Riesgo en el mar: 157 playas fueron declaradas como “no saludables” a nivel nacional por el Minsa
Los balnearios de Perú evaluados por Digesa no son aptos para la recreación, lo que representa un grave riesgo para la salud pública de los ciudadanos cerca a las celebraciones de fin de año y de cara al verano 2026.
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Con el inicio de la temporada de verano y el creciente flujo de bañistas en todo el litoral peruano, un problema grave ha encendido las alertas: una mayoría de las playas del país no cumple con los estándares mínimos de salubridad establecidos por el Ministerio de Salud (Minsa), lo que representa un riesgo real para la salud pública.
Según los reportes oficiales del Minsa —a través de la Dirección General de Salud Ambiental e Inocuidad Alimentaria (DIGESA)— 157 balnearios costeros fueron declarados como “no saludables” para la recreación humana, lo que implica que estas zonas no reúnen las condiciones ambientales básicas para garantizar la seguridad de los bañistas.
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La realidad de las playas en 2025
Los criterios exigidos para la evaluación —definidos en la Directiva Sanitaria N° 038/MINSA-DIGESA— se basan en una combinación de factores microbiológicos, físico-químicos y de condiciones del entorno que pueden afectar la salud de las personas que se bañan, caminan o pasan tiempo en los balnearios. Se miden: la calidad microbiológica del agua, la calidad de limpieza de la playa y la disponibilidad de servicios higiénicos y recipientes para residuos. Basta que uno de estos criterios no se cumpla para que una playa sea catalogada como “no saludable”.
En las últimas tres semanas del 2025, a puertas del verano, los monitoreos realizados por DIGESA en un total de 237 playas evaluadas a nivel nacional mostraron que 157 balnearios fueron declarados no saludables. Por otro lado, solamente 80 lograron reunir los estándares suficientes para ser considerados seguros.

Índice de playas no saludables según los muestreos de Digesa. Foto: Minsa.
Además, solo en la región de Lima existen 68 playas no saludables, con tan solo 26 que sí cumplen los criterios. En el caso del Callao, cinco playas no son aptas, y cuatro sí lo son. Lo más notorio es que, a nivel nacional, destacan los nombres de conocidos balnearios que no pasan el filtro de Digesa. Entre ellos, Pimentel (Chiclayo), Los Pulpos (Punta Hermosa), Punta Rocas (Punta Negra), Los Yuyos (Barranco), Naplo (Pucusana) y Chucuito (Callao).

La playa Las Sombrillas, en Barranco, es una de las que no pasaron el filtro de Digesa. Foto: Minsa.
Un riesgo para la salud
El ingeniero ambiental de la OEFA Carlos Alva, sostiene que el diagnóstico no es nuevo, pero sí cada vez más evidente para la población: “Sabemos que el mar está altamente contaminado, lamentablemente. Tanto por la desembocadura de las cuencas contaminadas, como los ríos que desembocan al mar”, indicó para La República.
Esto no solo refleja una preocupación ambiental, sino una advertencia directa para las personas que planean visitar las costas durante la temporada alta de calor y festividades. “Los parámetros esenciales son más que nada microbiológicos: coliformes fecales, Escherichia coli, Salmonella y coliformes totales, que son peligrosos para la salud de la población”, señaló.
Estos indicadores revelan la presencia de descargas residuales sin tratamiento o con tratamiento ineficiente. Cuando los niveles superan los límites permitidos por la directiva sanitaria del Minsa, se considera que existe riesgo de infección. Los coliformes fecales, por ejemplo, no solo indican presencia de desagüe doméstico, sino la posible coexistencia de otros patógenos que no siempre se monitorean de forma regular, y que son especialmente peligrosos porque pueden causar enfermedades gastrointestinales severas, infecciones dérmicas, otitis y conjuntivitis, sobre todo en población vulnerable como niños, adolescentes, gestantes y adultos mayores.
El experto remarca que el problema de contaminación es transversal en todo el litoral y no exclusivo de una región. Las cuencas fluviales más críticas, como el Rímac, Chillón y Lurín, arrastran residuos sólidos y descargas domésticas que terminan en el océano. Además, la presencia de residuos sólidos —plásticos, restos de comida, colillas de cigarrillo, entre otros— no solo afecta la estética del litoral, sino que favorece la proliferación de vectores y microorganismos nocivos que también pueden afectar la salud de los veraneantes.
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Limitaciones del monitoreo y vigilancia sanitaria
El ingeniero Alva señala que la principal barrera del sistema no es técnica, sino presupuestal, lo que influye directamente en la continuidad de los monitoreos. “En verano el monitoreo es semanal; durante todo el año es quincenal, pero el presupuesto es muy corto, y debería realizarse más continuamente.”
Además del presupuesto, menciona que no siempre se revisan periódicamente los puntos de muestreo, lo que puede generar sesgos en la data, subestimando o sobreestimando el riesgo. También considera urgente la modernización de los protocolos y la capacitación continua del personal técnico, ya que el monitoreo de calidad sanitaria del mar exige precisión en la toma de muestras, conservación, traslado a laboratorio e interpretación de resultados.
Lo cierto es que, durante el mismo periodo del año 2024, el tamaño de la muestra fue mayor: 348 playas del Perú fueron analizadas, y 236 fueron declaradas ''no saludables'', según el portal del Minsa. En el reporte de este año, se incluyen balnearios que no han sido inspeccionados desde el 2023, 2022 e incluso 2018.
Responsabilidad ambiental
Los gobiernos locales tienen competencias directas en la limpieza y manejo de residuos sólidos en las playas. Aunque algunos distritos costeros cuentan con contenedores y sistemas de recojo, el problema también responde a malas prácticas ciudadanas.
“Los municipios tienen la competencia firme de hacer recuperación, limpieza y manejo de residuos sólidos en las playas, de acuerdo a la ley orgánica de municipalidades. No solo se le va a encargar al Estado. La población es partícipe: debemos evitar el arrojo de residuos sólidos. La educación ambiental tiene que ser continua y permanente”, manifestó.
Alva enfatiza que el comportamiento de los visitantes es clave para sostener cualquier mejora sanitaria en las playas, pues gran parte de la basura visible en la arena proviene de visitantes que no depositan sus desechos en los contenedores habilitados (cuando existen).
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