Endurecen régimen de visitas para presos de alta peligrosidad
Gobierno decreta tres etapas progresivas de control: A, B y C. Extorsionadores, secuestradores y asesinos solo recibirán una visita cada dos semanas de un familiar directo, tendrán una hora de locutorio y dos horas de patio diarias. Todas las celdas permanecerán cerradas y no podrán caminar por los pasillos.
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Los líderes de bandas criminales tienen privilegios en las cárceles del Perú. Y este es uno de los síntomas que demuestran la falta de control del Estado en las prisiones, convertidas en muchos casos en escenarios de planificación y coordinación de extorsiones, secuestros y asesinatos.
Informes policiales, de la Defensoría del Pueblo, del Ministerio Público y del propio Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) confirman la preocupante situación de las cárceles peruanas que están controladas por grupos criminales nacionales y extranjeros.
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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos evaluó en el 2020 del sistema penitenciario y advirtió que las prisiones están atravesadas no solo por el hacinamiento sino por la corrupción y resaltó que, en lugar de funcionar como centros de rehabilitación, se han convertido en centros de operaciones de redes criminales.
MODIFICAN REGLAMENTO
Así, con el propósito de fortalecer la seguridad en los establecimientos penitenciarios y prevenir actividades ilícitas, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos aprobó el Decreto Supremo N.º 019-2025-JUS, que modifica el Reglamento del Código de Ejecución Penal a fin de reforzar el régimen cerrado especial aplicable a los internos de mayor peligrosidad.
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La medida busca impedir el ingreso de objetos y sustancias prohibidas, evitar las comunicaciones ilícitas y garantizar el principio de autoridad, la disciplina y el orden dentro de los penales.

El decreto introduce cambios en los artículos 63, 64 y 65 del Reglamento del Código de Ejecución Penal, estableciendo tres etapas progresivas de control: A, B y C.
En la etapa A, los internos están sujetos a una disciplina estricta y vigilancia permanente. Solo pueden recibir una visita cada dos semanas de un familiar directo, con una duración máxima de una hora a través de locutorio, y disponen de dos horas diarias de patio. Además, se establece que todas las celdas deben permanecer cerradas de manera indefectible y queda prohibido que los internos transiten por los pasadizos.
Por su parte, la etapa B mantiene la rigurosidad del control, pero permite dos visitantes cada dos semanas, de máximo 2 familiares por consanguinidad hasta el cuarto grado o afinidad hasta el segundo grado, varones o mujeres, incluido el cónyuge o concubino, también mediante locutorio y por un máximo de dos horas. En tanto, se autoriza tres horas de patio al día.
Finalmente, la etapa C, destinada a internos con mejor conducta, otorga cuatro horas de patio y permite visitas directas de hasta tres horas, siempre bajo supervisión del Consejo Técnico Penitenciario.
¿SE ACABARÁN LOS BENEFICIOS?
De esta manera se busca prevenir y erradicar actividades ilícitas organizadas desde los penales, mediante un régimen más controlado y la coordinación con la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial.
Además, la medida se alinea con la Política Nacional Penitenciaria al 2030, que plantea el fortalecimiento de la inteligencia penitenciaria y el uso de tecnologías para optimizar la seguridad.
Las investigaciones policiales han demostrado los delegados y los cabecillas cobran precios ilegítimos y abusivos a los otros internos por sus celdas y camas, así como para el acceso a servicios.
Esto es parte del control que tienen los cabecillas, quienes además disfrutan de otros beneficios.
Entre los privilegios están tener un circuito de seguridad, así como ciertas comodidades en las celdas como celulares, internet, televisores e incluso poder hacer rimbombantes celebraciones. Además, las visitas de las parejas de estos cabecillas pueden extenderse por más horas de lo permitido.
























