
La estrategia militar que impulsa el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para ejercer presión sobre el mandatario venezolano Nicolás Maduro ha generado opiniones divididas en América Latina. Mientras varios líderes de la región expresan su rechazo, algunos países del Caribe han ofrecido respaldo logístico a esta iniciativa estadounidense, conocida como “Operación Lanza del Sur”.
Esta operación de gran envergadura, liderada por la principal potencia mundial, requiere múltiples formas de apoyo: desde pistas de aterrizaje y zonas de abastecimiento, hasta radares estratégicamente ubicados, áreas para maniobras militares y campamentos para el alojamiento de tropas. Además, se contemplan espacios para el reconocimiento aéreo y el almacenamiento de equipos.
“En general, es probable que los aliados en el Caribe proporcionen vigilancia, logística o apoyo de contingencia, siendo la República Dominicana la nación que más explícitamente lo está haciendo”, explicó a BBC Mundo Evan Ellis, experto en estudios latinoamericanos y profesor en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Sin embargo, precisó que “todos ellos evitarán ser utilizados como bases para ataques ofensivos, salvo que el escenario cambie”.
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Ubicada a solo 80 kilómetros de las costas venezolanas, las islas caribeñas de Aruba, Curazao y Bonaire, que forman parte del Reino de los Países Bajos, han adquirido un papel clave en el actual contexto geopolítico. Estados Unidos mantiene presencia militar en la zona, con una base de operaciones avanzada en Curazao y otra de menor escala en Aruba. De acuerdo con información oficial, ambas instalaciones están destinadas a detectar y vigilar posibles movimientos vinculados al narcotráfico tanto aéreo como marítimo.
Sin embargo, cualquier operación ofensiva desde estas islas necesitaría el aval del gobierno neerlandés. Pese a ello, en las últimas semanas se ha registrado el sobrevuelo de bombarderos estadounidenses en el espacio aéreo comprendido entre Aruba y Curazao. Esta situación ha generado inquietud entre autoridades locales, quienes temen que pueda desencadenarse una respuesta por parte del gobierno venezolano. Hasta el momento, no se han producido enfrentamientos ni incidentes concretos.
Ubicadas a 11 kilómetros de la costa este de Venezuela, las islas de Trinidad y Tobago se encuentran en una posición especialmente vulnerable debido a su cercanía geográfica. Esta condición las ha convertido, durante años, en uno de los países más perjudicados por la llegada masiva de migrantes venezolanos, así como por la actividad de redes criminales transnacionales. En este contexto, el gobierno local ha recibido apoyo militar por parte de Estados Unidos, que incluye la llegada de buques de guerra y la realización de entrenamientos con fuerzas especiales estadounidenses.
Kamala Persad-Bissessar, primera ministra, reveló que marines de Estados Unidos están desplegados en el aeropuerto de Tobago, donde trabajan en la adecuación de una pista, la mejora de una vía de acceso y la instalación o modernización de un sistema de radar. Asimismo, varias aeronaves militares estadounidenses han hecho escala en la isla para reabastecerse de combustible.
La República Dominicana es la isla que más abiertamente ha brindado respaldo logístico a la operación militar estadounidense Desde el inicio del mandato de Donald Trump, el gobierno liderado por Luis Abinader ha mantenido una postura cercana a Washington.
Este alineamiento no es casual: el país caribeño obtiene importantes beneficios gracias al turismo proveniente de Estados Unidos y al acceso preferencial al mercado norteamericano mediante el tratado de libre comercio CAFTA-DR.
En este contexto de tensión creciente con Venezuela, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, realizó una visita oficial a República Dominicana. Durante su estadía, se firmaron varios acuerdos que permiten el uso militar de zonas específicas dentro de la Base Aérea de San Isidro, así como del Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Ubicada a unos 145 kilómetros en línea recta de la costa venezolana, la isla de Granada mantiene una posición estratégica en el mar Caribe. En este escenario, Estados Unidos solicitó la instalación temporal de equipos de radar y personal técnico en el Aeropuerto Internacional Maurice Bishop, como parte de su despliegue en la región.
La relación entre ambos países es estrecha, especialmente en el ámbito económico. Washington figura como uno de los principales socios comerciales de Granada, y este país caribeño se beneficia de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), que le permite exportar una gran variedad de productos sin pagar aranceles.
Además, ambos países han suscrito varios acuerdos orientados a reforzar la cooperación en materia de seguridad, incluyendo el intercambio de información policial. Como parte de esa colaboración, las fuerzas armadas estadounidenses han brindado entrenamiento y suministros al personal de seguridad granadino.
Puerto Rico y las Islas Vírgenes, ambos territorios bajo soberanía de Estados Unidos, se han convertido en el núcleo logístico más importante del actual despliegue militar en el Caribe. En particular, Puerto Rico ha reactivado y modernizado la antigua base naval de Roosevelt Roads, cerrada en 2004, que ahora cuenta con pistas ampliadas capaces de recibir aviones de gran tamaño, como el C-17 Globemaster.
Además, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha delimitado una zona de vuelo restringido frente a la costa sureste de la isla, una medida que estará vigente hasta marzo de 2026. Esta restricción facilita la ejecución de maniobras militares complejas y de alta intensidad. En la base, se han desplegado cazas F-35 y se concentra buena parte del personal de tierra asignado a las operaciones.
Donald Trump dejó abierta la posibilidad de un conflicto armado con Venezuela al afirmar que no descarta esa opción en el marco de la creciente presión contra la dictadura de Nicolás Maduro. En una entrevista telefónica con NBC News, el mandatario declaró: “No lo descarto”, al ser consultado sobre una eventual guerra y adelantó que su Gobierno continuará con las incautaciones de petroleros vinculados al país sudamericano.
Sobre la posibilidad de derrocar al líder chavista, el republicano solo respondió: "Él sabe exactamente lo que quiero. Lo sabe mejor que nadie". Estas palabras de Trump llegan tras nuevas medidas de su administración, entre ellas el endurecimiento de las acciones contra petroleros vinculados a Venezuela, una estrategia que elevó la tensión regional.
Diosdado Cabello, ministro de Relaciones Interiores y secretario general del Partido Socialista Unido de Venezuela, advirtió con interrumpir por completo la exportación de petróleo a Estados Unidos tras las reciente medidas de la administración de Trump. "Ni una gota de petróleo puede salir de aquí para los EE. UU. si agreden a Venezuela", declaró el número dos del chavismo.
El mensaje del dirigente chavista estuvo dirigido a los trabajadores del sector de hidrocarburos, por ejemplo, a quienes pertenecen a Petróleos de Venezuela (PDVSA), una empresa estatal bajo control del régimen. "Compañeros de las empresas petroleras, ni una gota, por las malas, ni una gota, ni media gota (…) Si creen que la van a tener fácil, no la van a tener fácil", indicó.

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