‘La ruta blanca’, así se denomina a los nuevos corredores de la droga y la muerte que hay en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). Desde allí salen cientos de toneladas de cocaína producidas en laboratorios clandestinos instalados por narcos nacionales y extranjeros y remanentes de la organización terrorista autodenominada Militarizado Partido Comunista del Perú.
En esta zona del país, que abarca cinco departamentos, diez provincias y 69 distritos, existe una cadena financiada con millones de dólares del crimen organizado para transportar el estupefaciente hacia la costa o hacia Bolivia, tarea que se realiza siguiendo cuatro vías: terrestre (carreteras), fluvial, aérea y a través del monte con los ‘mochileros’.
El año pasado, el ex primer ministro Alberto Otárola admitió en el Congreso de la República el crecimiento exponencial del narcotráfico en los últimos ocho años, indicando que las áreas de la Amazonía donde se cultiva coca aumentaron un 135% entre el 2015 y 2022.
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“Esto —dijo entonces— ha permitido que tengamos 800 toneladas (anuales) de producción potencial de cocaína y que Perú se haya convertido en el segundo país exportador de esta droga en el mundo, lo que genera una economía ilegal que hace daño a las poblaciones”.
Actualmente, según fuentes de inteligencia policial, en el lugar de elaboración, el kilo de clorhidrato de cocaína cuesta aproximadamente US$1.300. Sin embargo, si es puesta en las avionetas que aterrizan y despegan en Alto Pichas, ese mismo kilo aumenta su precio hasta US$2.300. El valor varía de acuerdo a la organización criminal.
Luego, ese precio aumenta por los costos que supone un pase de manos y transporte. En Bolivia adquiere un valor de US$2.800 a 3.000. Llevada por vía área o terrestre a la provincia del Salta, en el norte argentino, pasa a valer entre US$ 3.800 y 4.000. Al llegar a España, oculta en containers de buques de carga, puede costar 30.000 euros, otro valor histórico que se mantiene en el tiempo.
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De Perú a Bolivia se emplean avionetas que pueden cargar entre 150 y 400 kilos. Para embarcarlas en las aeronaves, los narcos eligen campos alejados, cerca de ríos y de difícil acceso. Y las personas que reciben la carga en el monte obtienen unos US$300, son el eslabón que menos gana. En cambio, los organizadores del transporte se quedan con el 15 o 20 por ciento del cargamento.
Por aire. Los mochileros terminan su labor una vez que cargan la droga en las avionetas. Foto: difusión
Para ‘trastear’ la droga, los traficantes utilizan acémilas y cargadores llamados ‘mochileros’ o ‘cargachos’. Estos grupos conformados por 20 o 25 jóvenes recorren hasta 21 caminos de herradura y trochas con mochilas cargadas con 15 o 25 kilos de cocaína, según la División de Inteligencia y Planeamiento del Frente Policial Vraem.
Para evitar ser asaltados, llevan como seguridad a sicarios o remanentes terroristas de Sendero Luminoso. Algunos salen de Anco y siguen por Chunqui, Huaccara, Oncoy, Ranracancha hasta Talavera, en La Mar, Ayacucho. Otros lo hacen desde río Ene, Pishiriato, Libertad, Mazaronquiari, Sangareni hasta Satipo (Junín).
También se ha identificado la ruta de Yaviro, Bidon, Carrizales, Ranrapata, Huachocolpa, Pariahuanca, Huancayo (Huancavelica); o la que sale de Pacobamba y sigue por Chungui hasta Andahuaylas; o la del anexo Mejorada, Tumkipukio, Yanama, Ccecca, Incarracay y Pampalca (Ayacucho).
Pero las rutas más usadas son las de puente Patibamba (en motos), pasan por Soledad, Chihuana, Amaru, San Antonio de Villa Sol en el distrito de Huachocolpa, donde es el centro de acopio. A partir de allí utilizan camionetas 4X4 y camiones hasta Surcubamba, siguen a Salcahuasi, Huancayo y Lima.
Asimismo, las que salen de Quisto Valle, puerto Ene, Llochegua hasta río Picha y Taini, en Urubamba, Cusco.
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En la vía terrestre, los narcos usan 16 rutas por donde discurren vehículos con ‘caletas’ o compartimentos secretos que parten de Sivia, San Francisco, Villa Virgen, Llochegua, puerto Ocopa, Anapati, La Mar, Pangoa, Pichari, Kimbiri, Canayre hasta Lima, Pasco, Ucayali y Bolivia.
La vía fluvial tiene 11 rutas desde Villa Virgen y Leche Mayo, ubicadas al sur del Vraem. Aquí el río Apurímac adquiere navegabilidad y los traficantes emplean embarcaciones pequeñas y de mediano calado hacia puerto Prado, Atalaya y Sepahua (Nueva Italia y Patria).
La última modalidad de transporte de la droga es la vía aérea o también llamado puente aéreo que se realiza entre Perú y Bolivia o viceversa. Las autoridades han descubierto pistas clandestinas en Palcazu (Pasco), Atalaya y Sepahua (Ucayali), ribera del río Picha y Alto Picha (Cusco) y en la ribera del río Mishahua (Ucayali).
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La mayor cantidad de droga que se produce en el Vraem sale a través de avionetas Cessna con destino a Santa Cruz de la Sierra y al Beni (Bolivia).
Sin embargo, para la Dirandro, la ruta terrestre también es estratégica para sacar la droga y está marcada con la sangre de personas que murieron en el camino.
La mañana del 11 de febrero del 2023, en las inmediaciones del centro poblado Natividad, en La Convención (Vraem-Cusco), siete efectivos de la Policía Nacional fueron emboscados y asesinados por narcoterroristas. Aunque para las autoridades militares la emboscada sería una represalia contra la Operación Patriota que representó el más duro golpe en contra de Sendero Luminoso en los últimos años, para algunos expertos como Jaime Antezana habría sido una venganza del narcotráfico.
Esta simbiosis entre terrorismo y narcotráfico en el Vraem ha desencadenado una serie de delitos conexos, como el tráfico de productos químicos fiscalizados, madera, armas, trata de personas y corrupción de funcionarios.
Por ello, la complejidad de esta situación exige estrategias integrales que aborden tanto la raíz del problema como sus ramificaciones.
El exministro del Interior Rubén Vargas señala que el principal problema del Vraem es el narcotráfico. “El 70% de la cocaína sale del Vraem y solo tenemos dos bases antidrogas. El narcotráfico tiene que ser el objetivo del Gobierno”, señala. Y agrega: “Tenemos más de 20.000 cocaleros legales que producen para el consumo tradicional. Sin embargo, la empresa Enaco tiene el monopolio de la comercialización. Ahora no compra o lo hace a crédito, lo que empuja al campesino tradicional a la ilegalidad. ¿Por qué tanto abuso?”.
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Decomiso de drogas. En lo que va del año se han confiscado 43,3 toneladas de clorhidrato, PBC y marihuana y se puso fin a 49 redes criminales ligadas al narcotráfico.
33 pistas de aterrizaje clandestinas.