En América Latina, el desperdicio de alimentos es un problema que afecta tanto a países desarrollados como en desarrollo, con graves repercusiones para la economía y el medio ambiente. En una región donde la inseguridad alimentaria sigue siendo un reto para millones de personas, el desecho se convierte en una alarmante. Este fenómeno no solo implica una pérdida significativa de recursos, sino que también agrava la crisis ambiental al contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero.
En la región, algunos países han comenzado a tomar medidas para reducirlo, implementando políticas y programas que buscan educar a la población y mejorar la eficiencia en la cadena de suministro. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, hay un país que se destaca por desperdiciar más alimentos per cápita que otros en la región, superando incluso a Brasil y Chile en esta preocupante estadística.
Millones de toneladas son desperdiciados en los hogares y empresas dedicadas a la venta de comidas. Foto: Ladera del Sur
República Dominicana ha sido identificada como el país de América Latina que más elimina per cápita. Según un informe de Statista, basado en el Índice de desperdicio de alimentos 2024, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se desechan aproximadamente 160 kilogramos por persona al año. Esta cifra es más alta que la de otros países de la región, como Brasil, que registra 70 kilogramos por persona, y Chile, con 68 kilogramos.
Según un informe de Statista, República Dominicana lidera entre los países que más desechan los alimentos. Foto: Gráfico Statista
Este nivel alarmante alimentario en República Dominicana se atribuye a una serie de factores, que incluyen la falta de concienciación sobre la importancia de reducirlo y problemas en la cadena de suministro. La tendencia a comprar en exceso y el mal manejo en los hogares también contribuyen significativamente a esta problemática.
En comparación con otros países de América Latina, México se encuentra en una la segunda posición con 105 kg de alimentos desechados al año, seguido de Panamá, Ecuador y Brasil, con cifras que rondan los 100 kg. Aunque estos países también enfrentan problemas significativos de, sus cifras son muy inferiores a las de República Dominicana.
El reciclaje para convertirlo en alimentos para mascotas ayudarían a reducir el desperdicio y contaminación. Foto: Freepik
El desperdicio no es exclusivo de los países ricos, sino también un problema significativo en los países en vías de desarrollo, incluidos los de América Latina. La falta de información sólida sobre este problema dificulta la comprensión de su impacto en la sostenibilidad ambiental y los sistemas alimentarios, lo que a su vez reduce la disponibilidad, disminuye los ingresos y provoca un aumento en los precios para los consumidores.
Vineet Shahani, Consejera Política y de Desarrollo Corporativo de Mill, una empresa que fabrica contenedores de cocina para gestionar desperdicios alimentarios en el hogar, señaló que al menos a nivel del consumidor, es en gran parte un problema de comportamiento. Las personas a menudo no logran controlar los alimentos en sus hogares, lo que las lleva a optar por enviarlo a vertederos en lugar de convertirlo en compuesto para animales, que sería una solución más sostenible.
Establecer redes para la recolección y distribución de donaciones de alimentos es esencial para garantizar que lleguen a quienes más los necesitan. Foto: Freepik
La consejera política mencionó que durante el pico de la pandemia de Covid-19, se intensificaron los esfuerzos para prevenirlo. Además, el crecimiento de las food tech jugó un papel importante como parte de la solución a este problema.
Existen plataformas digitales diseñadas para conectar la oferta con la demanda, las cuales deben estar respaldadas por marcos legales que regulen las donaciones de las empresas y contar con una red logística eficiente para recuperar alimentos. Estas herramientas son fundamentales para garantizar que la comida en buen estado lleguen a quienes los necesitan en lugar de ser desperdiciados.
La iniciativa global SAVE FOOD promueve la colaboración y la creación de sinergias entre donantes, administraciones públicas, instituciones financieras y la industria del envasado, con el fin de reducir la pérdida. Su objetivo principal es desarrollar planes efectivos que disminuyan el desecho alimentario y aumentar la concienciación entre todos los actores involucrados en la cadena alimentaria.