Cargando...
Política

Tamara Taraciuk: “Se puso freno a intentos descarados por deslegitimar las elecciones”

Entrevista a la directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch, quien señala que la situación de derechos humanos en América Latina ha mostrado un retroceso alarmante.

larepublica.pe
Labor. Taraciuk detalla el informe de HRW que aborda los problemas que enfrenta América Latina. Es de necesaria lectura. Foto: difusión

Tamara Taraciuk Broner, directora interina de Human Rights Watch para las Américas, responde a La República sobre la situación de los derechos humanos en América Latina, incluyendo al Perú. La organización acaba de presentar su informe anual en el que detalla los principales desafíos que la región enfrenta en la materia.

Ha declarado: “Estamos viendo un retroceso alarmante en libertades fundamentales. En la región latinoamericana, estamos defendiendo espacios que antes dábamos por sentado, no solo en dictaduras”. ¿A qué libertades de refiere?

Cuando hablamos de dictadura es una obviedad decir que no hay espacios democráticos. En la región cuando pensamos en Nicaragua, Cuba o Venezuela es evidente que la democracia no es ni siquiera una fachada. Pero además de estos casos extremos hay otros en los que los líderes son electos democráticamente y una vez en el poder adoptan medidas que van en contra de garantías e instituciones democráticas fundamentales.

¿Cuáles?

La independencia judicial, el trabajo de la prensa independiente y el trabajo de la sociedad civil. Son espacios que en la región nos costó mucho conseguir luego de las dictaduras, de procesos muy traumáticos en América Latina y que empezamos a dar por sentados, pero que hoy, en varios países, están en jaque.

Imagino que piensa, entre otros, en El Salvador, con Bukele.

Te diría que los tres ejemplos paradigmáticos son el de Bukele, el de López Obrador en México y el de Bolsonaro en Brasil, presidentes de tintes políticos distintos.

Y que llegan al poder democráticamente y una vez en él revelan su perfil autoritario, ¿correcto?

Así es. Su perfil autoritario, populista, y lo hacen de distintas maneras. En los tres vemos intentos de menoscabar la independencia judicial, que es un pilar fundamental de cualquier democracia; ataques al periodismo; y distintas medidas para complicar el trabajo de la sociedad civil. En el caso de Bolsonaro vemos persecución judicial a periodistas. López Obrador, en sus conferencias de prensa, genera un clima de hostilidad en un país en el que el propio ejercicio periodístico ya es riesgoso.

El director ejecutivo de HRW, Keneth Roth, señala que si bien hay proyectos autoritarios en marcha, no significa necesariamente que estos autoritarismos estén ganando la partida, porque la gente reclama, y lo hace de manera fuerte. ¿Suscribe esa idea?

Sí, eso lo vemos en América Latina también. El año pasado, que es el periodo que cubre el informe que acabamos de publicar, hemos visto masivas protestas en Cuba a favor de libertades básicas. También las protestas en Colombia tuvieron que ver con la desigualdad social. Y además de las protestas -que quizás es la buena noticia de lo que ocurrió en la región el 2021- es que a pesar de este contexto complicado sigue habiendo una respuesta fuerte del periodismo, de la sociedad civil, inclusive en algunos de países de jueces y fiscales que hacen su trabajo para tratar de ponerle un freno a los excesos del Poder Ejecutivo.

Quizás estoy resumiendo demasiado una región tan compleja como América Latina, con tantos matices y diferencias, pero ¿la situación sería algo así como autoridades autoritarias y ciudadanías democráticas?

Es que la democracia es lo mejor que tenemos para responder ante estas arremetidas autoritarias de líderes. Y lo vemos. Por ejemplo, Bolsonaro, impunemente, ha ignorado las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la pandemia: no se vacuna, anda sin mascarilla y cuando trató de frenar judicialmente medidas adoptadas por gobernadores que querían implementar medidas como la distancia social, el Supremo Tribunal le puso un pare. Entonces, sí hay instituciones que están conteniendo estos arrebatos, o impulsos autoritarios.

¿Diría que en cierto modo América Latina es desafecta de la democracia, o cree que la relación ha mejorado?

Creo que la ciudadanía reconoce que la democracia es el mejor vehículo que tenemos y por eso la gente sale a protestar cuando hay incidentes. Mire a Cuba. Y justamente porque la motivación es la democracia, la respuesta fue la represión que se vio. Obviamente, la región es compleja y cada país tiene sus particularidades. No es lo mismo la represión en Colombia que en Cuba, claro, pero hay un patrón: los ciudadanos protestan para conseguir más derechos.

¿Qué se puede decir sobre Perú en derechos humanos?

