Arequipa: policías cuentan las historias que marcaron su labor al salvar vidas
Este sábado 6 de diciembre la PNP celebró su 37 aniversario y La República recogió las historias de hombres y mujeres de uniforme, quienes enfrentaron el peligro en distintos lugares de Arequipa durante el cumplimiento del deber.
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Policía de Salvataje: “Cuando rescatamos a niños que se ahogan, se aferran muy fuerte a ti”. Ser salvavidas de la PNP no es tarea fácil, especialmente cuando deben enfrentarse a olas grandes y desafiantes en las playas más visitadas de Arequipa. Estas son dos historias de un salvavidas hombre y una mujer.
“Salvamos la vida de un niño de 12 años”. Playa La Punta, Camaná (2024)
“Una vez me tocó salvar a un niño de 12 años en una playa de Camaná. Las olas estaban muy altas y recibimos la alerta: un menor se estaba ahogando. Nadamos hasta él y, cuando llegamos, lo vimos muy desesperado; había tragado bastante agua. Mientras luchábamos contra las olas para sacarlo, no queríamos que esa vida se perdiera”, recuerda una agente de la Policía de Salvataje.
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“Le dijimos ‘Tranquilo, la Policía está aquí. Te voy a sacar, no te va a pasar nada’. En ese momento escuchó. Sentí cómo se aferró muy fuerte a mí, como si no quisiera soltarme porque sabía que su vida estaba en riesgo. Nos pusimos a buen recaudo porque nosotros también estábamos en peligro, pero confiamos en nuestra preparación”, añadió la salvavidas de la PNP.
¿Cómo es la experiencia de rescatar a personas en riesgo de ahogamiento?. Playa Mollendo, Arequipa
El oficial Roberto, quien estuvo cuatro años en la Unidad de Salvataje, cuenta que ingresar al mar es todo un desafío: “Es un reto entrar a fondo, mantenerte a flote y, además, sostener a una persona que está en riesgo. Pero es muy satisfactorio salvarla”.

Efectivos de Carreteras narraron lo complejo del rescate en accidentes. Foto: Mirelia Quispe - La República.
“Las técnicas de rescate y el RCP se aplican allí mismo, en el mar, porque el tiempo juega en contra de la víctima. Es más complicado hacer primeros auxilios dentro del agua que afuera, pero se tiene que hacer porque la persona puede morir allí mismo”.
“La gente, por la desesperación, se queda en blanco. Hay miedo cuando hay dos o tres víctimas al mismo tiempo que deben ser rescatadas; allí entra el temor mío y de mis compañeros por no lograr salvar a todas”, finalizó.
“Si no reaccionaba rápido, los delincuentes me disparaban”. Agente de la Dinoes. Cayma, Arequipa
Un agente de la Dinoes relató que estuvo a punto de morir durante un enfrentamiento armado tras una persecución. “Una vez estuve en un enfrentamiento. Dos extranjeros venezolanos habían robado un vehículo. Cuando avisaron a la patrulla del 105, también nos alertaron a nosotros, la Dinoes, para apoyar a la SWAT y a otras unidades”.
“Los delincuentes huían por una calle de Cayma. La SWAT intentó cerrarlos, lo logró, y nosotros los cercamos por detrás. En ese momento, los dos sacaron armas de fuego, y nosotros también”.
“En plena tensión, vi que uno me apuntó directamente. Mi reacción fue más rápida y le disparé en la pierna, afinando la puntería, porque estaba atentando contra mi vida y la de los demás. Ese fue uno de los escenarios más riesgosos que enfrenté contra la delincuencia en Arequipa”.
Concluyó con un mensaje a los jóvenes que aspiran ingresar a la PNP. “Nosotros somos la sangre nueva que va a tratar de cambiar a la Policía. La Dinoes es un espacio de mucha energía y coraje. Los esperamos”.
“Rescatar a niños después de un accidente te marca para siempre”. Policía de Carreteras. Ocoña, Camaná (2021)
El trabajo de la Policía de Carreteras es uno de los más sacrificados. Al llegar a un accidente, siempre encuentran gritos y pedidos de auxilio. Un oficial en retiro explica que el control mental y la capacitación en rescate son fundamentales.
“Nos llamaron a Ocoña, Camaná: dos camionetas habían chocado y el accidente dejó consecuencias fatales. Ocho niños fallecieron y hubo varios heridos. Cuando llegamos, escuchamos gritos, había sangre, niños inconscientes. A mi compañero lo impactó tanto que se bloqueó. Somos humanos, él se quedó mirando la escena por largos segundos”.
“Todos pedían ayuda y yo necesitaba a mi compañero para sacar a los heridos. Tuve que gritarle por su nombre y recordarle que estábamos allí para salvar vidas. Reaccionó y empezamos a auxiliar (...) Nuestro trabajo es traumático cuando hay muchos heridos atrapados, todos gritan, lloran, y es peor cuando hay niños. En ese accidente, recuerdo que llevábamos a un bebé y, en el camino, lamentablemente murió. Que alguien muera en tus brazos es terrible: piensas en tu familia, en tus hijos”.
“Así es nuestro trabajo: tratamos de salvar a todos los que podemos y, a veces, nos ayudan los conductores de los vehículos que pasan cerca del accidente”.























