El cáncer es una enfermedad compleja y potencialmente mortal que puede desarrollarse en diversos órganos y tejidos del cuerpo, este es ampliamente temido debido a su capacidad para afectar profundamente la vida y la salud de las personas, requiriendo tratamientos intensivos y prolongados.
La inquietud acerca de la conexión entre ciertos productos de uso diario y el riesgo de cáncer es una constante en el ámbito de la salud pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) participa de manera activa en la identificación de alimentos y sustancias que podrían aumentar las posibilidades de contraer esta enfermedad.
Las carnes rojas, incluyendo la ternera, el cerdo, el cordero y el cabrito, son comunes en la dieta de muchas personas alrededor del mundo. Sin embargo, pueden sorprender debido a su clasificación por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo ubica a las carnes rojas en la categoría 2A, lo que indica que son "probablemente cancerígenas".
Las carnes rojas en la categoría 2A de la OMS. Foto: Noticias de Aquí
Esta clasificación se basa en evidencia robusta, principalmente derivada de estudios en animales, que relaciona el consumo de estos alimentos con tumores colorrectales, pancreáticos y de próstata.
Según el Instituto Nacional del Cáncer (INCA) destaca que la carne es una fuente importante de nutrientes, incluyendo vitaminas y minerales esenciales. Sin embargo, también contiene una forma de hierro conocida como hemo, proveniente de los glóbulos rojos y las células musculares, que en exceso puede aumentar el riesgo de cáncer. Debido a esto, tanto el INCA como el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer Internacional recomiendan limitar el consumo de carne roja a 500 gramos por semana, lo que equivale aproximadamente a tres porciones.
El aspartamo es un edulcorante artificial (de origen químico) ampliamente utilizado en diferentes alimentos y bebidas desde la década de 1980, por ejemplo en bebidas dietéticas, goma de mascar, gelatina, helados, productos lácteos como el yogur, cereales de desayuno, dentífrico y medicamentos como pastillas para la tos y vitaminas masticables.
En el ámbito de las bebidas, existen alertas en dos contextos: las alcohólicas y las muy calientes. El alcohol se encuentra en la clasificación 1 de la IARC, la más alta, ya que se ha demostrado su asociación con diversos tipos de tumores, incluyendo los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal, mama y estómago.
Las bebidas alcohólicas pertenecen al grupo 1. Foto: La Tercera
“El alcohol tiene dos vías que pueden causar cáncer. Tenemos mutágenos, debido a su potencial para provocar mutaciones en las células que pueden llevar al cáncer, pero en las mujeres sabemos que también interviene una vía hormonal que puede aumentar este riesgo”, explicó Andrea Pereira, de la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica (SBOC).
En cuanto a las bebidas muy calientes, la OMS clasifica en la categoría 2A, aquellas con temperaturas superiores a 65 °C, considerándolas “probablemente cancerígenas”, similar a las carnes rojas. Esta clasificación se basa en un vínculo encontrado entre el consumo de bebidas muy calientes y un mayor riesgo de cáncer de esófago.
Se recomienda consumir bebidas calientes por debajo de los 60 °C. Foto: El tiempo
El Instituto Nacional del Cáncer (INCA) resalta que el problema radica en la temperatura y recomienda consumirlas por debajo de los 60 °C. Para ello, se aconseja apagar el fuego cuando comiencen a formarse burbujas de gas en el fondo de la cacerola o tetera y esperar cinco minutos antes de verter la bebida en el termo o consumirla.
Cuadro de Nivel de certeza de sustancias que podrían causar cáncer. Foto: OMS