Países Bajos se convierte en otro foco de COVID-19 en Europa después de negarse a usar mascarilla
El primer ministro permitió que porten barbijos en lugares públicos, pero advierte que no es partícipe de forzar.
Países Bajos es una de las naciones o puntos más calientes de la pandemia de COVID-19 en Europa en la actualidad, después de negarse a introducir la mascarilla como artículo de uso obligatorio y registrar el incumplimiento de su sistema de pruebas con la demanda.
Durante el último mes, se evidenció un aumento en el número de casos, lo que ha provocado que la tasa de infección per cápita esté en los primeros 10 del mundo, reseñó el portal Daily Mail.
El último miércoles, el país debatió una ley de emergencia que le daría al gobierno el poder de hacer que las mascarillas sean obligatorias en lugares públicos si así lo desea luego de que en el territorio se contabilizaran 5.000 personas contagiadas de COVID-19, un récord en casos diarios.
El primer ministro Mark Rutte ha informado en repetidas ocasiones que no tiene la intención de obligar a las personas a usar un cubrebocas pese a que que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo denomina como una de las herramientas clave para detener el virus.
A market trader shows different currency notes in Caracas on March 10, 2019, during the third day of a massive power outage which has left Venezuelans without communications, electricity and water. - The unprecedented power outage already left 15 patients dead and threatens to extend indefinitely, increasing distress for the severe political and economic crisis hitting the oil-rich South American nation. (Photo by Cristian Hernandez / AFP)
Después de que la primera ola de infecciones disminuyera en mayo, Países Bajos trabajó para aumentar la capacidad de realización de test y prometió que estarían disponibles para todos. En esa oportunidad, las autoridades condensaron que la estrategia consistía en encontrar puntos calientes de manera rápida y aislar a las personas para detener el contagio.
Para ese momento, los laboratorios informaron que habían aumentado la capacidad en dos tercios a 51.000 pruebas por día. Sin embargo, durante setiembre las pruebas se limitaron nuevamente a personas con problemas de salud graves.
En tanto Rutte reconoció que la capacidad estaba muy por debajo de la demanda. “No tenemos nuestra infraestructura básica en orden”, advirtió el profesor de salud pública Jochen Mierau.
“Hay una escasez de pruebas, mientras que Alemania tiene más que suficiente para hacer pruebas incluso a personas sin síntomas”, remarcó el especialista cuando comparó la situación con el país vecino.
Alemania es más grande que Países Bajos y también ha experimentado un aumento en las infecciones, pero hasta ahora ha mantenido el aumento semanal en alrededor de 20 por 100.000. Mientras que en Países Bajos se ubica en 160 por cada 100.000.
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Contrario al país liderado por Rutte, en Alemania es obligatorio el uso de las mascarillas faciales y tienen mayor capacidad de prueba.
Una encuesta nacional realizada en dicho país determinó que dos tercios consideran que su gobierno debería ser más duro. Por su parte, Rutte, que enfrenta una elección en marzo, respondió a una pregunta sobre las mascarillas en la televisión con lo siguiente: “¿Por qué tendríamos que forzar a la gente? (...) ¿Qué clase de nación infantil nos convertiría eso? Lo veremos si es necesario, pero me arrepentiría”, expresó.