Cusco. En la capital de la nación K’ana de la provincia cusqueña de Espinar, hace una década, un grupo de niños captó la atención del mundo al interpretar villancicos en el idioma quechua o runa simi.
Los K’ana Wawakunas es un coro compuesto por 19 niños que en el 2013, bajo la dirección del artista Amilcar Soto, apostaron por una propuesta: la de cantar al amor, la esperanza, la vida y al niño Jesús.
“Las ganas de cantar y el apoyo de los padres es el principal requisito para ser parte del coro y tener un gran amor por nuestra cultura”, dijo para La República el director y fundador del grupo, Amilcar Soto.
Los hijos de los K’anas está integrado por artistas los 6 a 14 años de edad, poseedores de un gran talento, el dominio perfecto del idioma de los Incas, el quechua. Sello característico de un coro musical cargado de identidad.
“El quechua es un idioma muy dulce, cada palabra es muy sensible, nuestra intención es revalorar el idioma de nuestros padres. Nosotros hablamos desde el corazón” dijo el músico.
La fama K’ana Wawakuna pasó las fronteras tanto que van por su cuarta producción discográfica, con más de 40 canciones, la mayoría interpretada en quechua, que los llevó a cantar y compartir su arte con coros del extranjero como Shenandoah Valley de Estados Unidos.
Existe proyectos de ambiciosas producciones con artistas connotados a nivel internacional.
“Tenemos muchas metas, estamos próximamente a preparar una producción con Juan Diego Flórez, estamos camino a abrazarnos con él, también con Élmer Hermoza de Los Kjarkas”, agregó el orgulloso compositor.
La histórica Plaza Mayor del Cusco, durante la feria navideña del Santurantikuy, fue el último escenario para un recital de los pequeños artistas que deleitaron al público asistente con lo mejor de su repertorio. Grandes y chicos bailaron y corearon las canciones en runa simi, bajo un sol incandescente.
No obstante, pese a los aplausos y las felicitaciones del público, Amilcar Soto no ocultó su incomodidad por la falta de apoyo de las autoridades nacionales y locales hacia la cultura. Los pequeños cantantes solventan su arte con la venta de sus producciones, polos y gorros, las que ofertan en cada presentación.
“Esperemos que las nuevas autoridades se preocupen un poco más en la cultura y el arte, que siempre está olvidada”, finalizó.
Canciones como Cusco, Mamita linda, Tierra K’ana, Achalaw —esta última dedicada al nacimiento del niño Dios— pusieron el colorido a la Navidad cusqueña en sus vísperas, dejando a los asistentes con ganas de más.