No hay nada más delicioso que comer hasta la última porción de un pollo a la brasa junto a sus papas fritas, pero ¿qué tan bien caerá a nuestro organismo si exageramos el consumo de este icónico plato?
El licenciado Iván Gómez Sánchez Prieto, experto en los valores nutricionales de los alimentos, nos comparte las razones por las que deberíamos tener una alimentación saludable para evitar problemas con la salud.
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Cuando hablamos de pollo a la brasa, hablamos de nutrición en riesgo. “Solo un cuarto de pollo y papas fritas tendría alrededor de 500 a 600 calorías”, cuenta el nutriólogo Iván Gómez, quien añade que “más las cremas -por el aceite que contiene esta- estaríamos consumiendo 150 calorías más”.
“La pierna es la parte del pollo a la brasa que contiene más grasa”, cuenta el especialista. Además, asegura que “una persona con un ritmo de vida oficinista no debería consumir más de 2200 calorías por día”.
Si un hombre tiene mayor actividad “debería consumir 2600 calorías”. Y una mujer debería consumir “300 calorías menos”. Este contraste se debe a que “la mujer tiene mayor proporción de grasa y el hombre mayor proporción de músculo”.
“Si uno come más calorías de las que necesita se va a ganar peso extra, lo cual, nos abriría la puerta a la obesidad”, apunta. En los hombres, ese estado corporal, los condiciona a “sufrir problemas diabéticos, cardiovasculares y articulares”. Mientras que la mujer, aparte de estos males, padecería “enfermedades en el útero”.
La fórmula culinaria para combatir al exceso de calorías, según el nutriólogo, es partir al plato en porciones.
“El plato hay que dividirlo en cuatro. Un cuarto de plato es para los carbohidratos como papas y arroz, mientras que el otro cuarto debe tener una porción de proteínas como pollo, huevo, carne, pescado, cuy, entre otros. Y la mitad restante debe tener ensaladas”.