Estos son los narcos dueños de 16 toneladas de cocaína
Nueva ruta a Europa. Ciudadanos bolivianos son los propietarios de dos embarques de droga incautados el 30 de diciembre y el 18 de enero en Bolivia y el Perú. Estaban destinados a Bélgica y Países Bajos. De haber llegado la cocaína a las calles europeas, hubiera alcanzado un valor de US$1.120 millones.
La espectacular cifra de 16 toneladas de cocaína era lo que una organización internacional de bolivianos pretendía despachar a Países Bajos: 8,77 toneladas fueron interceptadas en el puesto de aduanas Tambo Quemado, Bolivia, y 7,29 toneladas en el puerto del Callao. En ambos casos, la droga fue camuflada y adherida a pisos de madera, que procedían de la fábrica Industrial Maexa, del boliviano Daniel Janco de la Cruz. El empresario de la misma nacionalidad Álex Pedraza Ferrufino fue identificado como el exportador. Como gestor de la operación fue señalado el colombiano Armando Gutiérrez Aguirre, aunque se sospecha que sería el químico que diluyó la cocaína para pegarla a los pisos de madera. Los tres fueron detenidos por la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN) de Bolivia, el mismo día que fue detectado el contrabando de droga en un camión cuyo destino era Arica, Chile.
Fueron las autoridades aduaneras y antinarcóticos bolivianas las que advirtieron a sus pares peruanos que otro transporte de carga pesada había conseguido burlar los controles y llegar hasta Arica, donde despachó en un buque la mercancía ilícita hacia el puerto del Callao. La droga camuflada fue transferida a otra embarcación, con dirección a Ámsterdam (Países Bajos), haciendo escala en Amberes (Bélgica). El 18 de enero, un equipo de aduaneros de Sunat con ayuda de un perro adiestrado detectó el alijo de cocaína, que intervino con la participación de agentes de la Dirección Antidrogas (Dirandro). La droga estaba camuflada de la misma forma como los bolivianos la descubrieron en el camión interceptado en Tambo Quemado, el 30 de diciembre.
No había duda de que se trataba de la misma organización criminal a escala internacional. Bolivia se ha convertido en los últimos años en el más importante procesador de pasta básica procedente del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), y de otras cuencas adyacentes a la frontera con el país altiplánico. Las mafias bolivianas también han cobrado relevancia como transportistas de cocaína a gran escala que luego es enviada a Europa. Así lo confirman las cifras oficiales de las autoridades de Bolivia. En 2020, fueron incautadas 5,86 toneladas; en 2021 sumaron 7,80 toneladas; en 2022 subió a 10,21 toneladas; y en 2023 se duplicó en 21,34. Los números lo dicen todo. Y no solo en Bolivia.
Entre 2019 y 2021, en el puerto del Callao fueron interceptadas 2,53 toneladas de cocaína que se dirigían a Países Bajos. Y entre 2018 y 2023, las fuerzas antidrogas capturaron en el mismo puerto chalaco más de 5,32 toneladas de cocaína que estaban destinadas a Amberes, Bélgica. Sumando las incautaciones de la droga que se pretendía despachar a Países Bajos y Bélgica, se llega a las 7,85 toneladas. Lo que se intervino el último 18 de enero de un solo golpe (7,29 toneladas) representa casi la totalidad de lo decomisado en 5 años.
Según fuentes relacionadas con el operativo que interceptó las 7,29 toneladas de la empresa boliviana Industrial Maexa, este episodio confirma que las organizaciones de narcotraficantes de Bolivia han incrementado su capacidad de atender la creciente demanda de cocaína, especialmente de Europa. Por esta razón, los cultivos de coca en el Perú no dejan de aumentar desde hace años, por lo que la producción potencial de cocaína en el país ha subido de 800 a 870,2 toneladas anuales. Mientras que en 2023 fueron incautadas 21,5 toneladas de cocaína. Los decomisos afectarían solamente el 2,5% de la droga que se produce al año.
El 30.12.23 se incautaron 8,77 toneladas en Tambo Quemado, Bolivia. Foto: difusión
“Los bolivianos captan cada vez más la producción de pasta básica que sale del Vraem, de Madre de Dios y de Puno, y como no enfrentan las restricciones a los insumos químicos como en el Perú, ellos refinan la cocaína. Toda esa producción no va a la costa, sino a Bolivia”, explicaron de inteligencia antidrogas.
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“La pasta básica peruana es recogida por avionetas bolivianas, brasileñas o paraguayas a zonas del departamento de Santa Cruz, donde hay laboratorios de procesamiento. ¿Y por qué va la pasta básica para Bolivia? Porque en Bolivia las organizaciones criminales son de gran nivel. Las organizaciones criminales peruanas no tienen ese nivel como los bolivianos”, precisaron las fuentes.
“En el negocio de la cocaína, las organizaciones criminales se distribuyen funciones específicas. Unas están dedicadas a la producción, otras al transporte y también a la distribución. Y los bolivianos no solo están dedicados a la producción, sino también al transporte. ¿Y dónde está el dinero? En el transporte, no en la producción. Un ejemplo es la incautación en Bolivia y en el Perú de más de 16 toneladas de cocaína, en dos momentos diferentes, pero del mismo propietario”, precisaron las fuentes especializadas.
