
En 2024, la Cámara de Comercio de Lima alertó que la población que no trabaja ni busca empleo en Perú ha aumentado en los últimos 14 años, desde 2010, de 5.5 millones a 7.6 millones. Según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de dicha entidad, este grupo representa el 28,5 % de los peruanos en edad de trabajar y tiene un impacto directo en la economía de los hogares. En Lima Metropolitana, el INEI precisó en su último informe, del trimestre mayo-junio-julio de 2025, que de las 9 millones 166 mil personas en edad de trabajar, el 35,4% – 3 millones 245 mil limeños–, se mantiene fuera de la actividad económica.
Las cifras reflejan que, aunque la recuperación tras la pandemia del COVID-19 permitió un repunte de la Población Económicamente Activa (PEA), la inactividad continúa afectando a millones, sobre todo a mujeres y jóvenes. Alicia Gallo, experta en empleabilidad de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) reveló para La República las principales razones por las que a muchos se les dificulta el acceso al trabajo formal en el país.
Según el último informe del INEI, 73.300 jóvenes de entre 14 y 24 años no se encuentra laborando solo en Lima Metropolitana. En ese sentido, Gallo explicó que actualmente existe una gran exigencia en el mercado laboral peruano para quienes salen de las universidades o institutos en busca de trabajo.
“Hoy se busca en el mercado a jóvenes que ya tengan experiencia, que tengan conocimientos y que puedan rápidamente adaptarse al mercado, tener resultados inmediatos y eso realmente es complejo para nuestros jóvenes”, indicó.
La especialista sostuvo que existen varias razones por las que muchos fracasan en su objetivo de encontrar trabajo para lo que estudiaron. Entre ellas, refirió que existen carreras que no necesariamente están formando al estudiante para las oportunidades que el mercado laboral ofrece. Por otro lado, detalló que otro factor es la exigencia del perfil. “Jóvenes que vengan con conocimientos sólidos, que manejen temas tecnológicos, digitales, que puedan tener ya competencias (habilidades) blandas desarrolladas, que les permitan afrontar situaciones difíciles dentro las empresas”, agregó.
Los datos del INEI confirman estas brechas: en Lima Metropolitana. Respecto a los mismos meses de mayo, junio y julio del 2024, este año hay 244.700 personas más que se encuentran en edad de trabajar, pero no lo está haciendo.
La Cámara de Comercio de Lima advirtió el año anterior que la inactividad laboral golpea con mayor fuerza a las mujeres, registrando que cerca de 5 millones de ellas integraban la Población Económicamente Inactiva (PEI) frente a 2,6 millones de hombres. Este patrón diferenciado se mantiene desde 2010, aunque ha aumentado considerablemente y revela que las brechas de género persisten a pesar de ciertos avances.
Según los últimos resultados del informe del INEI, hasta julio de 2025 la población trabajadora femenina disminuyó en 22.400, mientras que la masculina aumentó 120.600. Además, los adultos de entre 25 a 44 años lideran la Población Económicamente Activa (PEA), siendo el 49.1%; seguido de los mayores de 45 (39.7%); y muy por detrás, los jóvenes de 14 a 24 años (11.2%).
“Sigue siendo una valla, aún no logramos tener una nivelación entre géneros. Sigue teniendo todavía para algunos niveles mucha más oportunidad para los hombres que para las mujeres, pero creo que se han ido reduciendo algunas brechas, aunque sigue siendo todavía un trabajo por mejorar en nuestro país”, reconoció Gallo.
Aunque la experta en empleabilidad reconoció que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha impulsado programas de capacitación y alianzas con el sector privado para fomentar prácticas profesionales y pasantías que permitan a las mujeres acceder a más oportunidades, lamentó que los resultados aún son insuficientes para cerrar por completo la distancia entre género y edad para acceder al crecimiento laboral.
Según el INEI, 58.400 jóvenes de 14 a 24 años dejaron de trabajar entre mayo y julio de 2025 en Lima Metropolitana. Foto: Otramirada.
Para Alicia Gallo, la solución frente a la dificultad de acceso al empleo formal en el Perú pasa por una combinación de acciones entre jóvenes, instituciones educativas y el Estado. Desde su perspectiva, es importante que los jóvenes tomen en cuenta que desde que inician su educación superior pueden iniciar su experiencia curricular involucrándose en actividades extraacadémicas como pasantías o voluntariados, que son altamente valorados en el mercado laboral, debido a que denotan un desarrollo de habilidades como el trabajo en equipo, liderazgo e interés por la responsabilidad social.
“No todas las mallas van a incluir de pronto cursos digitales o actualizados, por eso es necesario buscar plataformas gratuitas que puedan desarrollar mis habilidades en el Excel, en el Power Bi, en programación, que van a sumarle mucho al perfil. Igualmente, reforzar esas habilidades blandas que son importantes: la capacidad de comunicación, para resolver conflictos, para adaptarse, es valorada por el mercado”, indicó.
Finalmente, señaló la importancia de las redes sociales y la huella digital que los jóvenes dejan. Según explicó, dentro de los mecanismos de evaluación de postulantes hacia puestos de trabajo, muchas empresas buscan información sobre los candidatos en sus redes sociales como Linkedin, Instagram o TikTok, por lo que sugirió mantener actualizada sus cuentas y tener cuidado con la información que se publica y comparte.

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