Por: María Morales, Ángela Valdivia y Diego Quispe
El 6 de marzo (6M) cambió el país. Aquel viernes, el presidente Martín Vizcarra anunció que el virus que parecía tan lejano, en Asia y Europa, había llegado. Pocos creyeron entonces que el SARS-CoV-2 nos golpearía con tanta fuerza. Han pasado seis meses desde entonces, han fallecido 50 mil personas, 29 mil de las cuales se han confi rmado como casos de Covid-19, y todavía seguimos sin saber cuándo saldremos de esta emergencia. A lo largo de varios informes que iniciamos hoy, La República comparte con sus lectores un recuento de lo ocurrido y la visión, críticas y consejos de varios protagonistas de esta lucha que solo terminará cuando haya una vacuna.
Asumir el presente. Cuando se reveló el primer caso de Covid-19, nadie predijo que para esta fecha el Perú llegaría a cuidados intensivos, producto del impacto de este virus en nuestro sistema sanitario y la economía. Y el camino que falta recorrer es largo.
Como mínimo, falta un semestre más de pandemia en el mejor de los desenlaces, siempre y cuando los proyectos de vacuna contra este virus superen la fase 3 de prueba y su aplicación a los más vulnerables sea eficaz, según los expertos consultados por La República.
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Mientras eso no suceda, la convivencia con el virus será en un clima de incertidumbre. Los especialistas coinciden en que, con base en lo sucedido desde marzo y la evolución del coronavirus, será fundamental tres estrategias: seguimiento epidemiológico, confinamientos focalizados y la comunicación con la ciudadanía.
El Gobierno, pese a las críticas de la comunidad científica, ha insistido en las pruebas rápidas. Los reportes del Ministerio de Salud (Minsa) lo evidencian: hasta el 3 de septiembre, realizaron 3.286.526 pruebas, de las que 2.678.534 son serológicas y 607.992 moleculares.
La ínfima cantidad de test moleculares dificulta el seguimiento epidemiológico, explicaron la infectóloga de la Universidad Cayetano Heredia (UCH) Fiorella Krapp y el biólogo molecular y exjefe del Instituto Nacional de Salud (INS) Ernesto Bustamante.
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“Con pruebas moleculares, definitivamente, se podría detectar los casos cuatro o cinco días antes, que es justamente el periodo donde hay más contagios. Eso se está perdiendo”, alertó Krapp.
“Se supone que tenemos 670 mil contagiados, de los cuales el 80% son con pruebas rápidas. Y esta da falsos positivos o falsos negativos. ¿Sus resultados valen? La prueba molecular impedirá que haya rebrotes. ¿Cómo se hace el martilleo? Identificando al infectado. Y si seguimos haciendo eso con una prueba que no es molecular, nos va a pasar lo mismo que pasó desde marzo”, criticó Bustamante.
En el Ejecutivo, como una estrategia de atención temprana, impulsan la Operación Tayta para la detección y tratamiento de positivos de Covid-19. Para Krapp es preocupante que este programa se ejecute con pruebas rápidas. El exjefe del INS sostiene que mientras no se incrementen los test de hisopado, nuestro sistema de salud no podrá anticiparse al virus.
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Y el impacto de la falta de test moleculares no solo es en el ámbito sanitario, sino también en el estadístico, que es un eje del seguimiento de los contagios, las proyecciones y la medición del factor R (nivel de reproducción del virus).
Para Ragi Y. Burhum, científico en computación, determinar esos registros, mezclando resultados de test serológicos y moleculares, no garantiza un análisis objetivo del virus.
“Es totalmente engañoso. Así no se tiene la visibilidad exacta de lo que pasa. En los datos públicos todo está mezclado. Si yo hiciera puras pruebas moleculares en Lima, te diría cuánta gente está infectada y podría decirte si estamos mejorando o empeorando, y habría seguimiento de contactos. Pero hay zonas que no tienen ni un solo test molecular”, protestó.
El ingeniero y analista de datos Rodrigo Parra, en tanto, precisa que hasta el 29 de agosto había en promedio, por día, 6.500 pruebas moleculares diarias. Y el Minsa realiza más de 20 mil test diarios, juntando los de hisopado y serológicos.
