La salud mental es fundamental para poder relacionarnos como comunidad. Sin embargo, durante este 2022 se han podido evidenciar las carencias que hay en esta área y la poca atención que recibe por parte del Gobierno.
El caso de bullying en el colegio Saco Oliveros es una clara muestra de las falencias que hay en este sector, pues, pese a que hubo varias denuncias sobre adolescentes recibiendo maltratos y agresiones las autoridades de la institución educativa, las autoridades hicieron caso omiso. Asimismo, fuimos testigos del indignante caso del hombre que violó y torturó a una menor de 3 años en Chiclayo que conmocionó a toda una nación. Ambos hechos lograron que la ciudadanía se movilizara en busca de justicia. Entonces, ¿por qué la salud mental sigue siendo relegada?
PUEDES VER: Desde Tinder hasta el negocio piramidal: estas son las 5 estafas en Perú que marcaron el 2022
Para el médico psiquiatra, Carlos Bromley, estos casos reflejan las dos caras de la sociedad en la que vivimos. Por un lado, se puede ver a toda una población unirse para un fin, y por el otro, se ve cómo personas actúan de forma egoísta sin importarles que tan afectados salgan terceros. “La población responde, hay solidaridad”, acota.
“La población peruana está siendo cada vez más violenta y una de las consecuencias es la pandemia por la COVID-19 que nos ha traído no solamente enfermedad y muerte, sino también problemas económicos. Nos ha traído problemas de diferentes tipos y esto genera en la población frustración porque no se pueden resolver estos problemas. Y esto conlleva a la violencia. Nunca hay que olvidar que detrás de un acto violento hay una o más frustraciones”, dijo el especialista a este medio.
Es así que en la siguiente nota de La República te mostramos algunos casos que dejaron a más de uno paralizado este 2022 por la frialdad en que se dieron y cómo reflejan la falta de interés que hay por la salud mental en Perú.
PUEDES VER: Principales obras inauguradas este 2022 en Lima tuvieron hasta 4 años de retraso en entrega
Para el experto Carlos Bromley, la pandemia ha incrementado los índices de violencia en todos los grupos sociales. Por ello, es que en el 2022 se evidenció un aumento de casos tanto en los hogares como en los colegios. En esa línea, podemos recordar la situación que se vivió en el colegio Saco Oliveros, en donde una menor de edad se lanzó de uno de los pisos altos de la institución y su vida estuvo en peligro tras los múltiples traumatismos que esto le causó.
Posteriormente, se supo que esto se debió a que era víctima de bullying por parte de sus compañeros de aula. Pese a que las autoridades de la institución tuvieron conocimiento de lo que sucedía, simplemente lo ignoraron.
“La violencia en general en nuestro país se ha incrementado notablemente este año, aunque ya venía en incremento desde antes de la pandemia. Esta (la pandemia) ha aumentado la violencia tanto en los hogares, contra las mujeres y niños, como en los colegios. En sí, la violencia en general: todos los días la vemos en las calles”, recalcó.
Colegio Saco Oliveros tiene denuncias por violencia escolar, según Indecopi. Foto: Composición / Saco Oliveros / La República
Durante el 2022, el caso de Damaris, la pequeña de 3 años que fue secuestrada, abusada sexualmente y torturada por Juan Antonio Enríquez García en Chiclayo, indignó por completo a la ciudadanía, quienes hicieron grandes manifestaciones exigiendo justicia para la niña. El movimiento de personas fue de tal magnitud que terminó por acelerar el proceso de investigación en su contra y se le sentenció a nueve meses de prisión preventiva con la finalidad de evitar que fugue; no obstante, terminó por quitarse la vida en su propia celda.
Para el experto, Julio Huamán Castillo, egresado de Psicología de la UNMSM y Terapeuta Conductual Contextual, estas acciones se deben a que los agresores presentan distorsiones cognitivas, es decir, pensamientos erróneos de una realidad.
“Primero es importante entender que una violación no es un acto sexual. La violación es una agresión, está relacionada con la voluntad de ganar. Trata de hacerse con el control de un objeto, la víctima se convierte en un objeto, trata del poder. De sentir dominación sobre el otro y sentir placer ante esa situación (…) En este contexto, los agresores sexuales presentan distorsiones cognitivas, pensamientos erróneos que están presentes dentro de la sociedad. Por ejemplo, argumentan que cuando una mujer dice “no”, en realidad dice que sí, o ella lo pedía”, precisó.
Por ello, para ambos especialistas es importante darle un trato adecuado a la salud mental. Según los expertos, estas deberían ser las medida que debe tener en cuenta el Minsa en el 2023.