
Donald Trump ve difícil un trato comercial con China: “Me gusta el Presidente Xi, pero es muy duro llegar a un acuerdo"
Donald Trump endurece su discurso comercial hacia China, calificando a Xi Jinping como un líder difícil para pactar acuerdos, aunque admite que el presidente chino le agrada.
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El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a mostrarse desafiante frente a China y a su mandatario, Xi Jinping, a quien definió como un dirigente "muy duro" para negociar. "Me gusta el Presidente Xi, pero es extremadamente difícil llegar a un trato con él", escribió Trump en su red Truth Social, en medio de una nueva escalada arancelaria que sacude el tablero global del comercio internacional.
La declaración coincide con la firma de una orden ejecutiva que duplica los aranceles a productos importados desde China. La Casa Blanca justificó esta medida como parte de una estrategia para proteger la seguridad nacional y frenar el ingreso de excedentes industriales a precios reducidos que, según argumentan, afectan la competitividad de la producción local.
Trump justifica nuevos aranceles por seguridad nacional
Su escrito en la red social 'Truth Social' dice: “Me gusta el Presidente Xi de China, siempre me ha gustado y siempre me gustará, pero es MUY DURO y EXTREMADAMENTE DIFÍCIL LLEGAR A UN TRATO”, en medio de rumores de nuevos diálogos con el presidente del país chino.

En su cuenta de 'Truth social', Donald Trump opinó sobre el presidente Xi Jinping. Foto: Captura
Los nuevos aranceles firmados por Donald Trump elevan hasta un 50 % los gravámenes sobre productos chinos clave. El exmandatario aseguró que la tarifa anterior, de 25 %, ayudó a controlar precios, pero no fue suficiente para impulsar una producción doméstica autosuficiente.
En la misma orden, Estados Unidos anunció que el Reino Unido quedará exento de este aumento gracias a un acuerdo bilateral que mantendrá sus tarifas en el 25 %, aunque será revisado en julio. En contraste, Trump acusó públicamente a China de violar un acuerdo alcanzado a principios de mayo que buscaba congelar temporalmente los aranceles mutuos.
La respuesta de Beijing fue inmediata: el gobierno chino denunció que Washington incumple compromisos adquiridos en Ginebra, bajo el marco de la Organización Mundial del Comercio. Además, criticó duramente nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos, como los controles a semiconductores y la cancelación de visados a estudiantes chinos, que calificó como medidas de “supresión extrema”.
Bruselas rechaza las medidas de Trump
Las decisiones unilaterales de Donald Trump también generaron reacciones en Europa. La Comisión Europea expresó su preocupación por las consecuencias del aumento arancelario, en un momento sensible para el equilibrio del comercio internacional. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, conversó con Trump para reducir tensiones, pero la presión comercial persiste.
Por su parte, el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, tiene una reunión agendada con el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, en París, con el objetivo de establecer un nuevo marco bilateral antes de julio, cuando vence el actual acuerdo de “aranceles recíprocos”.
Greer también envió comunicaciones formales a los principales aliados comerciales de Estados Unidos, incluyendo la Unión Europea, advirtiendo sobre un posible recargo adicional del 20 % a las importaciones, si no se alcanza un nuevo consenso antes del plazo.
Posible conversación entre Trump y Xi Jinping
A pesar del tono confrontativo, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que está previsto un diálogo telefónico entre Donald Trump y Xi Jinping esta semana. Sin embargo, desde Beijing aún no hay confirmación oficial sobre este contacto.
La conversación se produciría en medio de una creciente desconfianza mutua. Trump insiste en que su prioridad es proteger los empleos y la industria nacional, incluso a costa de tensiones diplomáticas. Para Washington, China representa no solo un competidor comercial, sino una amenaza directa a su autonomía productiva.
En este contexto, el nuevo conflicto arancelario reaviva la rivalidad entre las dos mayores economías del mundo. Las próximas semanas serán clave para definir si habrá un giro negociador o si el conflicto escalará con nuevas represalias en sectores estratégicos.