargo, el ejército israelí sigue causando muertes, con un promedio de cinco personas por día en esa zona.
La violencia de los colonos, las operaciones militares y la expansión de los asentamientos judíos continúan intensificándose en Cisjordania, región a la que pertenece Belén y que ha estado bajo ocupación militar israelí durante décadas. Las conversaciones entre los vecinos reflejan una mezcla de agotamiento, la necesidad de superar la situación y una profunda crisis económica.
Para las autoridades locales y los líderes religiosos, la reactivación de las celebraciones navideñas no es un acto de olvido, sino una forma de resistencia. “El sufrimiento palestino no empezó en 2023”, recuerda el alcalde. “Pero si no damos a la gente una razón para creer en el futuro, no podremos seguir”.






















