Alonso Cárdenas: En Ecuador y Perú "es más fácil" destituir a un presidente que a un alcalde
Politólogo enfatizó la urgencia de repensar la democracia representativa latinoamericana. También analizó los casos de Castillo y Lasso.
La democracia en cuestión. En menos de seis meses, en Latinoamérica Pedro Castilo intentó cerrar el Congreso y Guillermo Lasso firmó la muerte cruzada para disolver el Parlamento. En el caso peruano, las Fuerzas Armadas desestimaron apoyo alguno al exsindicalista aquel 7 de diciembre del 2022. En cambio, los operarios de seguridad del Ecuador apoyaron hoy, 17 de mayo del 2023, la decisión "constitucional" del jefe de Estado. Para el politólogo Alonso Cárdenas, aunque hay "más divergencias que concordancias", si se evalúan ambos casos, el principal objeto de estudio es el mermado modelo de representación existente en la región.
Además de la ausencia de respaldo, Castillo Terrones pretendió quebrar la Constitución de 1993 al incumplir con los supuestos legales escritos en el pacto social. Más bien, su gabinete interpretó que el desaprobado Legislativo negó por segunda vez un requerimiento del Ejecutivo. En contrariedad, el exbanquero se amparó en el artículo 148 de la Carta Magna ecuatoriana, que le permitió, por única ocasión, cerrar el Parlamento debido a una "grave crisis política" o la ocurrencia de una "conmoción interna".
Inciso 148 de la Carta Magna ecuatoriana. Foto: Gobierno de Ecuador
"El de Castillo fue un autogolpe sumamente improvisado, sin ningún tipo de análisis político coyuntural. Lo de Lasso, yo creo que tuvo un poquito más de madurez política. El nivel de crisis política era de tal magnitud que el único camino era cerrar el Congreso y adelantar las elecciones. Ahí tuvieron una salida mucho más institucional que en el caso peruano, en el que seguimos prácticamente entrampados", dijo Cárdenas a este medio de comunicación.
Los escasos encuentros entre ambos casos son discursivos. Castillo y Lasso apelaron a un obstruccionismo proveniente del Parlamento, con una frecuente interpelación a sus funcionarios. Lo cierto es que, desde el comienzo de sus gestiones en el 2021, la oposición congresal quiso removerlos. La diferencia, en el caso peruano, es que la ascensión del exmaestro de escuela rural quiso impedirse por una narrativa conspiranoica de fraude electoral.
Para Cárdenas la discusión es modélica. "Lo que se debe reformar es el método de juicio político al presidente", comentó. Pese a que en Perú no exista esa figura, "es muy fácil echarse abajo a un presidente. Si lo comparas con el alcalde de Lima, es más fácil sacar a un mandatario que a un burgomaestre". Esa realidad "es similar al caso ecuatoriano".
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Los dos países sudamericanos tienen un Congreso unicameral. En la práctica —continúa el politólogo—, se trata de un poder del Estado "muy concentrado" que "necesita pocos votos" para vacar a un jefe de Estado. Como contraste, citó el ejemplo de Estados Unidos, donde el impeachment (proceso de juicio político) pasa primero por la cámara baja para recién definirse en el Senado. Existe, entonces, una mayor "negociación política". Situación parecida acontece en México y Argentina.
"Si el presidente, dígase Pedro Castillo, Evo Morales o en este caso Guillermo Lazo, independientemente de su orientación política ideológica, tiene minoría en el Congreso, pues la gobernabilidad se pone en entredicho. Ese un factor que debemos considerar, lo que se denomina la ingeniería institucional de un sistema político", explicó.
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Cárdenas no exenta de responsabilidad a los actores políticos y a la pésima gestión de los servicios sociales. Todos esos factores confluyen para el descontento continental con el modelo de la democracia representativa.