“¡Soy turista! ¡Soy turista!”, gritaba el ciudadano turco Cengiz Guner ante las cámaras de los agentes de inteligencia de la Dirección Antidrogas, que lo sorprendieron en un inmueble ubicado en el asentamiento humano Las Brisas del Huallaga, en Tingo María, Huánuco. Pero Guner no estaba de vacaciones en la localidad selvática. Dirigía a un grupo de personas que embotellaba cocaína diluida en aceite de soya. El turco Guner planeaba exportar una tonelada y media de droga, valorizada en el Perú en 1 millón 9 mil dólares, a su país de origen, Turquía, donde su costo alcanza los US$ 36,8 millones. Se trataba de una exitosa operación antidroga que también revelaba que el narcotráfico internacional ha retornado al Huallaga, que en los años 80 y 90 fue la principal zona de producción de droga.
Cengiz Guner no cayó solo. También fueron detenidos Alexander Chuquilín Silva y su esposa Yanira Buendía Marín de 27 años, encargados de acopiar la droga en donde fue atrapado el turco. Chuquilín y Buendía compraron la droga en la zona del Alto Huallaga.
Después de un exitoso programa de erradicación de los cultivos de hoja de coca y de la sustitución de los mismos por otros productos alternativos, en el otrora valle cocalero, de donde salía en avionetas la pasta básica que luego los carteles colombianos convertían en cocaína, han comenzado a reaparecer organizaciones internacionales del narcotráfico. El caso del turco Cengiz Guner es solo un ejemplo reciente.
Detenidos. De izquierda a derecha: Alexander Chuquilín Silva, Yanira Buendía Marín y 'El Turco' Cengiz Guner, quien presentó pasaporte brasileño. Foto: Composición La República
Las cifras confirman que el narcotráfico se está revitalizando en el valle del Huallaga. Según la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Droga (Devida), en el 2015 se contabilizaron 1.197 hectáreas de hoja de coca, y en el 2020 crecieron hasta las 2.143 hectáreas, lo que representa un incremento de 40,3%. Es uno de los incrementos más notables entre todos los valles cocaleros del país. Todo indica que para fin de este año, la cifra se disparará porque el plan de Devida de erradicar 25.000 hectáreas en el país no se cumplirá, como ha informado La República. La ecuación es simple: más cultivos de hoja de coca, mayor producción potencial de cocaína.
Otra forma de determinar la tendencia al alza de la proliferación de la droga en el Huallaga es la cantidad de estupefaciente que ha decomisado en el curso del año la policía antinarcóticos. De las 56,5 toneladas de droga requisadas por los agentes de la Dirandro en distintas partes del país, la lista la encabeza Huánuco con 7,4 toneladas, entre pasta básica y cocaína. Incluso más que en Cusco (6,3 toneladas), Ayacucho (5,7 toneladas) y Junín (2,4 toneladas), en cuyas jurisdicciones se encuentra el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) y que se supone es la zona de mayor producción de droga en la actualidad (ver infografía).
La captura del turco Cengiz Guner confirma la tendencia de la reaparición del narcotráfico internacional a gran escala. Guner era el financista del embarque de una tonelada y media de cocaína a Europa por vía marítima. La droga la había adquirido en el Huallaga, no en el Vraem como suelen hacerlo otras organizaciones criminales internacionales.
En efecto, durante las investigaciones, los agentes antidrogas determinaron que los alijos de droga que diluía Guner en aceite de soya provenían del Alto Huallaga, específicamente de los distritos de La Pólvora, Uchiza y Nuevo Progreso, en la provincia de Tocache, el área que dominó el famoso Demetrio Chávez Peñaherrera, ‘Vaticano’.
“Sabemos que en esas zonas donde hubo erradicación de cultivos de hoja de coca, han aparecido algunos laboratorios de procesamiento de pasta básica de cocaína, de donde sale la droga en pocas cantidades para evitar las incautaciones”, indicó a este diario un oficial de la Dirandro que labora en el Alto Huallaga.
La Dirandro ha detectado un resembrado de cultivos de hoja de coca, en particular en áreas correspondientes a los distritos de Campanilla, Huicungo, Juanjuí, Pachiza y Pajarillo, en la provincia de Mariscal Cáceres; y en los distritos de Tocache, Uchiza, Pólvora, Shunte y Nuevo Progreso, en la provincia de Tocache; en ambos casos, en la región San Martín.
