Luz Ibáñez, la primera peruana en postular a la Corte Internacional de Justicia: "Las mujeres estamos siempre bajo sospecha"
La jueza Luz Ibáñez, primera peruana en postular a la CIJ, trae consigo la experiencia de la CPI y la lucha contra el terrorismo en Perú. Su candidatura busca romper el techo de cristal latinoamericano en La Haya, pese a la lenta campaña diplomática y la "sospecha" que enfrenta.
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Luz Ibáñez Carranza, con una trayectoria judicial de más de 35 años y una experiencia de ocho años como jueza en la Corte Penal Internacional (CPI), ha sido propuesta por el Estado peruano para ocupar un puesto en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya. Su candidatura es histórica: es la primera mujer peruana en postular y, de ser elegida, se convertiría en la única jueza latinoamericana en el panel de 15 magistrados. Un desafío que, como ella misma apunta, se enfrenta a una realidad de escepticismo: "Las mujeres estamos siempre bajo sospecha".
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Ibáñez, conocida por su papel crucial en casos emblemáticos de terrorismo y lesa humanidad en Perú, incluyendo el proceso contra la cúpula de Sendero Luminoso —logró la sentencia de cadena perpetua a Abimael Guzmán—, ha pasado su vida "rompiendo techos de cristal y abriendo un camino". Actualmente, de los 15 jueces que componen la CIJ, solo hay cuatro mujeres y ninguna procede de América Latina.
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Una experiencia forjada en el derecho internacional
La propuesta del Estado peruano, formalizada por la Cancillería en marzo, busca capitalizar la vasta experiencia de Ibáñez. Su paso por la Fiscalía peruana la obligó a adentrarse en el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Penal Internacional para garantizar la aplicación de la justicia en un contexto de crímenes atroces.
Esta experiencia se consolidó en su rol como jueza en la CPI, para el cual fue elegida en 2017 en un tiempo récord. "Fui la primera en ser elegida en primera ronda. Durante los primeros 15 minutos de asamblea me eligieron", recuerda, demostrando que un buen candidato puede convencer por sí solo.
Esa solidez es importante, dado que la CIJ, que tradicionalmente resuelve litigios jurídicos entre Estados (límites, incumplimiento de tratados), está evolucionando. Casos recientes, como la denuncia de Sudáfrica contra Israel por presunto incumplimiento del tratado de Genocidio, demuestran una convergencia con el Derecho Penal Internacional, un terreno donde Ibáñez es experta.
Aunque se abstiene de opinar sobre temas de coyuntura nacional, como la reciente ley de amnistía peruana —una postura necesaria por su rol internacional—, enfatiza la jurisprudencia de la CPI: "Las amnistías no aplican en este tipo de delitos [crímenes atroces graves]. Las gravísimas violaciones a los derechos humanos no te dan ni para amnistías, ni para prescripciones, ni para perdones".
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El reto diplomático
La elección para la CIJ es un complejo proceso global que se realizará a fines de octubre del próximo año en Nueva York, requiriendo una mayoría absoluta y simultánea tanto en la Asamblea General de la ONU (193 países) como en el Consejo de Seguridad (15 miembros).
Para tener éxito, se requiere una campaña diplomática mundial "de largo aliento". Sin embargo, Ibáñez expresa su preocupación por el ritmo de trabajo de la Cancillería. "En este momento mismo está un poco, no sé si lenta o detenido, el impulso… el trabajo de la Cancillería. Yo he venido precisamente al Perú para entrevistarme con el señor Canciller en vivo y en directo".
Sin embargo, durante su estadía en el Perú no pudo comunicarse con el entonces Canciller Elmer Schialer. Incluso no fue presentada en la 80° Asamblea General de las Naciones Unidas, un evento que pudo haber sido usado por Dina Boluarte para promover su candidatura, como lo hizo el presidente de Chile, Gabriel Boric, con la candidatura de Michelle Bachelet a la Secretaría General de la ONU.
A pesar de la lentitud en el apoyo, Ibáñez está lista y espera que con el nuevo Gobierno de José Jerí y el ahora canciller Hugo de Zela Martínez, esta situación se revierta y su candidatura comience a ser conocida por todos los países que conforman la ONU.
La postulación de Luz Ibáñez representa no solo una oportunidad para que Perú y Latinoamérica ocupen un espacio histórico en la justicia global, sino una declaración del valor y la capacidad de las mujeres en el más alto nivel del derecho internacional, disipando cualquier sombra de duda o "sospecha" que aún pueda pesar sobre ellas.























