Crisis en Bolivia desata contrabando en Desaguadero: peruanos en la frontera enfrentan alza de precios y caída de ventas
La crisis económica en Bolivia impacta también en Perú, lo que afecta a poblaciones limítrofes como Desaguadero y Yunguyo. La devaluación del boliviano y la escasez de dólares alteran a la población de ambos países.
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La crisis económica que atraviesa Bolivia no solo ha golpeado a sus propios ciudadanos, sino que también está afectando directamente a las poblaciones peruanas que viven y trabajan en las zonas limítrofes, como Desaguadero y Yunguyo. La devaluación del boliviano, la escasez de dólares y el aumento del contrabando están alterando el comercio, el transporte y la seguridad en la región fronteriza.
En las últimas semanas, el precio de varios productos importados desde Bolivia, es Desaguadero, ha subido en los mercados fronterizos del lado peruano. Al mismo tiempo, los comerciantes reportan una disminución en sus ventas debido a que los compradores bolivianos han reducido sus compras por la pérdida de poder adquisitivo.
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Sobre este punto, César Ordoñez, director del departamento de Economía de la Universidad Científica del Sur, explicó que la inflación en Bolivia, impulsada por la escasez de dólares y la caída de sus reservas internacionales, ha alcanzado niveles anuales cercanos al 20%. “El gobierno boliviano ha perdido capacidad para sostener su moneda y, ante la imposibilidad de importar productos esenciales, muchos ciudadanos se ven obligados a cruzar la frontera con Perú para abastecerse”, señaló. Esto ha generado una mayor presión sobre los mercados nacionales, especialmente en productos como pollo, aceite, arroz, azúcar y cemento.
La situación se agrava por la falta de combustible en Bolivia, que encarece el transporte y limita el flujo de mercancías. La inestabilidad política interna en el país vecino, sumada a la caída de la confianza en su economía, ha generado un escenario incierto para las relaciones comerciales.
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Desaguadero, Puno: un impacto que cruza la frontera Perú-Bolivia
Para comprender la magnitud del problema, La República conversó con el excanciller Javier González-Olaechea, quien describió la situación como “de extrema gravedad porque los bolivianos carecen de todo”. Según explicó, la dinámica política interna no ha ayudado a paliar la crisis, y sus consecuencias ya se sienten en el lado peruano.
En el ámbito económico, González-Olaechea advirtió que los sectores más afectados son la producción, el transporte y el comercio. “Hay un enorme contrabando, el transporte se ve golpeado por la escasez de combustible y la devaluación de la moneda repercute en la confianza”, señaló. Para el excanciller, un país sin confianza “pone todo en tela de juicio, comenzando por la estabilidad y viabilidad de sus principales instituciones y proyectos”.
Ordoñez complementó indicando que el comercio informal se ha intensificado en ambas direcciones. “Los bolivianos compran productos subsidiados o más baratos en Perú y los revenden en su país para sobrevivir. Pero también hay contrabando inverso: por ejemplo, el gas boliviano, que está subsidiado y es más barato que en Perú, cruza ilegalmente la frontera y se vende aquí a un precio mayor”, explicó.
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Frontera Perú-Bolivia: riesgos contra la seguridad para quienes habitan en el límite entre ambos países
Uno de los efectos más preocupantes es el incremento del comercio ilegal. “Definitivamente, la crisis está incentivando el contrabando. Bolivia se hace de oro ilegal peruano y lo exporta como propio”, afirmó el experto. La porosidad de los 1,047 kilómetros de frontera entre ambos países facilita el ingreso y salida de mercancías sin control aduanero, lo que impacta en la recaudación fiscal y abre la puerta a actividades ilícitas. Reportes recientes indican que alimentos y combustibles han ingresado de manera irregular.
Por ejemplo, migrantes y comerciantes peruanos cruzan la frontera para comprar 10 panes por apenas S/ 1,20 (equivalentes a 4 bolivianos) y luego venderlos en el Perú por hasta S/ 3,50, según un informe de La República. Este diferencial tan marcado ha fortalecido una nueva vía de contrabando que genera tensión en la frontera. En respuesta, el gobierno boliviano ha desplegado mayor control militar para frenar la salida de productos básicos subsidiados.
Además, existe un gran riego para la seguridad fronteriza, pues la ausencia de presencia estatal en ciertas zonas incrementa la probabilidad de que se desarrollen actividades ilegales y eleva la percepción de inseguridad. En algunos lugares no está el Estado peruano, lo que abre más las puertas a mayores situaciones abiertamente ilegales o de mayor y más dispersa inseguridad.
Un reto para la diplomacia peruana
Frente a este panorama, González-Olaechea sostiene que la diplomacia peruana debe actuar con “observación activa y muy cercana”, sin descartar ningún escenario, especialmente ante un eventual agravamiento de la crisis boliviana, que parece acrecentar en los siguientes meses.
El excanciller no descarta que, de prolongarse la situación, aumente el número de ciudadanos bolivianos en situación migratoria irregular en el Perú, lo que requerirá una gestión cuidadosa para evitar tensiones sociales y humanitarias.
César Ordoñez coincide en este punto: “Si el modelo económico boliviano no cambia y se profundiza la crisis, es muy probable que se produzca una ola migratoria hacia el Perú. Esto tendría implicancias no solo sociales, sino también económicas, porque los migrantes demandarán servicios públicos como salud, educación y vivienda”, indicó.
En el corto plazo, se pueden prever dos consecuencias inmediatas: un incremento del contrabando y una contracción del comercio formal. Esto podría repercutir no solo en la frontera, sino también en las cadenas de abastecimiento que dependen de productos o insumos provenientes de Bolivia. El comercio binacional, que ha sido dinámico en zonas como Desaguadero, podría enfrentar meses de estancamiento si no se estabiliza la economía del país vecino.
Dinámica fronteriza en Puno bajo presión
En la frontera, la actividad económica es “muy dinámica, sin mayores controles”, según González-Olaechea. Esta flexibilidad, que en tiempos normales favorece el intercambio, se convierte en un riesgo cuando hay crisis económicas y ausencia de regulación efectiva. Desde la perspectiva económica, Ordoñez advierte que esta situación también podría encarecer el costo de vida en las zonas fronterizas peruanas. “Una ama de casa peruana ya empieza a notar el impacto: el pollo, el azúcar y otros alimentos suben de precio por el aumento de la demanda
Las autoridades locales peruanas han advertido que la combinación de inflación, contrabando y escasez podría generar más conflictos en los próximos meses, por lo que se requiere reforzar la vigilancia y el control aduanero.
El Estado peruano enfrenta el desafío de proteger a las poblaciones fronterizas sin frenar por completo la actividad económica que les da sustento. La crisis boliviana, lejos de ser un problema aislado, se ha convertido en un asunto de interés nacional que requiere coordinación entre ministerios, gobiernos regionales y la diplomacia internacional.
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