Hernán Chaparro: “El riesgo es que se normalice un clima de violencia en el ámbito político”
El analista político examina el atentado contra Rafael Belaunde, candidato presidencial de Libertad Popular, en un contexto donde la delincuencia marca la agenda electoral. Mientras tanto, Pedro Cateriano culpa a la "complicidad del Congreso" y al Ejecutivo por el avance criminal.
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El atentado en Cerro Azul contra Rafael Belaunde, candidato presidencial de Libertad Popular, ha sacudido el tablero electoral y encendido la indignación política. La reacción de su fórmula no se hizo esperar: Pedro Cateriano, candidato a la vicepresidencia, calificó el ataque como un "hecho muy grave" que desnuda la fragilidad del Estado.
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"Prueba que el país ha permitido el avance de la delincuencia, debido a la irresponsabilidad de los que han ocupado la presidencia durante este calamitoso gobierno, con la irresponsable complicidad del Congreso", sentenció Cateriano, apuntando directamente a la inacción del Ejecutivo y el Legislativo.
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Mientras, en la escena del crimen, fuerzas especiales de la PNP emplean tecnología para procurar dar con los autores del delito que pudo acabar con la vida del candidato.
El analista e investigador Hernán Chaparro dialoga con La República. Advierte que este ataque, sumado al asesinato de un precandidato en Piura, podría ser el preludio de una campaña marcada por la sangre si no se toman medidas concretas.
Puedes ver: Atacan a balazos Rafael Belaúnde, candidato presidencial de Libertad Popular, en su camioneta en Cerro Azul

— ¿Cómo se debe tomar este primer ataque a un candidato presidencial, teniendo ya el antecedente de ataques armados contra otros políticos en sudamérica?
— Con preocupación. Creo que acá hay una responsabilidad de las entidades electorales de ver qué tipo de seguridad hay para los candidatos, y por otro lado, de la policía para resolver la situación lo más rápido posible. Porque, aunque puede que haya sido delincuencia común, sería terrible que sea un acto político. Parece que han disparado a matar. Si un candidato a la presidencia está expuesto a este nivel, imaginemos a la ciudadanía que fallece día a día.
— El presidente José Jerí ha tenido una gestión muy activa en medios, interviniendo penales y tomándose fotos. ¿Cómo se traduce esto en la realidad de la seguridad ciudadana?
— Todo lo que hace el presidente está básicamente vinculado al efecto. Es un clásico: cada vez que hay cuestionamientos a la Policía, comienzan las capturas mediáticas, pero no sabemos a quiénes ni la importancia de los grupos. Lo que se necesita es mejor coordinación entre PNP y Fiscalía. Sin embargo, desde el Congreso, vía la Junta Nacional de Justicia —y con el presidente sin decir nada—, hay un operativo claro para capturar a la Fiscalía. Su agenda no es la seguridad ciudadana, es retomar posiciones de poder para limpiarse.
— A pesar de esto, Jerí goza de cierta aprobación ciudadana, a diferencia del rechazo que tenía Dina Boluarte. ¿A qué se debe?
— Hay una diferencia clara. Boluarte vivía a la defensiva y desconectada. Jerí tiene un estilo más juvenil, usa redes sociales, está activo. La gente dice: "bueno, por lo menos hace algo". La comparación lo beneficia mucho. El tema es hasta dónde va a durar esa expectativa cuando no se ven resultados. La data sigue diciendo que no hay cambios.
— Usted menciona que Jerí culpa a ministros anteriores, pero él fue congresista y votó a favor de leyes cuestionadas.
— Exacto. Sería interesante investigar qué respaldó y por quiénes lo hizo. Ahora dice que es producto de los anteriores, pero él era parte del Congreso que pudo censurarlos.
— Con un asesinato en Piura y un atentado en Lima, ¿estamos entrando a una situación similar a la de Ecuador o Colombia?
— Es una situación donde las autoridades tienen que tomar decisiones y anunciar qué van a hacer para prevenir. No pueden esperar a que haya una muerte más. En primera instancia, es una llamada de alerta para que haya medidas concretas de seguridad.
— Debido a la estrategia gubernamental, ¿Se debería declarar en emergencia el proceso electoral?
— No creo que sea el caso, sería sobre-reaccionar. Pero la PNP, el Jurado Nacional de Elecciones y la ONPE tienen que juntarse y proponer medidas. Dado el clima de polarización en el ambiente político, el riesgo es que se normalice un clima de violencia, que sería lo peor que pudiera pasar.
— ¿Estos atentados pueden tener un efecto traumático en el electorado o cambiar su intención de voto?
— Es un hecho que llama la atención porque es la vida de una persona, pero no creo que impacte directamente en el sentido del voto hoy. Más bien, subraya el descontrol que hay sobre la delincuencia. Si una moto se acerca y dispara a un candidato, el mensaje para el ciudadano es que cualquiera está expuesto. Refuerza la sensación de desprotección y muestra que el descontrol es total.






