“Actualmente, con la PCR tenemos una positividad de 20%, en cambio en las pruebas rápidas estamos con una de 28%. ¿Qué nos dice eso? (…) Si mayores pruebas son rápidas, por ende, mayor positividad, y si fueran PCR y se mantiene lo que estamos viendo, sería menor”, reflexiona Parra.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando una pandemia supera el 5% de positividad significa que está descontrolada. En nuestro país el porcentaje es cuatro veces mayor.
Al inicio de la pandemia, las cuarentenas fueron una estrategia oportuna para evitar un acelerado colapso del sistema de salud. Sin embargo, a medio año desde el primer caso, y con 4 regiones y 46 provincias bajo confinamiento, los médicos reflexionan acerca de si es la medida que debe perdurar para convivir con el virus.
Para Krapp, el confinamiento no tendría el mismo efecto que hace seis meses. “En realidad, en Lima es mucho más difícil, generalmente ahora que estamos en plena fase de reactivación económica y se movilizan de un extremo al otro. Es difícil detectar áreas donde se puedan aplicar las cuarentenas focalizadas”, sostiene.
El infectólogo Juan Villena, en esa línea, recuerda que el momento en el que se declaró la cuarentena y emergencia nacional fue razonable. Agrega, no obstante, que el principal factor que no permitió un buen control de la infección fue que el Gobierno no sabía cuál sería el comportamiento de la población, pues no todos acataron las medidas dictadas.
Por eso, en estas circunstancias, según Villena, una de las medidas para evitar la propagación del virus no sería una cuarentena focalizada, sino un total de tres o cuatro semanas con una liberación progresiva de los servicios. “Si en ese tiempo no sale nadie y nadie se contamina, no hay virus”, asegura. No obstante, aclara que esta cuarentena “no puede ser solo de nombre, sino que realmente debe cumplirse”.
Explica, además, que el confinamiento, en cuanto a distritos, no funcionaría, sobre todo en Lima, pues las personas no trabajan en el mismo lugar en el que viven. “Mientras que otra cosa es que nadie salga de su región, eso sí es absolutamente lógico”.
El infectólogo y vicedecano del Colegio Médico del Perú, Ciro Maguiña, en cambio, manifiesta que sí optaría por medidas de distanciamiento focalizadas e inteligentes. “Mantener totales ya no sirven”, asegura.
Él precisa que, por ejemplo, estas tendrían que realizarse en algunos lugares de Lima, no en toda la ciudad. Añade que la medida podría ser de 15 días a un mes y que ello dependería de la región en cuestión. “Cuando hay una pandemia, debes trabajar de forma focalizada. Tienes que evaluar cada 15 días si funciona o no”.
En ambos escenarios, de acuerdo con las estadísticas analizadas por Burhum (niveles de informalidad e índices de pobreza), la cuarentena, ya sea general o focalizada, requiere un paquete económico para solventar las necesidades de la población confinada.
Durante las últimas dos semanas, el Gobierno impulsó una campaña de comunicación contra el coronavirus. Bajo el lema “El Covid no mata solo. No seamos cómplices”, apeló a la presión social de la ciudadanía, a fin de evitar los contagios. A pesar de ello, según los expertos abordados, aún no se incide en mensajes sencillos y comprensibles para frenar comportamientos que desacaten las medidas de restricción.
Para Krapp, aún no se mejora la comunicación, ni se brindan las medidas adecuadas para informar acerca de la enfermedad. “Aún no hay mensajes claros a la población, que refuercen cómo tienen que modificar sus comportamientos. Faltan mensajes de decisiones, como quédate en tu casa, es probable que tengas Covid-19, necesitamos que nos ayudes, tenemos que ser aliados”, aconsejó.
En tanto, el exministro de Salud Fernando Carbone señala que las campañas comunicacionales deberían reforzarse, pues estas deberían indicar a la ciudadanía cómo actuar en caso de que se sospeche de que haya contraído el virus. “Deben ir aspectos como ir a un centro de aislamiento temporal por 14 días si en tu domicilio no hay condiciones”, agrega.
El infectólogo Ciro Maguiña, por su parte, indica que la campaña comunicacional es importante, pero debe ser de “manera proactiva”. “Deben ganarse a la población”, acota. Y más aún porque, en estas circunstancias, infectarse de coronavirus o salir airoso depende de un hilo.
