Una nueva variante del coronavirus, recientemente denominada como Ómicron, fue detectada el pasado 24 de noviembre por primera vez en Sudáfrica. Lo particular de este linaje (B.1.1.529) es que posee una cantidad de mutaciones realmente alta (50), que representa a casi el doble de las que tiene la Delta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado a Ómicron como “preocupante”. Actualmente, ya se ha detectado en un país de Europa (Bélgica) y ha hecho que varios territorios de este continente cierren sus fronteras. El escenario ha provocado alarma. No obstante, los expertos afirman que esto pudo haberse evitado.
“Sí, se pudo haber evitado. O sea, es complicado decir que se pudo haber evitado este caso en particular, pero es que no se ha tenido los niveles de solidaridad con relación a la distribución de vacunas. Los países desarrollados incluso han descartado vacunas que no han sido usadas, mientras que en otras latitudes no han llegado”, declaró para La República Paúl Cárdenas, microbiólogo y docente en la Universidad San Francisco de Quito, en Ecuador.
Se cree que la variante tuvo origen en Botswana, un país en el que solo el 20% de su población tiene sus dosis de vacunas completas contra la COVID-19, según Our World in Data. Mientras tanto, en Sudáfrica, donde se dio la alerta y, actualmente, se registran más de 22 casos, esta cifra llega al 23%.
El escenario no cambia en otras naciones del continente africano. Namibia apenas llega al 11,6% y Zimbabue al 18,6%. Aun con dosis únicas de Johnson y Johnson, en Lesotho y Eswatini, solo el 27% y el 22%, respectivamente, han logrado la inmunización contra el coronavirus.
Las cifras son realmente bajas en comparación con países potencia como España (79%), Japón (77%), Canadá (76%), Bélgica (75%), entre otros.
“Y es posible que sigan surgiendo nuevas variantes de preocupación si seguimos abasteciendo a las mismas regiones del mundo con coberturas de vacunación alta”, señala el epidemiólogo Edgardo Nepo, profesor de Salud Pública de la Escuela de Medicina de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
“El mecanismo Covax no consiguió abastecer de vacunas a los menos favorecidos como se pensó y eso deberia merecer una reflexión, un ajuste en las estrategias para conseguir que haya vacunas en todas las partes del mundo”, agrega.
Meses atrás, cuando las primeras vacunas contra la COVID-19 se estaban empezando a distribuir, la OMS había advertido a estos Gobiernos que los medicamentos debían ser compartidos en el mundo por igual, al menos con las primeras dosis.
Los científicos alertaron que la aparición de nuevas variantes peligrosas podían ocurrir si dejaban que el coronavirus siguiera transmitiéndose. No hicieron caso.
“Justamente el problema de la aparición de variantes es que surgen en poblaciones donde hay alta transmisión del virus. Obviamente donde existe poca vacunación, el riesgo es más grande de que surjan estas variantes”, explica Cárdenas.
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“Lastimosamente, los países con más capacidad económica tienen más acceso a las vacunas y con esta pandemia hemos visto eso”, añade
De momento se desconoce cuál es el impacto que tendrá Omicron y cuán difícil volverá el control de la pandemia de la COVID-19 a nivel global.
“Tiene varias mutaciones, algunos estudios muy preliminares dicen que es hasta seis veces más contagiosa, es bastante preocupante. Pero no sabemos cuánto puede escapar del sistema inmune, ya lo sabremos pronto”, refiere el microbiólogo.
Nepo, por su parte, recomienda continuar, además de la vacunación, con las medidas que hasta ahora nos han funcionado bien para la prevención: el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado de manos.