La prohibición a 21 libros en el colegio Roosevelt aviva alerta de censura escolar
Muchos de los textos observados han ganado premios internacionales. Especialistas advierten que esta denuncia contra el colegio Roosevelt podría replicarse en otras instituciones educativas. Limitar lecturas reduce la diversidad y el pensamiento crítico, advirtieron.
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Las polémicas sobre libros suelen parecer debates superados, pero la sanción de Indecopi al colegio Franklin Delano Roosevelt reabrió la discusión. La entidad ordenó suspender el préstamo de 21 títulos de su biblioteca de secundaria y crear un comité con padres para nuevas adquisiciones. Aunque lo presentó como un asunto de “protección al consumidor”, la medida marca un retroceso en la libertad de leer y sugiere que el Estado considera ciertos temas “riesgosos” para adolescentes, incluso si provienen de obras premiadas o influyentes.
La biblioteca del Roosevelt, una de las más grandes del sistema escolar peruano, no se rige por la malla curricular, sino por el fomento del hábito lector. Su catálogo para secundaria incluye narrativa contemporánea, clásicos, distopías y novelas gráficas. Su labor, coordinada entre bibliotecaria y docentes, es formar criterio y enseñar alfabetización informacional. Paradójicamente, ese espacio de acceso libre es ahora objeto de vigilancia estatal, no por contenidos de clase, sino por libros disponibles en estanterías abiertas.
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Los libros censurados: patrones de incomodidad
Los 21 títulos vetados están destinados a estudiantes de 12 a 18 años y comparten temáticas de identidad, raza, salud mental, sexualidad, desigualdad y tránsito a la adultez. Muchos son escritos por autores afrodescendientes, queer o de minorías; otros abordan trauma, duelo o violencia desde perspectivas no moralizantes.
En conjunto, buscan nombrar experiencias que suelen ocultarse y ofrecer lenguaje para procesarlas. No buscan formar identidades, sino ampliar comprensión. Además, varios de ellos han recibido premios internacionales o forman parte del canon de literatura juvenil contemporánea. La censura que se busca imponer apunta más a la incomodidad que a la protección. Y es esa incomodidad, que impulsa pensamiento crítico, es la que parece estar en disputa.
1. The Bluest Eye, de Toni Morrison: Primer libro de la Nobel estadounidense. Explora racismo interiorizado, violencia sexual y la obsesión con la blancura en una niña afroamericana que desea tener los “ojos más azules”. Obra fundamental de la literatura del siglo XX.
2. Flamer, de Mike Curato: Novela gráfica inspirada en la propia adolescencia del autor, un artista filipino-estadounidense. Retrata el enfrentamiento de un joven con el bullying, la homofobia interiorizada y episodios de ansiedad severa durante un campamento de verano.
3. Felix Ever After, de Kacen Callender: Callender, escritor negro y trans no binario, presenta la historia de un chico trans afrodescendiente que lidia con transfobia, búsqueda de identidad y primeras experiencias amorosas mientras intenta afirmar quién es en un entorno hostil.
4. All Boys Aren’t Blue, de George M. Johnson: Johnson narra sus memorias sobre crecer siendo queer y afroamericano en Estados Unidos. El libro explora violencia, deseo, familia, consentimiento y el peso de las expectativas sociales.
5. Gender Queer: A Memoir, de Maia Kobabe: Obra autobiográfica en formato de novela gráfica donde se describe la disforia de género, la exploración del cuerpo y el proceso de encontrar un lenguaje propio para nombrar su identidad.
6. Cheer Up! Love and Pompoms, de Crystal Frasier: Novela gráfica que sigue a una adolescente trans que ingresa a un equipo de animadoras. Frasier presenta una historia sobre amistad, apoyo comunitario e identidades que buscan afirmarse sin dramatización ni caricatura.
7. Sold, de Patricia McCormick: Narra la historia de una adolescente vendida a una red de explotación sexual. La novela visibiliza la trata de personas desde la voz de las víctimas, sin romanticizar la violencia.
8. Squad, de Maggie Tokuda-Hall: Novela gráfica que mezcla fantasía y crítica social. Sigue a un grupo de chicas que enfrentan presión estética, dinámicas de poder y violencia simbólica. Incluye temas de identidad LGBTQ+ y consentimiento.
9. The Perks of Being a Wallflower, de Stephen Chbosky: Relato epistolar que aborda depresión, abuso, duelo y descubrimiento personal desde la mirada de un adolescente introvertido. Es uno de los títulos más influyentes sobre salud mental en jóvenes y fue adaptado al cine.
10. Me and Earl and the Dying Girl, de Jesse Andrews: Combina humor y tragedia en la historia de dos amigos que acompañan a una compañera con cáncer terminal. El libro aborda ansiedad, evasión emocional y vínculos en la adolescencia.
11. The Way I Used to Be, de Amber Smith: Smith, activista contra la violencia sexual, narra las secuelas psicológicas de una adolescente tras una agresión. El libro retrata miedo, silencio y el largo proceso de recuperación.
