La economía nacional cerrará el año con un crecimiento de apenas 0,9%, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Esta lectura es más cruda que el 1,1% previsto por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Julio Velarde, presidente del BCRP, señala tres razones por las que el PBI se estancará: las sequías en la región sur, El Niño Costero en el norte y las protestas sociales, las cuales “generaron un confinamiento nivel COVID-19” a inicios de año.
Por sectores, se espera que la pesca tenga el peor resultado anual y se desplome 26,4%. Vale acotar que no se ejecutó la primera temporada de captura de anchoveta para preservar la especie y se aguarda la confirmación del Produce para la segunda temporada, aunque a criterio de Velarde esta tendría un impacto “muy pequeño” .
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También culminarán en negativo el agro, la manufactura —en especial la primaria, por la menor producción de harina de pescado— y construcción (ver infografía).
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) anunció que el PBI peruano retrocedió 1,29% en julio, atestando su segunda caída más fuerte del 2023.
Este dato se tumba el discurso de Alex Contreras, titular del MEF, quien aseguró cuál mantra en tiempos de tempestad que julio traería “la tasa de crecimiento más alta del año”.
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Así, considerando el 0,9% que prevé el BCRP, la economía peruana se enrumba a su variación más débil desde el 2001, cuando, lastrada por el estruendo político que dejó el fujimorato y los estragos de El Niño, cerró en 0,6%.
El economista Luis Arias Minaya advierte que el Gobierno no tiene el timón para salir virtuoso de los embates del clima, la tensión política y el descontento social, al punto de que se podría crecer menos que el 0,6%, considerando que hace unos meses era trillado pensar que no podríamos estar peor que en el 2009, cuando la crisis financiera global limitó el PBI a 1,1%. “¿Alguien dudaba de que esto es una recesión?”, razonó.
No obstante, Velarde considera que en lo que resta del año la economía crecerá aun cuando el BCRP ahora espera un fenómeno El Niño moderado o fuerte (ya no débil o moderado). Según el banquero, el PBI en agosto y setiembre subirá 1,3% y 1,9%, respectivamente. Ya para octubre se expandiría a 3,4% y en noviembre tocaría el pico de 4,1%. En diciembre, sería de 3,0%. El rubro de bienes y servicios ampararían esta performance.
Al cierre del primer semestre del año, 17 millones 278.000 peruanos trabajan. De este universo, 8,4 millones están en el subempleo. La diferencia con el empleo adecuado es minúscula.
En Lima metropolitana, la balanza sigue inclinándose hacia la precarización: de 5 millones de ocupados hasta agosto, 2,1 millones son subempleados, un 22,7% más que antes de la pandemia; y los adecuadamente empleados, 3 millones, un 3,2% menos que en 2019.
El BCRP incrementó de 3,3% a 3,8% su estimado de la inflación al cierre de este año, ya que los fenómenos climáticos continuarán impactando en los precios de los alimentos. Así, se espera que la inflación en alimentos y energía cierre en 4,9% (ya no en 3,4%).
Un ejemplo es el limón. Pronostican que en setiembre toque un techo de S/15,7 por kilogramo, y recién hacia diciembre baje a S/6,58. Velarde recordó que la reducción de la inflación no se traduce en corto plazo a una caída de precios.
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En el piso. En términos anuales, el PBI peruano subió 0,5%: la peor tasa a nivel regional, solo superando a Chile (-0,9%).
Vulnerables. Estancamiento del PBI “aumentará la pobreza, pero no diré cuánto”, añadió Velarde.
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Julio Velarde, presidente del BCRP
“(El PBI) ha sido golpeado en los sectores primarios, derivado por las sequías en el sur y El Niño en el norte, que ahora lo sienten en el precio del limón”.
Luis Arias Minaya, economista
“El PBI será más bajo que 0,6%. Los tres ciclones, el climatológico, político y social, se van a mantener a lo largo del año, además de la alta inflación de alimentos”.