Diría que, durante el 2021, el hecho que yo resaltaría fueron los intentos de Keiko Fujimori por orquestar una campaña para deslegitimar las elecciones que perdió. Eso fue un enorme desafío para la democracia peruana. Un desafío al que, afortunadamente, las instituciones peruanas pudieron sortear y poner un freno a estos intentos descarados por deslegitimar elecciones consideradas legítimas por observadores internacionales. Ese es el tema central para resaltar. Y también eso plantea desafíos hacia adelante para el Gobierno.

Analistas comparan la estrategia de Fuerza Popular a la de Donald Trump en EEUU.

Sí, es un patrón similar. Y ahora existe temor de que pase algo parecido en Brasil. El presidente Bolsonaro ha hecho denuncias de fraude sin ningún sustento antes de las elecciones programadas para octubre. Estamos muy pendientes de lo que vaya a ocurrir ahí. La región da para todo, ¿no es cierto?

En Chile hubo elecciones con una campaña muy polarizada, pero, al final, el perdedor reconoció su derrota y estamos viendo una transición que es un ejemplo de civilidad en la región.

Esta semana se archivaron denuncias de presuntas falsificaciones de firmas presentadas por Fuerza Popular.

Hay distintos temas. Hay que aprender de lo que ocurrió y felicitar a las instituciones que a pesar de la tensión pudieron contener esta situación. Y ahora hay otros problemas de fondo, estructurales en Perú que no son buenos y no solo del 2021.

¿Cuáles?

Resaltaría temas relacionados con la libertad de expresión. Recientemente hubo una sentencia por difamación...

Por el libro sobre César Acuña.

Exacto. Esto es ejemplo de un problema mayor y más grave: la difamación penal es un problema para la libertad de expresión. No es la manera de solucionar cuando uno está incómodo con cierta información, sobre todo cuando uno es un funcionario. Los estándares internacionales ahí son claros. El nivel de tolerancia a la crítica que tiene que tener un candidato presidencial...

Debe ser muy alto.

Exacto. Es un tema importante para abordar.

Se debería despenalizar el delito de difamación.

Nuestra postura es que la información incómoda o con la que uno no está de acuerdo se combate con más información, no con menos. Entonces, hay que generar más debate. No silenciar. Obviamente hay límites en el derecho internacional que tienen que ver con la incitación al odio, al genocidio. Entonces, lo que tiene que ver con libertad de expresión es algo pendiente.

¿Algo más?

Violencia policial. Hubo incidentes graves en el Perú al final del 2020. Nosotros hicimos una investigación para documentar el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes. Ese tipo de problemas son estructurales y se requiere una reforma de la Policía que aún está pendiente. Y, a la vez, se necesitan investigaciones judiciales exhaustivas, independientes, para que haya justicia. Sin eso, el mensaje es que estos incidentes son tolerables, y no lo son.

“Los venezolanos salen de su país no por placer”

Perú es uno de los países de mayor acogida de los ciudadanos venezolanos. Este es uno de los temas, la migración, que es motivo de atención de HRW.

Así es. Recuerdo que durante la campaña electoral el ahora presidente Pedro Castillo hizo unos comentarios muy desafortunados sobre la necesidad de expulsar (ciudadanos venezolanos)...

En realidad, lo quiso hacer hace poco; sin embargo, no pudo.

Hubo ese incidente reciente también. Entonces, eso es importante de abordar. Hay que entender que los venezolanos salen de su país no por placer...

Salen porque no tienen de otra.

Salen por necesidad, enfrentando enormes desafíos en los países de llegada. Sin un estatus legal, los riesgos que ellos corren día a día son enormes. No quiero dejar de mencionar los derechos sexuales y reproductivos y de la comunidad LGTB, otro tema de agenda en Perú. Ahí yo veo otro gran asunto pendiente en el país.

Desde el campo que ustedes trabajan en HRW, ¿tienen alguna opinión sobre el presidente Pedro Castillo en estos primeros seis meses que lleva de gestión? ¿O quizás es muy pronto como para hacer una evaluación completa de su actuación?

Yo creo que es muy pronto para hacer un análisis. Lo que te diría es que estamos monitoreando de cerca la situación en el país. Esperamos que pueda haber avances en estos asuntos estructurales que he mencionado. En función de sus declaraciones, hasta el momento tenemos más o menos expectativas, dependiente del tema. Nuestro propósito será influir en el Gobierno y en el Congreso para que se avance en medidas que resuelvan estos problemas.

¿Las expectativas que tienen son hacia arriba o hacia abajo?

Hay que seguir trabajando hacia adelante.