Pobladores del Valle de Tambo anuncian paro indefinido contra Tía María desde febrero: conflicto sigue tras 15 años
Medida de fuerza busca cancelación de proyecto. Autoridades de la zona responsabilizan a Ejecutivo por no responder llamado a diálogo.

Los habitantes del Valle de Tambo, en la provincia de Islay, Arequipa, han anunciado un paro indefinido contra el proyecto minero Tía María a partir del lunes 17 de febrero. La medida de fuerza tiene como principal objetivo la cancelación total del proyecto, luego del anuncio de la empresa Southern Copper sobre el inicio de las obras de construcción de la mina en el presente año.
La decisión fue tomada en una asamblea popular el pasado viernes 24 de enero, llevada a cabo en la plaza San Francisco de Cocachacra. Durante la reunión, los pobladores discutieron varias fechas para el inicio de la paralización y acordaron finalmente iniciar con dicha medida de protesta en pleno verano.
Autoridades sobre responsabilidad del Ejecutivo
El alcalde distrital de Punta de Bombón, José Ramos Carrera, responsabilizó al Ejecutivo del paro que próximamente se llevara a cabo. En esa línea, indicó que las autoridades no habrían atendido los llamados al diálogo acerca del proyecto Tía María y recordó que, en diciembre de 2024, los distritos del Valle de Tambo enviaron una carta al gobierno central para solicitar la visita de una comitiva ministerial, pero nunca recibió respuesta.
La autoridad añadió que la paralización tendrá efectos en la economía local, debido a que se realizará en la temporada de verano. Sin embargo, sostuvo que respetaba la decisión de los pobladores.
Por su parte, Roger Chirapo, vocero de los manifestantes, informó que, además del paro, se evalúan acciones legales para solicitar la nulidad del proyecto minero, y se argumentan posibles afectaciones a áreas naturales protegidas.
Un conflicto sin solución
El conflicto por Tía María se arrastra desde hace más de 15 años, con momentos críticos en 2011 y 2014, cuando paros similares dejaron un saldo de siete fallecidos. La principal preocupación de los pobladores es el impacto ambiental que podría tener el proyecto en el valle agrícola, una de las principales fuentes de sustento de la región.
A pesar de que Southern Copper asegura que la oposición al proyecto ha disminuido, el rechazo aún persiste. En 2024, se registraron protestas, como una marcha rodante en julio y un paro de 72 horas en octubre.