Al menos cuatro personas murieron este miércoles, a manos de un tirador que también perdió la vida, en el campus de un hospital St. Francis de Tulsa, Oklahoma, informó la policía, en momentos en que Estados Unidos lidia con el duelo y la rabia que dejó otro tiroteo en una escuela de Texas hace poco más de una semana.
“Tenemos cuatro civiles que están muertos y tenemos un tirador que está muerto”, dijo Eric Dalgleish, vicedirector de la Policía local, a los medios.
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Dalgleish especificó que las primeras investigaciones apuntan a que el agresor se disparó a sí mismo. Además, explicó que el tiroteo se produjo en la segunda planta del centro médico.
De momento, no han trascendido las identidades de las víctimas. Según aseguró el concejal de la municipalidad, Jayme Fowler, al canal CNN, el asaltante, que portaba un rifle y una pistola, estaba buscando a un médico que trabajaba en lugar.
Este nuevo tiroteo tiene lugar mientras el país continúa reponiéndose de la masacre ocurrida el pasado 24 de mayo, cuando 19 niños y dos profesoras fueron asesinados por disparos de un joven de 18 años en una escuela de Uvalde (Texas), donde el agresor fue abatido después por la Policía.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que se reunirá con miembros del Congreso para tratar la cuestión del control de las armas de fuego, después de lo ocurrido en Uvalde, el tiroteo escolar más mortífero sucedido en Estados Unidos desde el de Sandy Hook, en el que murieron 27 personas, en diciembre de 2012.
Con información de EFE y AFP.