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La colonia neerlandesa que controló el norte de Brasil durante 25 años: su objetivo era mermar el dominio español en Sudamérica

En el siglo XVII, el nordeste de Brasil fue testigo de una de las colonizaciones más intrigantes de la historia: la ocupación neerlandesa.

La experiencia de la 'Nueva Holanda' en Brasil dejó un legado cultural y económico significativo, aunque efímero. Foto: composición LR/Feel the Art
La experiencia de la 'Nueva Holanda' en Brasil dejó un legado cultural y económico significativo, aunque efímero. Foto: composición LR/Feel the Art

Durante 25 años, las Provincias Unidas de los Países Bajos establecieron una colonia conocida como "Nueva Holanda", en lo que significó una huella cultural y económica en la región. Durante el periodo de ocupación, la administración neerlandesa se caracterizó por una notable organización y apertura cultural bajo el liderazgo de Johan Maurits van Nassau-Siegen, quien gobernó entre 1637 y 1644. Johan Maurits implementó políticas de tolerancia religiosa, atrajo a católicos, protestantes, judíos y africanos esclavizados que habían sido convertidos al cristianismo.

La conquista de Brasil por parte de los neerlandeses comenzó en 1630, cuando las fuerzas holandesas tomaron el control de la ciudad de Olinda y posteriormente de Recife, la cual se convirtió en la capital de su colonia. Este periodo de dominación se caracterizó por un enfoque en la tolerancia religiosa y el desarrollo económico, lo que contrastó con la rígida estructura colonial portuguesa.

A pesar de su corta duración, la presencia neerlandesa en Brasil tuvo un impacto duradero en la cultura local, la economía y la arquitectura, así como en las relaciones sociales de la época. La historia del Brasil holandés es un capítulo fascinante que revela las complejidades de la colonización en América del Sur.

 La colonia de Nueva Holanda ocupó una extensión significativa del noreste de Brasil, específicamente en la región costera que abarcaba partes de los actuales estados de Pernambuco, Paraíba, Río Grande del Norte, Ceará y Alagoas. Foto: BBC

La colonia de Nueva Holanda ocupó una extensión significativa del noreste de Brasil, específicamente en la región costera que abarcaba partes de los actuales estados de Pernambuco, Paraíba, Río Grande del Norte, Ceará y Alagoas. Foto: BBC

La conquista de Nueva Holanda

La llegada de los neerlandeses a Brasil fue impulsada por la búsqueda de nuevas rutas comerciales y la competencia con Portugal, que en ese momento estaba bajo dominio español. En 1630, las Provincias Unidas lanzaron una expedición militar que resultó en la captura de Olinda, un importante centro comercial y religioso. Posteriormente, los neerlandeses establecieron Recife como su capital, donde construyeron infraestructura que incluía puertos, fortificaciones y edificios administrativos.

Un enfoque diferente hacia la administración colonial

Una de las características más notables del Brasil holandés fue su enfoque en la tolerancia religiosa. A diferencia de los portugueses, que eran predominantemente católicos, los neerlandeses permitieron la práctica de diversas religiones, lo que atrajo a judíos y protestantes a la colonia. Este ambiente de pluralismo religioso fomentó un intercambio cultural que enriqueció la vida social y económica de la región.

Su contribución en el desarrollo económico y cultural

Durante su dominio, los neerlandeses promovieron la agricultura y el comercio, especialmente en la producción de azúcar, que era el principal producto de exportación de Brasil. La introducción de nuevas técnicas agrícolas y la inversión en infraestructura contribuyeron al crecimiento económico de la colonia. Además, la influencia cultural neerlandesa se reflejó en la arquitectura de Recife, donde construyeron edificios que combinaban estilos europeos con elementos locales.

El ocaso de Nueva Holanda

A pesar de los logros alcanzados, la colonia neerlandesa enfrentó desafíos significativos. La resistencia de los colonos portugueses y la falta de apoyo desde Europa llevaron a un debilitamiento de la administración holandesa. En 1654, tras una serie de conflictos y revueltas, los neerlandeses se vieron obligados a abandonar Brasil, lo que marcó el fin de la Nueva Holanda.

El legado del 'Brasil holandés'

El legado de la colonización neerlandesa en Brasil es evidente en varios aspectos de la cultura y la economía brasileña. La influencia en la arquitectura, la tolerancia religiosa y el desarrollo de la industria azucarera son solo algunos ejemplos de cómo este breve periodo de dominación dejó una marca indeleble en la historia del país. La historia del Brasil holandés sigue siendo un tema de interés para historiadores y académicos, quienes continúan explorando sus implicaciones en el contexto más amplio de la colonización en América del Sur.