También se identificaron resembrados en los distritos del Monzón y Jircán, en la provincia de Huamalíes; Cholón y Mozón, en la provincia de Marañón; Mariano Dámaso Beraún, José Crespo y Castillo y Pueblo Nuevo, en la provincia de Leoncio Prado; en la región Huánuco.
El jefe de la Dirección Antidrogas, general PNP Raúl del Castillo Vidal, informó que las operaciones antinarcóticos se han incrementado en la zona del Huallaga debido al brote de resiembra de cultivos de hoja de coca.
“Podemos decir que sí hay un crecimiento de cocales en el Huallaga. La droga sale en pocas cantidades y por esa razón las operaciones antidrogas han aumentado para que no se convierta en lo que era antes (como en los años 80 y 90)”, explicó el general Del Castillo.
El caso del turco Cengiz Guner confirmó el renovado interés de las organizaciones internacionales del narcotráfico en el Huallaga, entre otras razones porque las operaciones antidrogas del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de la Dirandro en el Vraem se han intensificado. Cada vez es más difícil sacar droga de esta zona, por lo que los narcotraficantes han comenzado a preferir financiar la producción de cocaína en el Huallaga.
Por información de inteligencia, la Dirandro se enteró que se preparaba la salida de una importante cantidad de cocaína del Huallaga, y que sería embarcada en el puerto del Callao. Los agentes antinarcóticos consiguieron identificar a los esposos Alexander Chuquilín y Yanira Buendía como los acopiadores de la droga en Tingo María.
Sin saber que eran vigilados por los agentes antidrogas, una vez que la pareja logró reunir una tonelada y media, hizo su aparición el turco Cengiz Guner. El extranjero dio el dinero para la compra del inmueble de 500 metros cuadrados en el distrito de Rupa Rupa, Tingo María, además de una camioneta 4x4 y una motocicleta.
El lunes 11 de octubre de este año, Cengiz Guner llegó al local para supervisar el llenado de las botellas con aceite de soya diluido con cocaína, cuando los agentes antidrogas intervinieron el lugar y lo arrestaron con sus cómplices Alexander Chuquilín y Yanira Buendía.
Narcopista. Aeródromo en el centro poblado Challayauco, en el distrito de La Pólvora, en la provincia de Tocache. Foto: difusión
Para sorpresa de los agentes de la Dirandro, Cengiz Guner y Alexander Chuquilín presentaban antecedentes criminales. El turco contaba con procesos por narcotráfico en su país y Brasil, y el peruano tenía acusaciones por tráfico de armamento.
El jefe de la Dirandro, general Raúl del Castillo, indicó que otra evidencia de las actividades del narcotráfico a gran escala es la presencia de las narcoavionetas y las pistas clandestinas de aterrizaje en el Huallaga.
En los viejos tiempos cuando las más importantes ‘firmas’ (organizaciones) del narcotráfico controlaban el Alto Huallaga –en las décadas de los 80 y 90–, usaban algunos tramos de la Marginal de la Selva o carretera Fernando Belaunde Terry para que las aeronaves recogieran los cargamentos de droga, entonces con destino a Colombia. Ahora prefieren las ‘playas’ del río o zonas adyacentes de pueblos alejados.
De acuerdo con el general Del Castillo, en lo que va de este año han sido intervenidas cuatro narcoavionetas, lo que confirma que las organizaciones criminales han reactivado los vuelos clandestinos con cargamento de droga hacia el exterior.
Sin duda, Cengiz Guner no estaba en Tingo María visitando sus exóticos paisajes.
Durante la intervención policial, Cengiz Guner se identificó como ciudadano brasileño y mostró su pasaporte U23113449. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, terminó por confesar que era de nacionalidad turca y que nació el 5 de febrero de 1968 en Estambul.
Cengiz Guner, quien maneja hasta siete idiomas, fue condenado por la justicia brasileña por el delito de tráfico ilícito de drogas con el nombre de Amhet Bektas. El ciudadano turco, luego de permanecer 5 años, 4 meses y 66 días recluido en un penal de ese país, salió en libertad en el 2019.
Las autoridades judiciales de Brasil han solicitado la expulsión de Cengiz Guner. El turco alegó que tiene esposa e hijos en dicho país y que atentaría contra la integridad de su familia si lo expulsan.
Cengiz Guner también purgó condena por el mismo delito en Turquía con el nombre de Hacilir Sayilir. Pero no ingresó al Perú con ninguna de estas identidades.
Infografía-La República