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Política

José Elice: “El del Congreso es un proceso de deterioro que continúa período tras período”

El exministro del Interior aseguró que la "deficiencia que existe en el Congreso" es producto del debilitamiento de los partidos políticos. "Los partidos padecen de debilidad institucional, y la legislación vigente, a pesar de sus aparentes rigores, no logra garantizar que accedan al Congreso representantes con las cualidades necesarias (..)".

De malas. Elice sostiene que este es el peor período en términos de aprobación del Congreso. Foto: difusión
De malas. Elice sostiene que este es el peor período en términos de aprobación del Congreso. Foto: difusión

Las denuncias de recortes de sueldos de trabajadores en el Congreso debilitan —si cabe— todavía más la imagen del Legislativo. Hasta el momento, cinco congresistas han sido denunciados por esta práctica ilegal e inmoral. José Elice, exministro del Interior y exoficial mayor del Parlamento, responde al respecto.

—¿Qué está mal en el actual sistema que permite a los congresistas quedarse con los sueldos de sus trabajadores?

—Son varios problemas. Según mi punto de vista, el principal es el progresivo debilitamiento de la disciplina, la cohesión y la coherencia de los grupos parlamentarios, que son los órganos más importantes para mantener el orden, la disciplina y la mejor coordinación en el trabajo parlamentario, en todas sus instancias. Por supuesto, los grupos también deberían encargarse de promover y garantizar la integridad en la actuación de quienes los conforman. Y hacerse responsables por quienes llevan al Congreso.

—Eso no lo hacen.

El problema proviene de las deficiencias de nuestro sistema de partidos políticos y la legislación electoral. Los partidos padecen de debilidad institucional, y la legislación vigente, a pesar de sus aparentes rigores, no logra garantizar que accedan al Congreso representantes con las cualidades necesarias para el ejercicio eficiente e íntegro de la función.

Torres, Ruíz, Cordero, Juárez y Ugarte se encuentran inmersas en investigaciones por la Fiscalía luego de que fueran acusadas del presunto recorte de salarios a trabajadores de su despacho. Foto: composición Jazmín Ceras/LR

Torres, Ruíz, Cordero, Juárez y Ugarte se encuentran inmersas en investigaciones por la Fiscalía luego de que fueran acusadas del presunto recorte de salarios a trabajadores de su despacho. Foto: composición Jazmín Ceras/LR

Otro punto son las deficiencias del sistema de control y sanción a nivel ético, que requiere de fortalecimiento, absoluta transparencia y celeridad en los procesos, así como de un sistema de aplicación de sanciones razonable. Asimismo, hay —un poco como consecuencia del debilitamiento de los grupos— un exceso de individualismo que impide el mantenimiento de la disciplina y la imposición de principios de integridad.

—A febrero de este año había 1.444 asesores de confianza, a pesar de que existe personal de planta/carrera. ¿No debería reducirse este número? ¿O incluso prescindir de esos asesores de confianza?

—Siempre he creído y sigo pensando que los parlamentarios no deberían tener más de dos personas a su cargo. En la actualidad, cada congresista cuenta con seis personas, incluidos dos asesores, según el Acuerdo de Mesa Directiva 005-2021-2022/MESA-CR, de 2 de agosto de 2021. En cuanto a los asesores, estos solo deben prestar servicios en los grupos parlamentarios —incluso sería deseable que pertenezcan al partido político o a los partidos políticos de los que nace el grupo— para promover la mejora de la cohesión y coherencia del grupo y el logro de mejores agendas, tanto para las comisiones como para el pleno del Congreso.

—¿Qué sistema podría implementarse para evitar que los congresistas recorten el sueldo de sus trabajadores?

Fortalecer los grupos, hacerlos responsables de los actos de quienes los integran, reducir el número de personal a cargo de cada congresista y mejorar el sistema de sanciones éticas.

—¿Nada más?

Una medida especial y de emergencia podría consistir en que los trabajadores cuenten con un canal reservado para denunciar estos casos e implantar en el Congreso un sistema de compliance (cumplimiento normativo) a cargo de un oficial de cumplimiento nombrado por la Junta de Portavoces, quien debería ser un profesional independiente y con probadas credenciales de integridad. Lo que, además, podría servir para muchos otros casos de inconductas parlamentarias.

—¿Cuál es la responsabilidad de los partidos políticos?

—Ahora ninguna. Cuando un congresista comete una infracción, de inmediato es suspendido, nada más. Pero deberían asumir la principal responsabilidad.

—Cuando aparecen estas denuncias se desentienden muy rápido. Plantean responsabilidades individuales, pero hay muy poca autorreflexión.

Pienso en una reforma constitucional que determine la pérdida del escaño por: retirarse del grupo parlamentario o del partido, o ser expulsado del grupo parlamentario o del partido, con las garantías procesales debidas. Pero, de ocurrir así, el partido también debería perder ese escaño y la vacante ser ocupada por un congresista del siguiente partido.

 María Cordero justificaba el recorte del sueldo de su trabajador con las deudas que adquirió en campaña. Foto: Congreso

María Cordero justificaba el recorte del sueldo de su trabajador con las deudas que adquirió en campaña. Foto: Congreso

—¿Por qué a pesar de que estas denuncias tienen tiempo no se ha hecho nada? ¿Porque es un sistema rentable para los intereses económicos de quienes llegan al Congreso?

Por las razones expuestas y en especial por el excesivo individualismo. Cada congresista es un pequeño feudo, el presidente y quienes le acompañan en la Mesa Directiva son ‘primus inter pares’, pero no tienen la fuerza institucional necesaria para mantener la disciplina y la integridad en el Congreso. Con grupos parlamentarios sólidos, ese sería un trabajo, en principio, de la Junta de Portavoces, bajo el liderazgo del presidente del Congreso.

—No hay Congreso popular, pero no recuerdo uno tan desaprobado como este. ¿No será que nuestro propio modelo de representación colapsó? ¿Qué se necesita para renovarlo?

—Es cierto. Los bajos niveles de aprobación del Congreso son históricos, pero este es el peor período. El del Congreso es un proceso de deterioro que continúa período tras período. Ello no significa que no haya buenos parlamentarios, pero el problema es que también son individualidades. La representación es la esencia del Parlamento. Si la representación falla, y más aún en los niveles que tenemos en nuestro país, el Parlamento se convierte en inviable.

—No son solo sueldos recortados. Las decisiones sobre nombramientos de cargos públicos importantes también han sido cuestionadas por su poca transparencia. El Pleno nombra a los miembros del TC y estos luego tienen que ver asuntos relacionados directamente con quien los puso. ¿No hay un problema evidente ahí? Ahora se está viendo la elección del defensor del Pueblo.

—Sí. Tienes razón. Así es. No solo es el problema ético y penal del recorte y apropiación de sueldos (que configura delito de concusión), sino también el modo de actuar —en apariencia— ‘corporativo’ del Congreso. Todo ello nos conduce, siempre, al problema de los partidos y los grupos parlamentarios.

Hay otro elemento a tomar en cuenta: la falta de entendimiento de la razón de ser del Parlamento, de su esencia institucional y de toda su trama institucional, que incluye cada uno de sus procedimientos. Nuestro Parlamento está en problemas. Muy graves. Pero el origen de ellos —que, es cierto, se agravan en el Parlamento— está fuera de él. Está en el sistema de partidos políticos y en la legislación electoral que, de manera especial, incide sobre el fenómeno partidario.