“No es la primera vez que israelíes disparan contra palestinos hambrientos”: Kahhat sobre últimos ataques en Gaza
Decenas de muertes de palestinos en Gaza son reportadas mientras la organización privada de ayuda humanitaria respaldada por Israel y Estados Unidos llevaba a cabo sus primeras jornadas de entrega de alimentos. ¿Se trata de un crimen de guerra?
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Luego de bloquear el acceso de ayuda humanitaria en Gaza por casi tres meses, el gobierno de Netanyahu había encargado el reparto de alimentos a la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos. Diversos organismos calificaron la ayuda de insuficiente para solventar a más de dos millones de gazatíes, que además debían recorrer largas distancias para acceder a los puntos de reparto. Desde el inicio dela distribución, autoridades palestinas informan de 102 muertes y casi 500 heridos, principalmente por disparos del ejército israelí.
Defensa civil reportó que un bombardeo mató al menos 16 personas en una tienda de campaña, este miércoles; un día antes, murieron 27 por disparos contra un sitio operado por GHF. El ejército israelí justificó los ataques alegando que sucedieron en "zonas de combate". Por su lado, la organización anunció el cierre temporal de los centros de ayuda, este 4 de junio.
"El primer ministro israelí ya está acusado de crímenes de guerra y de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional, incluyendo precisamente el crimen de usar el hambre como arma de guerra", señala Farid Kahhat, internacionalista especializado en Medio Oriente. "Así que no es la primera vez que fuerzas israelíes disparan contra palestinos hambrientos abalanzándose sobre camiones de comida", destaca.
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Israel vuelve a usar el hambre como arma de guerra
Benjamín Netanyahu enfrenta una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional, desde noviembre de 2024, que lo acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad en el contexto del conflicto en Gaza. La acusación se centra en el uso del hambre como arma bélica, ataques deliberados contra civiles y la persecución sistemática de la población palestina. El proceso judicial sigue abierto, aunque el primer ministro niega las imputaciones.
Los intentos de Israel por bloquear el acceso de alimentos en el enclave se remontan a antes de aquel 7 de octubre del 2023. Entre 2010 y 2011, la Corte Suprema de Israel ordenó la publicación de un documento elaborado en 2008 por el gabinete de Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios Palestinos (COGAT), que contenía un cálculo detallado de la cantidad mínima de calorías necesarias para la población de Gaza con el fin de evitar la desnutrición durante el bloqueo impuesto por Israel.
"Hay un cable de WikiLeaks, uno de los tantos cables que dio a conocer la organización de Julian Assange, donde los miembros de la embajada estadounidense decían que los representantes israelíes habían dicho que pretendían mantener la economía de grasa al borde del abismo, pero sin empujarlo a él. Esto empieza mucho antes de lo que estamos viendo", apunta Kahhat.
El internacionalista afirma que se trata de un crimen de guerra, pero advierte que tal reconocimiento no implica una represión. "Ya la Corte Internacional de Justicia, en una decisión que era de cumplimiento obligatorio, le exigía a Israel que dejara entrar alimentos y no atacara la ciudad de Rafah, cosa que hizo de cualquier manera porque la Corte no tiene capacidad para sancionar a Israel y el Consejo de Seguridad de la ONU tampoco porque Estados Unidos va a usar su derecho de veto para protegerlo como ha hecho en otras ocasiones", explica.
Un alto al fuego que depende de protección para Netanyahu
Tras semanas de acusaciones de violar el acuerdo por ambos bandos, el último alto al fuego en Gaza terminó por decisión de Israel el 18 de marzo. Luego de aquello, pese a intentos de negociación para una tregua, con intervención de mediadores como Estados Unidos y organismos internacionales que exigen la pronta liberación de los rehenes que quedan, no se ha logrado ningún otro pacto de paz y las ofensivas diarias continúan.
"El problema de fondo es que Hamás quería un cese al fuego definitivo, pero Israel acepta uno de dos meses para luego reiniciar la guerra. Porque, a fin de cuentas, esta guerra está peleada no en defensa de Israel, sino para proteger a Netanyahu de los cargos políticos y penales en su contra", analiza el especialista.
Kahhat sostiene que los socios de coalición de Netanyahu tienen el interés de colonizar Gaza y, por tanto, están en desacuerdo con un alto al fuego definitivo. De darse el caso, podrían impulsar que Netanyahu pierda su cargo de primer ministro y tendría que responder como ciudadano por los cargos de corrupción.
"Un alto al fuego sí es posible, el tema es los términos. La gran discusión es si será solo de 60 días o, cuando menos, con posibilidad de convertirse en definitivo. Ese es el impase en este momento", comenta.