Óscar Ugarte Ubilluz, exministro de Salud
No hubiésemos querido destacar por ser un país con alta incidencia y la mayor mortalidad en el mundo por Covid-19. Pese a que se tomaron medidas audaces y tempranas como la cuarentena y el distanciamiento social, hoy queda claro que no fueron suficientes ante una estructura socioeconómica informal, donde el 72% de la población vive del trabajo cotidiano en la calle; y ante la extrema debilidad de un sistema de salud tradicionalmente postergado en financiamiento, recursos humanos e inversión en el primer nivel.
La vacuna aparece como una esperanza en nuestro país y en el mundo, pero es todavía para el próximo año. Entretanto, nuestra responsabilidad ética y sanitaria es evitar nuevos contagios y sobre todo nuevas muertes. Para ello se requiere el máximo esfuerzo del Gobierno y de la ciudadanía en la prevención y en los tratamientos, en el fortalecimiento del Minsa, Essalud y los otros actores. Mantener el distanciamiento social, detectar tempranamente los casos, aislarlos y proveer el tratamiento con medicamentos, oxígeno y UCI para quienes lo requieran, es el imperioso deber ético en defensa de la vida. Y a la vez prever la logística y entrenar al personal necesario para una vacunación exitosa en los próximos meses.
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Pero también es una obligación ética diseñar un nuevo país, democrático y sin las inequidades actuales; así como el nuevo sistema de salud que el Perú necesita, fortalecido y unificado como lo ha propuesto el Acuerdo Nacional. Tenemos la responsabilidad histórica de cambios profundos. Hagámoslos.
El Laboratorio de Referencia de Apurímac obtuvo la autorización del Instituto Nacional de Salud para realizar el diagnóstico molecular del SARS-CoV-2. De esta manera, este laboratorio que ayer fue inaugurado por el presidente Vizcarra podrá procesar hasta 270 diagnósticos diarios. Es el décimo quinto laboratorio regional en el país. A nivel nacional, el Perú cuenta con 42 laboratorios para realizar pruebas moleculares.
En tanto, la ministra Pilar Mazzetti sostuvo una reunión virtual con congresistas de Puno para acordar la instalación de Centros Rápidos de Atención Temporal y el abastecimiento de oxígeno en la región. También llevó 30 balones de oxígeno y dos toneladas de equipos de protección personal a la región La Libertad.
Desde el 1 de junio hasta el 1 de setiembre se han realizado 183 operaciones Tayta en todo el país, de las cuales 69 se ejecutaron en Lima Metropolitana y Callao; 103 en provincias del interior del país, y 11 megaoperaciones regionales. En dichas intervenciones, 122.912 personas vulnerables pasaron por la prueba Covid-19, resultando positivos más del 25%.
César Cárcamo, epidemiólogo
“El Perú tendrá preferencias a la hora de recibir las vacunas (contra el Covid-19) una vez que estén aprobadas, por su contribución en los estudios clínicos que se harán para probar su eficacia”.
Patricia García Funegra, exministra de Salud
¿Fueron correctas las medidas tomadas al inicio de la pandemia?
Sí, fueron adecuadas, pero nos han jugado mal otros factores propios del contexto sociocultural porque hubo gente, en todos los niveles socioeconómicos, que no cumplió con las medidas. También faltó velocidad en muchas respuestas del Estado, como por ejemplo en el tema de los bonos.
¿Qué acciones pudieron ser diferentes?
A raíz de no tener insumos de pruebas moleculares y capacidades para procesarlas, se debió haber hecho contención con cercos epidemiológicos. También debieron haber comenzado más temprano una campaña comunicacional que involucrara a más sectores, por ejemplo al privado.
infografía covid
¿Qué hacer hasta que llegue la vacuna?
En los siguientes meses realmente necesitamos campañas de comunicación de riesgo que funcionen bien. Yo creo que es bueno que ya se estén haciendo, pero considero que debería convocarse al sector privado también, a los publicistas. Y debe haber un equilibrio: campañas que animen a la gente porque ya está cansada, pero que no bajen la guardia. Asimismo, contar con mayor fiscalización: sanciones eficaces para los que incumplan las normas. Y debemos implementar cercos epidemiológicos eficientes.
¿Cómo se lograría esto?
Se le hace una prueba molecular a cualquier persona que tenga síntomas. Luego, se debe tratar de reducir el tiempo para el resultado. En caso la respuesta sea positiva, entonces se les realiza pruebas moleculares a todos sus contactos, tengan o no síntomas. También, todos los contactos, independientemente de la prueba, deberían quedar en cuarentena de 14 días inmediatamente.
infografía covid
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