Cosméticos con metales pesados se comercializan sin regulación ni registro sanitario en establecimientos del Centro de Lima
A pesar de los riesgos comprobados, la comercialización de insumos de belleza sigue creciendo en Lima, impulsada por la informalidad y por la limitada capacidad de supervisión de las entidades reguladoras.
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La industria del maquillaje atraviesa un crecimiento exponencial a nivel global. En el Perú, según un estudio del Gremio Peruano de Cosmética, Higiene Personal y Aseo Doméstico (COPECOH) de la Cámara de Comercio de Lima, el sector registró ventas por más de S/ 4.630 millones solo en el primer semestre de 2025, lo que representó un incremento del 8,4% respecto a años anteriores. Este auge motivó que marcas nacionales y extranjeras buscaran posicionarse en vitrinas locales. Sin embargo, detrás de la expansión del mercado persiste un vacío que las autoridades sanitarias y judiciales aún no logran mitigar: la falsificación de productos de belleza y la escasa fiscalización de los insumos que se venden en las principales calles de la capital.
La República recorrió diversos establecimientos del Centro de Lima, donde se comercializan cosméticos y constató que varios de ellos se expenden sin cumplir los controles sanitarios exigidos por ley. Una encargada contó que, en ocasiones, recibían artículos con olor a petróleo. Ante ello, explica que los negocios se ven obligados a acudir a los proveedores para que ellos verifiquen la mercadería, mayoritariamente importada de China. “Aquí lo más caro cuesta 40 soles. Labiales y bases son económicos. Algunos salen defectuosos, pero otros no, y a los clientes le funcionan; de lo contrario, no los comprarían”, señaló la mujer de 32 años. Añadió que el último operativo de fiscalización en la zona ocurrió hace aproximadamente cuatro meses.
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El Observatorio de Calidad de Digemid realizó 70 pesquisas de control sanitario. Nueve más que en 2024. Foto: Gabriela Coloma.
Falsificación de productos de belleza
En julio, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), junto con el Minsa, la Policía Nacional, la Diviac y el Ministerio Público, incautaron dos toneladas de cosméticos y artículos de higiene personal falsificados en cuatro stands de la Galería San Pedro, ubicada en el Jr. Ucayali 443, Cercado de Lima.
Durante el operativo se detuvo a una persona que operaba un laboratorio clandestino donde se elaboraban cremas, perfumes, colonias y otros insumos de higiene. El hecho no es aislado ni representa un problema reciente. Un reporte de la Cámara de Comercio de Lima advirtió pérdidas económicas superiores a US$ 263 millones por falsificación de productos como champús, fragancias, cremas, labiales, talcos y esmaltes de uñas.
Pero el impacto trasciende el aspecto económico. En el Centro de Lima, es común encontrar locales formales que venden productos sin relación de ingredientes ni número de lote, lo que, según especialistas, representa un riesgo para los usuarios. Aun así, para muchos compradores el bajo costo pesa más que la seguridad. “Aquí es muy económico. Si estás aprendiendo a maquillarte, no tiene sentido comprar una paleta de 180 o 200 soles. Acá están entre 40 y 50. Claro que la pigmentación y el olor son distintos; huelen más fuerte”, comentó una cliente de 28 años que prefirió mantener su nombre en reserva.

Mujeres de todas las edades, niñas, niños y hasta padres de familia acuden a los emporios comerciales a adquirir maquillajs económicos. Foto: Gabriela Coloma.
Maquillajes con metales pesados
Diversos estudios farmacológicos en el país detectaron la presencia de metales pesados en cosméticos vendidos en galerías de distintos emporios de Lima. Una tesis presentada en 2024 por químicos farmacéuticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) analizó 30 muestras de lápices labiales adquiridos en centros comerciales del Cercado. El estudio evidenció concentraciones de cadmio y mercurio por encima de los límites permitidos por la FDA.
El principal perjudicado es el ciudadano, que suele contar con poca información sobre estos riesgos. Según Javier Llamosa, químico farmacéutico y exdecano del Colegio Químico Farmacéutico Departamental de Lima, el sector cosmético reproduce los patrones de informalidad presentes en otras actividades del país. La fabricación clandestina de labiales o delineadores, afirmó, es una práctica recurrente. “Esto podía derivar en problemas graves de salud. Una alta concentración de plomo, por ejemplo, podría generar retrasos cognitivos. Es un daño progresivo que aparece a largo plazo”, dijo.