12. The Pain Eater, de Beth Goobie: Cuenta la historia de una joven que sobrevive a un ataque violento y debe lidiar con bullying y trauma mientras intenta reconstruirse.
13. Fun Home, de Alison Bechdel: Memorias gráficas que exploran la identidad lésbica, dinámicas familiares complejas y secretos que atraviesan generaciones.
14. Seeing Gender, de Iris Gottlieb: Libro ilustrado de divulgación que explica conceptos de género, sexualidad y corporalidad desde un enfoque educativo. Gottlieb aborda diversidad y representación con un lenguaje accesible para jóvenes.
15. A Court of Mist and Fury, de Sarah J. Maas: Novela de fantasía romántica para jóvenes adultos. Maas, autora superventas, desarrolla temas de consentimiento, poder, trauma emocional y relaciones complejas en un mundo fantástico.
Los seis títulos de Ellen Hopkins incluidos en la lista (Identical, Crank, Glass, Perfect, Fallout e Impulse) forman parte de su producción más conocida, donde aborda temas como adicción a las drogas, abuso sexual intrafamiliar, depresión, autolesiones, recaídas y trauma. Los textos retratan la recuperación desde una perspectiva cruda, directa y profundamente humana, basados en parte en experiencias personales y familiares. Aunque se presentan como lecturas duras, están orientadas a generar reflexión sobre salud mental y resiliencia adolescente.
Sanción de Indecopi: alegan ''salud mental''
Indecopi impuso una multa superior a S/ 141.443 al considerar que el colegio infringió artículos 25 y 73 del Código de Consumidor por no tener un comité de padres que participe en la evaluación y adquisición de libros y por fallas en su Libro de Reclamaciones. Para la Comisión N.° 2, esa omisión significó “permitir el acceso” a materiales “potencialmente dañinos” para la salud mental. También sancionó al director, Elio Jordan, con 5 UIT.
El fallo sostiene que los libros ingresaron sin validación, pero la resolución no evalúa la calidad literaria, no presenta peritajes psicológicos ni evidencia de riesgo real. Además, reconoce que los textos no eran parte de cursos obligatorios, sino de préstamo voluntario. La suspensión del acceso y la exigencia de un comité reintroducen filtros que, en la práctica, constituyen una prohibición temporal.
Siete de los autores incluidos figuran también entre los más censurados en Estados Unidos, donde grupos conservadores han impulsado prohibiciones similares en escuelas por incluir historias LGBTQ+, de inclusión, entre otras. La coincidencia temática es imposible de ignorar; el propio Indecopi cita estos vetos en sus argumentos.
La denuncia y su trasfondo
La denuncia fue presentada por AINCUS bajo el mecanismo de “interés difuso”. Abogados explican que permite actuar sin un consumidor individual y que la asociación puede acceder a parte de la multa. Fuentes del colegio cercanas a este medio sospechan intereses políticos, y aseguran que el tema ya había sido zanjado por Minedu.
El presidente de AINCUS, Uben Atoche Kong, fue candidato del partido Contigo (derivado de PPK y conducido por Gilbert Violeta, Salvador Heresi y Juan Sheput) y hoy milita en Fuerza Moderna, liderado por la exministra Fiorella Molinelli. El partido se define como centrista y forma la alianza “Fuerza y Libertad” para 2026. El componente político, señalan especialistas, no puede descartarse.
PUEDES VER: Indecopi multa al Colegio Roosevelt por contenido de libros: la institución anuncia que apelará la sanción

¿Qué representa el fallo de Indecopi?
El abogado José Carlos Gonzales Cucho sostiene que Indecopi aplicó artículos pensados para materiales curriculares, no para bibliotecas. “Extienden, a mi criterio, de forma ilegal, un deber que está acotado a la malla y al aula”, señala. Exigir validación parental para cada libro hace inviables colecciones grandes y crea un estándar que no se aplica en ninguna institución educativa. Además, el pretexto del “riesgo a la salud mental” carece de relación causal y evidencia técnica: “Se deja sin muchas opciones de lectura a los jóvenes”.
Desde la psicología, Alexandra Hernández del colectivo Más Igualdad Perú, advierte que la diversidad de información es clave en la formación adolescente y que la resolución se basa en “sentidos comunes, no en ciencia”. El abogado Bruno Fernández agrega que no existe norma que permita prohibir libros en una biblioteca, incluso cuando contienen escenas de sexo o violencia, y que imponer filtros abre espacio a la “censura previa”.
Analistas consideran que este caso podría replicarse en otros colegios, lo que podría generar autocensura institucional y reducción de catálogos. En un país con déficit histórico de bibliotecas y donde menos de la mitad leyó un libro el último año (según la ENL 2023), limitar lecturas resulta contraproducente. La congresista y exministra Flor Pablo calificó la medida como un “veto a la libertad educativa”.
El Roosevelt anunció que apelará, y reafirmó su “compromiso con una comunidad que valora la diversidad”. Sin embargo, el precedente queda planteado: la medida puede ampliar la frontera de lo que el Estado decide que se lee —y, por extensión, lo que se piensa— dentro de una escuela.
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