Altos funcionarios estadounidenses expresaron el domingo 1 de junio que una conversación entre los mandatarios Donald Trump y Xi Jinping podrían aliviar la guerra comercial que existe actualmente entre China y Estados Unidos. Mediante una entrevista con el canal CBS, el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent afirmó: "China está reteniendo productos esenciales para la cadena de suministro de India y Europa, y eso no es lo que hace un socio comercial fiable".
Asimismo, se mostró entusiasta en un encuentro entre ambos gobiernos que se realizaría "muy pronto". "Confío en que cuando el presidente Trump y el presidente del Partido Comunista, Xi Jinping, se comuniquen, esto se pueda resolver". agregó. Cabe resaltar que Trump reactivó las tensiones comerciales al acusar a Beijing de incumplir los compromisos del pacto que negociaron el 12 de mayo en Ginebra.
Las tensiones comerciales entre China y EE. UU. se originan en prácticas que Washington considera desleales, como subsidios estatales, barreras comerciales y robo de propiedad intelectual. Desde 2018, bajo la administración de Trump, se impusieron aranceles a cientos de productos chinos por valor de más de 360.000 millones de dólares, a lo que Beijing respondió con medidas similares.
Estas acciones dieron inicio a un enfrentamiento que afectó el comercio internacional y la inversión extranjera directa. Además, existe una fuerte competencia en sectores estratégicos como tecnología y semiconductores. EE. UU. restringió el acceso de empresas chinas a productos. La disputa se intensifica con tensiones geopolíticas sobre Taiwán y el control del mar de China Meridional.
En declaraciones a la cadena CNBC, el representante de Comercio de Estados Unidos, Jamieson Greer, acusó a China de "enlentecer y ahogar" el acceso a minerales críticos. Por su parte, Trump publicó en su red Truth Social que "China, quizás no sorprendentemente para algunos, HA VIOLADO TOTALMENTE SU ACUERDO CON NOSOTROS", en mayúsculas y sin ofrecer mayores detalles.
Según el Wall Street Journal, la situación se produjo porque Beijing se retrasó en la aprobación de licencias de exportación para tierras raras y otros elementos necesarios para la fabricación de automóviles y chips. Ante ello, el asesor de Trump, Stephen Miller, aseveró que, como China incumple sus obligaciones, "Estados Unidos tiene a su disposición todo tipo de medidas para garantizar su cumplimiento en el futuro".
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, afirmó: "China ha expresado en repetidas ocasiones su posición sobre el asunto de los aranceles. No hay ganadores en una guerra arancelaria o comercial". Esta declaración se dio luego de que el Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. ordenara suspender los aranceles del 30% aplicados a China.
También los gravámenes del 25% a ciertos productos de México y Canadá, y los aranceles globales del 10%. La Casa Blanca anunció que apelará la decisión, al considerar que los aranceles son necesarios ante los déficits comerciales que, según el viceportavoz presidencial Kush Desai, provocaron "una emergencia nacional que ha diezmado a las comunidades estadounidenses".

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