Hermana de víctima de Barrios Altos sobre la Ley de Amnistía: "Dina Boluarte premia a los asesinos de mi hermana"
Gladys Rubina, hermana de una de las víctimas de Barrios Altos, rechaza la aprobación de la Ley de Amnistía y exige justicia después de 34 años. "No a la impunidad".
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"Escuché mucho ruido y gritos. Cuando fuimos a ver, todos los de la fiesta estaban muertos." Así recuerda Gladys Rubina, hermana de una de las víctimas de la masacre de Barrios Altos del 1991, cuando el Grupo Colina irrumpió violentamente en un evento social y asesinó a 15 personas.
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Hoy este hecho se evoca nuevamente debido a la reciente aprobación de la Ley de Amnistía por parte de la presidenta Dina Boluarte. Ya que esta ley busca beneficiar a los miembros de las Fuerzas Armas, la Policía Nacional y el Consejo de Autodefensa que fueron denunciados por violaciones de derechos humanos entre 1980 y 2000.
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Para Gladys, esta medida es un golpe más a la lucha por justicia. " Dina Bolaurte está premiando a los asesinos de mi hermana ¿Cómo pueden permitir que los responsables de tantas muertes queden libres?", cuestiona, mientras observa la fotografía de su hermana que lo tiene colgado en su pecho.
Masacre en Barrios Altos
El 3 de noviembre de 1991, Gladys Rubina tenía planes con su hermana Nelly de ir al cine. Pero cuando llegó la hora, no apareció. Preocupada, decidió ir a buscarla.
Llegó al costado del local donde Nelly, de 16 años, ayudaba a su tía con los preparativos de una pollada. Se sentó a comer y, de repente, escuchó un ruido y gritos. Con cajas de cerveza, le pidió a un joven que se subiera para ver por una ventana lo que estaba pasando al costado.
Al mirar, el joven quedó impresionado y le dijo: "Todos están muertos, incluso el niño Javier".
Gladys quiso salir corriendo en busca de su hermana, pero el chico la detuvo y le advirtió que si iba, también la matarían. Después de un rato, decidió entrar al local y encontró los cuerpos tirados en el suelo. Entre ellos, estaba su hermana. Pensó que aún podía estar viva, así que la llevó rápidamente a la maternidad.

Pero ya había fallecido, ella fue una de las 15 víctimas que murieron esa noche, cuando el Grupo Colina, un escuadrón militar afiliado al Ejército peruano, irrumpió violentamente en una pollada en el distrito de Barrios Altos y asesinó a los presentes.
Nelly había llegado a Lima buscando un futuro mejor. Quería estudiar, trabajar, ahorrar y, sobre todo, ayudar a su familia. "Mi hermana me decía voy a trabajar duro para traer a mis hermanos y a mi mamá y hacer un futuro mejor aquí en Lima".
“Mi hermana me hace mucha falta. Ella era mi sustento, mi mano derecha,”. A pesar del tiempo, el dolor sigue siendo el mismo para Galdys. “Voy a seguir luchando hasta el final para que mi hermana pueda descansar en paz”.
Aprobación de la ley de Amnistía
Las familias de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta, después de más de 34 años de espera, siguen en busca justicia. Mientras, la presidenta Dina Boluarte aprobó la Ley de Amnistía, que beneficia a miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía y los Comités de Autodefensa procesados e investigados por violaciones graves a los derechos humanos durante el conflicto armado interno entre 1980 y 2000.
Por esa razón, los familiares se presentaron ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para exigir justicia y rechazar esta ley. El tribunal internacional pidió frenar la promulgación de la norma para garantizar el acceso a la justicia en los casos de Barrios Altos y La Cantuta, ocurridos durante la dictadura de Alberto Fujimori.
Además, el Poder Judicial, la Fiscalía también rechazaron la medida. Sin embargo, Baluarte insistió en que la ley es para honrar a quienes defienden la patria.
Mientras tanto, Gladys y otras familias de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta siguen con la esperanza de poder encontrar justicia y encontrar ayuda internacional, ya que su propio país les da la espalda.






















