Anthony Valencia: ¿quién es el ‘hijo’ chef de Eva Ayllón que integró la delantera de Hermanos Yaipén?
En la orquesta de cumbia interpretaba “Tendría que llorar por ti”. Ahora, mientras se fortalece como solista, es cantante ocasional de Grupo 5.
Entregarse a su carrera —Gastronomía—, formar una empresa y después intervenir en la música. Así era el plan de Anthony Valencia Cortez cuando, en 2013, se mudó de Piura a Lima. ¿Su equipaje? El título de chef y la experiencia en Piura Boys. Ahora tiene 28 años y ha sido el Kalimba de “Yo soy”, uno de los semifinalistas en “La voz Perú” y un protagonista en las filas de Hermanos Yaipén. Los usuarios de YouTube afirman que es “brutal” y que “le debemos un trofeo”. Él dice que si deja de cantar, se marchita. Público y artista coinciden.
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Fue Percy, el coordinador del coro de niños de la iglesia San Sebastián, quien descubrió el talento de un jovencísimo Thony: tenía 11 años. Le pidió, entonces, que interpretara “Eres mi religión”, de Maná, frente a las 40 personas que habitaban el salón de ensayos. Ese episodio fue batería para que, una vez instalado en La Gris, pintara con el color de su voz escenarios antes que cocinas.
—¿Y qué significó pisar un escenario en la capital?
—Eso fue la gloria. Fue distinto porque se trataba de una experiencia televisiva y sabía que, aunque no había mucho público en el set, la grabación se transmitiría a nivel nacional. Fue una ilusión, un sueño despierto. Cuando era pequeño, me paraba frente a la tele e imaginaba que yo era el que estaba ahí.
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Se refiere a su participación en “Yo soy”, en la edición de 2013: se vistió de Kalimba y maravilló al país. El mismo año se postuló, ya sin personaje, a “La voz Perú”. José Luis Rodríguez ‘El Puma’, Eva Ayllón, Jerry Rivera y Kalimba apretaron el botón rojo. Su coach fue el baladista mexicano y, con el tiempo, en un segundo reto, fue la cantautora peruana.
—Háblame sobre tu relación con Eva Ayllón. Sé que le dices ‘madre’.
—Yo le tenía miedo (risas). El primer comentario de Eva, cuando fui a “La voz Perú”, fue: “Cantas bonito, pero ya tenemos un Kalimba”. Yo pensé: “No le gusta mi voz”. Y, cuando fui en 2021, fue un reto agradarle porque en mi mente tenía aquel comentario de 2013 (...). En el camino de cada gala, Eva empezó a ser cercana con todos. (...). Se preocupaba si estabas enfermo, si estabas triste. Se involucró mucho con los cantantes. Tanto así que, cuando llegó la época de knockouts, nos juntó en un grupo de WhatsApp y nos regaló a todos un taller de canto de tres meses. Yo le decía ‘maestra’, pero ya me sentía un hijo, así que le empecé a decir ‘mamita Eva’. Ella ahora me escribe en Instagram: “¡Qué guapo, mi hijo!”. “A usted, madre”, le contesto. Eva ha sido la mejor coach que he podido tener. Se involucra con los pupilos, con sus hijos musicales.
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Terminó el concurso de canto, pero no el vínculo entre Anthony y Eva. Su guía maternal fue clave cuando, después de siete meses (2022-2023), el piurano dejó de entonar “Tendría que llorar por ti”, “Mi estrella”, “Esta noche” y “Que levante la mano” desde la delantera de los Hermanos Yaipén.
—Problemas personales. Ese fue el argumento para tu salida, pero el público se quedó con una pregunta en el aire: ¿qué pasó? ¿Por qué no diste detalles?
—No lo hice por dos razones. Primero, porque no es mi esencia, no soy así; todo, durante este tiempo de carrera, lo he ganado con esfuerzo y talento. Entonces, no necesito de una controversia para generar publicidad. Un titular amarillista puede vender más que una canción inédita, pero, en mi caso, espero que nunca sea así (...). Segundo, por un consejo que me dio mi maestra, mi madre musical Eva Ayllón. Me aconsejó que sea muy neutro, que no cree ningún escándalo, que siga con mi carrera. Obviamente, me hubiera gustado salir de otra forma, pero así se dieron las cosas, salió de mis manos.
—¿Cómo llegaste a los Hermanos Yaipén?
—A los Hermanos Yaipén llegué porque yo había ido con Grupo 5 a una gira y eso se hizo viral en redes: subí una foto y llegó como a 20.000 likes. Y, entonces, Donnie Yaipén, que ya me conocía por un proyecto que habíamos hecho juntos, me escribió: “Vi que estás en la cumbia. Nos falta un cantante para este fin de semana. ¿Nos puedes acompañar?” (...). Al final de la gira, don Walter organizó un desayuno para todos los músicos y dijo públicamente: “Thony, nuestro nuevo cantante”. Yo ‘palteado’ (risas). Me dijo: “Sí, ¿verdad?”. Yo le contesté: “Sí, claro”. “Ya, vamos a conversar al final de la reunión”.
—¿Volverías a los hermanos Yaipén ahora? Con algunos meses de distancia desde la salida.
—Creo que no. Siempre me han dicho “nunca digas nunca”, pero ya se cumplió esa etapa. Ahora estoy enfocado en mi carrera como solista, en el rubro de la cumbia; entonces, no. Quizás un ‘feat’ más adelante. Si es que las cosas mejoran, sí: yo, feliz.
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—¿Cómo es la dinámica de trabajo con Grupo 5?
—Estoy como colaborador. Yo voy a ciertas giras, a las que me convocan. Tengo buena relación con Andy, Elmer y Christian Yaipén.
—¿Qué proyecto musical está en camino?
—Mi talento podría funcionar en la cumbia. Antes cantaba baladas, pero cantar cumbia elegante y romántica es mi proyecto principal del año.
—¿Y sigues cocinando?
—Solo en casa (risas).