“Estamos hablando de 16 toneladas de cocaína. Sin duda, un ‘nacho’ (narcotraficante) cualquiera no ha financiado esas 16 toneladas. Se trata de un ‘nacho’ fuerte, de un ‘nacho’ potente, y es un ‘nacho’ boliviano. Los ‘nachos’ bolivianos son los ricos de Bolivia”, señalaron las fuentes con conocimiento del caso.
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Las autoridades belgas estiman en US$70.000 el precio del kilo de cocaína en las calles de Amberes. Si las 16 toneladas de droga llegaban al puerto belga, como estaba proyectado por la mafia boliviana, podría haber alcanzado un valor de US$1.120 millones.
Belgas y holandeses sienten la pegada de las oleadas de cocaína sudamericana que se infiltra en sus puertos. El Ministerio Federal de Finanzas de Belga reportó la incautación de 116 toneladas de cocaína en 2023, lo que supera a las 110 toneladas de 2022. Mientras que el Departamento de Aduanas de Países Bajos comunicó sobre 60 toneladas interceptadas en 2023, más que las 51 toneladas en 2022.
Pese a las cada vez más extremadas medidas para detectar el contrabando de cocaína, y al incremento de la intervención de los alijos, las autoridades de Bélgica y Países Bajos saben que los narcotraficantes sudamericanos y sus socios europeos se las ingenian para crear nuevas modalidades dirigidas a inundar de droga al Viejo Continente. Lo que estos países consiguen que las mafias internacionales pierdan por los decomisos parece que no es lo suficiente ni contundente como para afectar el multimillonario negocio.
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“Actualmente, el Perú produce cerca de 1.000 toneladas de cocaína, y de ese total, el 70 por ciento de esa producción, es decir 700 toneladas, se va para Bolivia. Pero Bolivia produce un promedio de 300 toneladas al año. Juntando con la droga que llega del Perú, entonces Bolivia mueve 1.000 toneladas de cocaína al año. ¿Y cuánto incautó la Policía Antidroga Boliviana el último año? Solo el 20 por ciento”, describieron fuentes antinarcóticos.
El 18.1.24 se intervinieron 7,29 toneladas en el Callao. Foto: difusión
Para los narcotraficantes que financian los enormes alijos que se exportan a Europa, la droga que las fuerzas antinarcóticos consiguen interferir está dentro de los márgenes de pérdidas razonables del negocio. Para resarcirse, se inventan nuevas rutas. La más reciente es la que acaba de quedar en evidencia: de las cuencas del Vraem, Pichis Palcazú, Ucayali, Loreto y el Amazonas, salen avionetas con pasta con destino a Santa Cruz, Bolivia, donde el parque aéreo civil es muy amplio. Luego, la cocaína es camuflada y transportada hasta los puertos de la costa norte de Chile, entre ellos Arica, de donde es despachada al Callao, donde otra embarcación recibe el alijo destinado a Amberes o Ámsterdam.
“En Bolivia hay una cultura de aviación civil. Cualquier avioneta que ingresa a Bolivia puede nacionalizarse. Entonces, ¿qué hacen los narcos? Se roban las avionetas argentinas, paraguayas y brasileñas, y se las llevan a Bolivia y les ponen su placa. Pero toda esa jugada está en Santa Cruz. Y como ellos tienen cultura de aviación civil, cuentan con numerosos taxis aéreos en sus fronteras”, precisaron fuentes antinarcóticos.
“¿Y cómo funciona el puente aéreo? Todas las avionetas están en Santa Cruz y de allí vuelan a Santa Ana del Yacuma, y como en esa zona no hay control aéreo, vienen al Perú donde cargan la droga y regresan nuevamente a Santa Ana del Yacuma, donde dejan la mercancía y luego regresan a Santa Cruz”, indicaron las fuentes a este diario.
Según las autoridades bolivianas, los detenidos Daniel Janco, Álex Pedraza y Armando Gutiérrez carecen de antecedentes policiales por drogas. Pero se sospecha que actúan en sociedad desde hace algunos años porque aparecen relacionados con exportaciones de madera, en la que probablemente había cocaína peruana camuflada.
Desde 2007, bolivianos hicieron 20 exportaciones hacia Europa
La mafia boliviana usó a la compañía Industrial Maexa, de Daniel Janco de la Cruz, de 47 años, para exportar la cocaína. La firma funciona desde hace 30 años y se encuentra en El Alto, La Paz.
La policía atribuye al empresario boliviano Álex Pedraza Ferrufino, de 46 años, natural del departamento de Santa Cruz, haber encargado el cargamento de piso de madera.
El colombiano Armando Gutiérrez Aguirre, de 47 años, preparó el camuflaje para la cocaína. El chofer boliviano Eloy Ticona Mamani, que conducía el camión con 8,7 toneladas de cocaína, ingresó en el Perú en 2016. Desde 2007, Industrial Maexa hizo 20 exportaciones a Europa.