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Sociedad

Diligencias en Huanta y Huamanga abren paso a la verdad sobre desaparición de periodista Jaime Ayala

Los marinos acusados no pudieron confirmar en el lugar de los hechos las declaraciones que dieron sobre la desaparición de Ayala en 1984. Testimonio de campesinos, de un exfiscal y de la viuda del periodista ante el tribunal fueron contundentes.

larepublica.pe
Intervenciones en Ayacucho se realizaron este 24 de agosto. Foto: difusión

Las diligencias de inspección judicial que realizó el tribunal, presidido por la jueza Miluska Cano, en el cuartel Los Cabitos de Huamanga, las fosas de Pucayacu, la iglesia evangélica de Callqui y el estadio municipal de Huanta, donde estaba acantonada la Marina, han abierto las puertas a la verdad sobre la desaparición del periodista Jaime Ayala Sulca, entonces corresponsal de La República.

El martes 22 de agosto por la tarde, luego de superar la descompensación que sufrió el magistrado Otto Verapinto, el tribunal y los abogados de las partes llegaron al cuartel Los Cabitos de Huamanga para verificar la declaración del oficial de la Armada Peruana Alberto Rivero Valdeavellano, quien había asegurado que trabajó en la base militar huamanguina. Sin embargo, el marino no pudo identificar el lugar exacto en que había laborado, según refirió el abogado de IDL Juan José Quispe.

“Dijo que entrando al cuartel, a unos 50 o 70 metros, estaba el local de la Marina. Y al fondo estaba el cuartel Domingo Ayarza, que era para oficiales, para el estado mayor donde estaba el general EP Adrián Huamán Centeno y otros. Qué raro que el señor tenía una oficina ahí mismo y no coordinaba nada. Dijo que inclusive hacía cola para ir a almorzar. Una descripción totalmente absurda del acusado”, estimó el letrado.

En la diligencia también estuvo el abogado de Augusto Gabilondo García del Barco, otro de los acusados, quien reside en España y tiene pedido de extradición.

El testimonio potente de Rosa Pallqui

El miércoles 23 de agosto, Rosa Pallqui, viuda de Jaime Ayala, entregó declaraciones impactantes, detalladas, de la forma en que la Marina desapareció a su esposo. Reveló la incursión violenta de marinos en la casa de la madre de su esposo en la madrugada del 2 de agosto de 1984 en busca del periodista.

Luego dijo que Zaida Ayala Sulca, una vez terminado el toque de queda a las 6.00 a. m., fue a la casa de su hermano Jaime, que quedaba a 15 cuadras más abajo, y le contó lo sucedido: que se llevaron al tío y golpearon a la madre.

“La señora Rosa señaló que, la noche anterior, Jaime ya tenía conocimiento de lo que había pasado en la iglesia de Callqui, inclusive le había contado que por primera vez tenía el nombre de la patrulla que realizó el operativo que acabó con la vida de seis evangélicos”, informó el abogado Juan José Quispe.

Sin embargo, siguiendo el relato de Rosa Pallqui, esa noche, Jaime no pudo enviar su nota vía Entel Perú, que quedaba en la plaza de armas de Huanta, debido a que se había producido un apagón.

Al día siguiente, al enterarse de la incursión en la casa de su madre, el periodista fue a la estación de la PIP a poner la denuncia. Ahí le respondieron que no era posible porque la ciudad ya estaba bajo control de la Marina y tenía que ir al estadio municipal de Huanta, donde estaba la base militar.

Antes de ir al estadio, Jaime intentó mandar su nota a Lima por teléfono en un local que había en la plaza de Armas, pero no le contestaron. El texto trataba de lo que había descubierto sobre el asesinato de los campesinos evangélicos por una patrulla de la Marina.

Rosa Pallqui manifestó que, como no le contestaron en Lima, Jaime decidió ir al cuartel con su nota en el bolsillo de su camisa. Lo hizo junto al gerente de una emisora en la que también trabajaba.

Ella lo buscó y lo ubicó yendo hacia el estadio. Como tenía un niño de seis meses y Jaime iba por una pendiente hacia arriba, la señora Rosa decidió regresar a su casa.

Luego mencionó que, seis días después, la Marina fue a su domicilio a seguir hostigando. Hicieron un operativo en su casa, le quitaron fotos y una mochila. Después, el jefe del Comando Político Militar de Ayacucho sacó un comunicado diciendo que Jaime fue visto por las alturas de Huanta, lo que dio a entender que el periodista salió del estadio y se había perdido por esos parajes.

“Esa versión se ha venido abajo porque los propios campesinos dijeron que la Marina los obligó a declarar en ese sentido”, indicó el abogado de IDL.

Rosa Pallqui testimonió ante el tribunal que tenía vigilancia continua de una tanqueta en su casa, inclusive los marinos decían de su bebé: ‘Ahí está el terruquito de tu hijo’. Además, la conminaban a no seguir declarando a los medios de comunicación porque iba a correr la misma suerte de su esposo. En ese tiempo ella tenía 20 años y Jaime Ayala 22 años.

Inspecciones en Huanta

Hoy, jueves 24 de agosto, se realizaron tres inspecciones en Huanta. Juan José Quispe informó que en las fosas de Pucayacu se comprobó que desde este lugar hasta el estadio municipal de Huanta, donde estaba acantonada la Marina en el año 1984, no se demora más de 39 minutos. Los acusados habían dicho que se tardaba en llegar entre 4 y 6 horas.

En el cuartel de la Marina también se hizo verificaciones con los testigos que visitaron dicha base antes de que estuvieran los marinos y después que salieron. Los testigos señalaron los lugares donde funcionaban la cocina, el comedor, entre otros. Uno de ellos identificó una puerta en la que guardaban a los detenidos. Añadió que cuando se fueron los de la Marina ingresó y vio rastros de sangre en la puerta.

“Luego el vigilante del estadio dijo algo que no se conocía hasta ahora. Detrás de la tribuna del estadio había un torreón. En ese muro se ha podido verificar que estaban los nombres o apelativos de los militares. Curiosamente coinciden con lo que han mencionado los testigos”, informó el abogado.

La inspección judicial concluyó en la iglesia evangélica de Callqui. Testigos de los hechos relataron cómo entraron los marinos, cómo los sacaron uno a uno a los seis feligreses, identificados por sus nombres, al momento en que estaban cantando. Precisaron que los asesinaron en la parte posterior de la iglesia.

Comandante ‘Camión’

El comandante de la Marina de Guerra Álvaro Artaza Adrianzén, ‘comandante Camión’, entonces jefe político - militar de las provincias ayacuchanas de Huanta y La Mar, tiene una declaración judicial de muerte presunta, pero hay información de que está vivo en Estados Unidos de Norteamérica.

De ahí que el abogado Juan José Quispe ha solicitado al tribunal que se cite a César Hildebrandt, Edmundo Cruz y Fernando Rospigliosi para que brinden su testimonio en este juicio. Ellos manejan información que indica que Artaza Adriánzén no ha muerto.

El tribunal presidido por la jueza Miluska Cano ha aceptado el pedido. La Fiscalía está de acuerdo. Esta solicitud también lo ha hecho el abogado del acusado Augusto Gabilondo García del Barco. Juan José Quispe considera que es una estrategia para atribuirle toda la responsabilidad al ‘Comandante Camión’, confiando en que tiene declaración judicial de muerte presunta.