
Los bosques de la Amazonía serían capaces de sobrevivir a las sequías, pero a un alto costo
Un equipo de investigadores muestra que la disminución de árboles grandes genera emisiones significativas de carbono, debilitando el papel de la Amazonía como sumidero de carbono vital.
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Durante 22 años, un grupo internacional de científicos llevó a cabo el experimento más prolongado del mundo sobre sequía en selvas tropicales. El estudio, publicado en Nature, demuestra que aunque la Amazonía puede resistir condiciones extremas de sequía, lo hace a costa de perder sus árboles más grandes y liberar enormes cantidades de carbono a la atmósfera.
Este hallazgo desafía los supuestos actuales sobre el papel de la Amazonía como sumidero de carbono. La investigación fue liderada por el doctor Pablo Sánchez Martínez, de la Universidad de Edimburgo, en colaboración con la Universidad Federal de Pará. El estudio consistió en manipular el acceso al agua de un sector del bosque ubicado en el noreste brasileño, simulando condiciones extremas de sequía prolongada.

El estudio se realizó desde el 2002 en los bosques Amazónicos. Foto: IStock
La mortalidad de los árboles y el almacenamiento de carbono
En 2002, los investigadores instalaron paneles plásticos transparentes sobre una hectárea de selva, del tamaño de la plaza Trafalgar de Londres, para desviar cerca del 50 % de la lluvia. Durante los primeros 15 años del experimento, la cubierta vegetal se redujo drásticamente y murieron muchos de los árboles más altos, responsables de almacenar grandes volúmenes de carbono.

Diagrama que muestra un resumen de los resultados del experimento. Foto: Nature
La muerte de estos gigantes forestales eliminó más de un tercio de la biomasa leñosa total, lo que incluye troncos, ramas y raíces. Este colapso generó una emisión súbita de carbono almacenado, debilitando el papel del ecosistema como regulador climático. La pérdida de biomasa en la selva representa un problema de escala global, ya que compromete uno de los principales pulmones del planeta.
"Nuestros hallazgos sugieren que si bien algunas selvas tropicales pueden sobrevivir a sequías prolongadas provocadas por el cambio climático, su capacidad para actuar como un depósito vital de carbono y un sumidero de carbono podría verse muy disminuida", dijo el autor principal Pablo Sánchez.
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Un nuevo equilibrio frágil
Tras la pérdida inicial de árboles, el ecosistema empezó a estabilizarse. Con menos competencia, los árboles sobrevivientes accedieron más fácilmente al agua subterránea y recuperaron parte de su vigor. Los análisis revelaron que su nivel de estrés hídrico era comparable al de árboles de parcelas no manipuladas.

Área de estudio de la selva tropical de Brasil, que muestra filas de paneles transparentes para redirigir el agua lejos de los árboles. Foto: Universidad de Edimburgo
Pese a esa adaptación, el bosque no logró recuperar su densidad original. El cambio climático en la Amazonía revela una nueva cara: aunque algunos árboles resisten, el ecosistema que emerge es más ligero, menos robusto y con menor capacidad para almacenar carbono. Se observó una transición hacia una comunidad forestal más joven y menos eficiente como sumidero de carbono.
“Las respuestas ecológicas al clima pueden tener impactos muy grandes en nuestro medio ambiente, a nivel local y global; no podemos comprenderlas ni predecirlas sin una investigación colaborativa a largo plazo de este tipo”, dijo Patrick Meir, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Edimburgo. Los investigadores observaron ganancias modestas de carbono en los árboles sobrevivientes, aunque insuficientes para compensar la pérdida inicial.
El futuro de la sequía en la Amazonía
El experimento se realizó en el noreste de la Amazonía, una zona que ya presenta niveles más bajos de precipitaciones y que, según proyecciones climáticas, se volverá aún más seca. Sin embargo, otras regiones como la Amazonía central y occidental podrían responder de manera distinta ante eventos similares.
Los autores subrayan que su estudio se enfocó exclusivamente en la disminución del agua disponible en el suelo. Pero los efectos del cambio climático en la Amazonía son múltiples: temperaturas más altas, humedad variable, tormentas más intensas e incendios forestales. Estos factores podrían agravar aún más la pérdida de carbono.
Los modelos actuales que predicen que los bosques tropicales seguirán capturando CO₂ al ritmo actual podrían estar equivocados. Si las sequías se vuelven recurrentes, el ecosistema amazónico podría convertirse temporalmente en fuente de emisiones hasta que alcance un nuevo equilibrio con menos biomasa.
La adaptación tiene costos
La capacidad de los bosques amazónicos para adaptarse a un entorno más seco implica sacrificios: una reducción significativa de su masa arbórea y la emisión de carbono que llevaba siglos almacenado. La investigación resalta que, si bien la deforestación y sequía en la Amazonía son amenazas conocidas, el cambio climático intensifica sus efectos al alterar los patrones hídricos naturales.
Para completar el panorama, el equipo científico planea replicar este tipo de ensayos en distintas zonas del Amazonas e incorporar otros factores de estrés, como aumento de temperatura y presencia de humo. Además, utilizarán imágenes satelitales y escáneres láser para proyectar estos hallazgos a escala regional.
Los expertos insisten en que la única forma de mantener a la Amazonía carbono como aliada en la lucha climática es combinando conservación local con políticas globales de reducción de emisiones. Sin intervención inmediata, incluso los ecosistemas resilientes como la selva amazónica podrían superar su límite de adaptación.