Aún así, Llamosa aseveró que detectar un labial con altos niveles de un metal tóxico no garantizaba una respuesta efectiva. El problema no empieza solo en los puntos de venta, sino también en la débil fiscalización del ingreso de cosméticos al país, muchos de ellos falsificados o elaborados con sustancias dañinas. “Al no existir información sobre el fabricante, el lote o el origen, es imposible rastrear cuántas unidades circulan. Esta falta de trazabilidad impide la vigilancia adecuada y limita las medidas preventivas. Ocurre también con medicamentos y otros productos sujetos a regulación sanitaria”, apuntó.
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¿Cómo darse cuenta?
El crecimiento del mercado informal exige mayores precauciones. Pierina Alejandra Delgadillo Pérez, maquilladora profesional con más de seis años de experiencia, comenta que revisa minuciosamente los productos que utiliza, pues sus clientas depositaban en ella su confianza para ocasiones importantes. “Me enfoco mucho en qué ingredientes tienen los insumos y en si son aptos para mis clientas”, explicó.
En esa línea, recomienda verificar si el envase incluye el registro sanitario —que debe figurar siempre en la parte posterior— y revisar si ha sido abierto previamente, ya que esto acelera su fecha de caducidad. También sugiere evitar bases, correctores o rubores con olores demasiado intensos. Sobre los labiales aclara: “Reconocerlos es fácil. Aquellos con plomo resecan los labios. También provocan enrojecimiento alrededor de la boca y picazón”, precisa.

Especialistas recalcan que responsabilizar únicamente a los consumidores implica desconocer las condiciones económicas de la población. Foto: Gabriela Coloma.
¿Qué entidad es responsable?
A inicios de 2025, tras una alerta emitida por la Dirección Subregional de Salud Luciano Castillo Colonna (Sullana), Digemid informó sobre el incremento de la venta de productos falsificados —incluidos cosméticos— mediante comercio electrónico. En establecimientos físicos, según el Observatorio de Calidad de la entidad, este año se realizaron solo 70 pesquisas de control sanitario, nueve más que en 2024. En contraste, los productos farmacéuticos registraron más de 600 intervenciones anuales.
Para Hernando Zevallos, exministro de Salud, la responsabilidad era compartida. Afirmó que Digemid debía evaluar la composición de los cosméticos, “especialmente en casos de importación ilegal o fabricación defectuosa”, pero insistió en que el problema requería “una responsabilidad conjunta” entre las municipalidades y el organismo adscrito al Minsa.
Zevallos consideró que este escenario reflejaba la fragilidad institucional del país. Explicó que las entidades encargadas de la vigilancia eran débiles, lo que limitaba su capacidad para supervisar adecuadamente, incluso a la industria formal. La República solicitó una lista actualizada de cosméticos observados por contener metales pesados, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta.
El especialista recalcó que no se debía responsabilizar únicamente a los consumidores, pues ello desconocería las condiciones económicas de la población. En cambio, exhortó a una actuación estatal más efectiva. “Las entidades que deberían ejecutar estas labores de control finalmente no cumplen ese rol y permiten que el problema se diluya sin una respuesta efectiva”, comentó.
En este contexto, el Congreso debatía un proyecto para convertir a Digemid en una autoridad autónoma. La comisión correspondiente evaluó la creación de un organismo intermedio, bajo el argumento de que —como ocurre en otros países— una entidad reguladora debía contar con independencia y capacidad técnica sólida. “Digemid carecía de estas condiciones, lo que reducía su eficacia y limitaba su capacidad de respuesta”, advirtió Zevallos.
Por su parte, la DIGEMID mencionó que autoriza y supervisa los productos sanitarios (como cosméticos, artículos de higiene doméstica y absorbentes de higiene personal) verificando que no contengan sustancias prohibidas ni metales pesados, por lo que no existe un listado oficial de productos observados.
Sin embargo, emite alertas cuando detecta riesgos en lotes específicos, especialmente en maquillajes y cosméticos falsificados o sin autorización sanitaria, los cuales suelen encontrarse en el comercio informal y pueden contener plomo, mercurio o cadmio. Ante ello, la entidad ha ordenado el retiro de productos como la crema “Argan Oil” de Bacc (lote 202210X) y recomienda a los consumidores verificar la NSO, evitar compras en puntos informales y revisar cuidadosamente el envase para prevenir la adquisición de productos inseguros.
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