El País y EFE
Las constantes críticas del expresidente y líder del oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, a la gestión del actual mandatario de Bolivia, Luis Arce, generan una situación que puede producir “heridas que después son difíciles de sanar”, advirtió el vocero presidencial, Jorge Richter, en una entrevista
Más de 1.600 cuentas de Facebook e Instagram fueron suspendidas esta semana en Bolivia. La dueña de ambas compañías, Meta, tomó la decisión por haber detectado una supuesta “actividad coordinada” para difundir mensajes afines al Gobierno y silenciar cuentas opositoras.
Entre la lluvia de críticas que cayeron sobre el Gobierno de Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), la más sonada llegó desde el presidente de su partido. Evo Morales, presidente del país entre 2006 y 2019, acusó al Gobierno que hoy dirige su antiguo ministro de Economía de mantener esas cuentas para atacarlo. Según Morales, el Gobierno que él mismo aupó tras su derrocamiento en 2018 no solo busca desprestigiarlo, sino también lo hace de manera ilícita con triangulaciones de fondos con compañías que se suponían aliadas suyas.
Bolivia vive una lucha de facciones en el partido gobernante que solo continúa profundizándose. El equilibrio es complicado: hay elecciones presidenciales en 2025 y el partido más popular del país debe definir a su candidato entre las peleas de los seguidores de Morales, hoy el jefe del partido, y los seguidores del presidente Luis Arce, que ocupan mayoritariamente el Gobierno.
La pelea recrudece con amenazas y acusaciones mutuas, y los parlamentarios fieles a Evo Morales han llegado a bloquear leyes solicitadas por el presidente para enfrentar los efectos de la crisis económica global, que en este momento preocupan a los bolivianos.
La pelea “es un suicidio político”, según definió Álvaro García Linera, quien fue vicepresidente de Morales durante 13 años y hoy está alejado de la política.
Esta semana Morales, en una de sus tantas críticas, escribió en Twitter que el Gobierno “se aleja cada vez de los principios de la Revolución Democrática Cultural”, una definición que representó la orientación progresista de su gestión (2006-2019).
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Elección. Los bandos del MAS tendrán que definir entre Morales y Arce a su candidato presidencial para el 2025.
Incumplen. Se teme que el MAS no aplique las primarias para elegir a su postulante.