
El gobierno de China calificó como un "ataque deliberado" las declaraciones del senador estadounidense Marco Rubio, quien aseguró que "el mundo nunca olvidará" la represión militar de 1989 en la plaza de Tiananmen. En una rueda de prensa, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, denunció que las palabras del funcionario estadounidense constituyen una "grave injerencia en los asuntos internos" del país asiático.
La reacción del régimen fue inmediata. China presentó una protesta formal a la administración estadounidense, acusando a Rubio de distorsionar los hechos históricos y de agredir políticamente el modelo de desarrollo chino. La conmemoración del 4 de junio continúa siendo un tema altamente sensible para el Partido Comunista Chino.
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El 4 de junio de 1989, el mundo observó con horror cómo las tropas del ejército de China, apoyadas por tanques, irrumpieron en la plaza Tiananmen para sofocar manifestaciones pacíficas que pedían libertades políticas. Aunque el número oficial de víctimas nunca fue revelado, informes independientes estiman que murieron desde cientos hasta posiblemente miles de personas.
En un comunicado, Marco Rubio señaló: “Hoy conmemoramos la valentía de los chinos que murieron cuando intentaban ejercer sus libertades fundamentales, así como a quienes continúan sufriendo persecución por exigir justicia y rendición de cuentas”. El secretario de Estado también acusó a Pekín de censurar activamente los hechos para borrar cualquier memoria de la masacre.
Las palabras de Rubio, figura clave en la política exterior del Partido Republicano, generaron molestia en Pekín, que insiste en evitar cualquier debate público sobre lo ocurrido en Tiananmen.
El régimen chino no solo rechazó las declaraciones de Marco Rubio, sino que también reafirmó su modelo de gobierno. “El camino del socialismo con características chinas cuenta con el respaldo total del pueblo y ha sido ampliamente reconocido por la comunidad internacional”, aseguró Lin Jian.
En su estrategia de control del relato histórico, el Partido Comunista Chino mantiene una estricta censura sobre cualquier alusión a Tiananmen. Las principales acciones del gobierno incluyen:
La respuesta de China refleja su postura inflexible ante cualquier cuestionamiento internacional sobre su historial en derechos humanos.
En medio de la controversia, el presidente de Taiwán, Lai Ching-te, se sumó este miércoles a los homenajes a los fallecidos en la plaza Tiananmen. “No debemos olvidar a quienes contribuyeron al ideal de los derechos humanos”, expresó en un mensaje público, reafirmando el compromiso democrático de la isla.
Taiwán, considerada por Pekín como una provincia rebelde, ha sido históricamente uno de los pocos territorios de habla china donde se han realizado actos masivos en memoria del 4 de junio. La declaración de Lai Ching-te fortalece la imagen del país como defensor de las libertades y aumenta las tensiones con el régimen continental.
Desde que asumió la presidencia, Lai ha insistido en mantener la independencia de Taiwán frente a las amenazas militares y diplomáticas de China. Su apoyo a la causa de Tiananmen representa un desafío directo al control narrativo del Partido Comunista Chino.
Cada año, la conmemoración del 4 de junio marca un punto de fricción entre China y los gobiernos que promueven los derechos humanos. Mientras naciones occidentales como Estados Unidos insisten en mantener viva la memoria de Tiananmen, el régimen comunista intensifica la vigilancia, la represión y la censura en su territorio.
Marco Rubio y otros líderes norteamericanos han insistido en la necesidad de defender las libertades individuales y denunciar los abusos históricos. Pekín, en cambio, considera estas acciones parte de una estrategia para desacreditar su legitimidad internacional.
En años recientes, incluso en Hong Kong, donde antes se permitían vigilias públicas, las autoridades han prohibido cualquier acto relacionado con la masacre. La presión del Partido Comunista Chino ha eliminado casi por completo el espacio público para recordar el episodio más oscuro de la historia contemporánea del país.

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