Andrei Románovich Chikatilo, o más conocido como el ‘Carnicero de Rostov’, fue un hombre que durante las décadas de los 70 y 80 asesinó a 52 personas, entre mujeres y niños, en lo que era la Unión Soviética y que fue ejecutado a los 57 años tras ser enjuiciado por sus crímenes.
Nació el 6 de octubre de 1936 en una zona rural de Ucrania. A los 5 años, su madre le contaría que tenía un hermano mayor, pero que años antes los vecinos lo habían secuestrado en época de hambruna para comérselo. Este relato dejó un trauma en el pequeño, quien creció con esa imagen en su cabeza. Sin embargo, con los años, el temor se transformó en una necesidad de disfrutar con el dolor ajeno.
Al ser arrestado se encontró en su posesión una soga, un cuchillo y revistas pornográficas en su maletín. Foto: captura Youtube
Es así que en diciembre de 1978, Andrei se topó en una parada de autobús con una pequeña de 9 años, a quien convenció de acompañarlo a una cabaña de su propiedad a cambio de un dulce. La niña, quien necesitaba de un baño en ese momento, aceptó sin imaginar que, al llegar, el hombre se lanzaría para tratar de abusar de ella.
La menor forcejeó con el hombre, pero este la apuñaló en tres ocasiones el estómago. Pensando que la había matado, cargó su cuerpo y la lanzó al helado río, cobrándose así a su primera víctima.
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De esta manera, fue perpetuando más crímenes durante al menos 12 años, camuflando ante todos la doble vida que experimentaba como padre, esposo y un amable maestro de escuela, con su macabro gusto sexual por el dolor que podía ocasionar en los demás.
Tras su confesión, el hombre brindó información sobre todos y cada uno de sus crímenes, incluso acompañó a la Policìa al lugar de los hechos. Foto: La Vanguardia
Durante años, su modus operandi fue similar. Conocía a sus víctimas, las convencía de ir a un lugar más apartado y allí las asesinaba. Sus presas solían ser niñas, adolescentes, niños y personas con problemas mentales que encontraba en las estaciones de trenes y buses.
De acuerdo con el psiquiatra Alexandre Bukhanovsky, médico que logró su confesión, Chikatilo utilizaba su cuchillo como una extensión de su miembro, supliendo así sus frustraciones sexuales. Por ello, en algunas ocasiones extraía algunos órganos y se los comía.
Para 1984, Andrei ya había cobrado la vida de unas 24 personas, por lo cual, la Policía empezó a sospechar de él, ya que al ser arrestado se halló en su posesión una soga, un cuchillo y revistas pornográficas en su maletín. Sin embargo, fue dejado en libertad porque su perfil no encajaba con lo que buscaban.
Tras detener sus crímenes un año ante el acecho de las autoridades, Chikatilo reinició sus actividades y logró que los ojos de la justicia se volvieran a posar sobre él, por lo que fue finalmente capturado el 20 de noviembre de 1990 al percatarse que tenía un dedo vendado; además, su camisa y su mejilla estaban manchadas de sangre.
Andreí fue capturado el 20 de noviembre de 1990. Foto: AFP
Chikatilo no declaró nada durante el primer interrogatorio. Issa Kostoyev, a cargo de este proceso, le pidió colaboración al psiquiatra Alexander Bukhanovsky, quien, durante su primera visita, al detenido le aseguró que sus delitos se debían a un trastorno mental que padecía y le saldría al juez esta información. Ante el ofrecimiento, Andrei no aguantó más y confesó sus atroces crímenes.
Luego de relatarle a su esposa lo que había hecho, el sujeto brindó información sobre todos y cada uno de sus crímenes, incluso acompañó a la Policía a los escondidos lugares del bosque donde había enterrado a víctimas cuyos cuerpos no habían sido descubiertos.
Fue declarado culpable de 52 asesinatos, dándole pena de muerte por cada uno de los homicidios cometidos. Foto: captura Youtube.
Su juicio inició el 14 de abril de 1992 en la desintegrada Unión Soviética. El juez Leonid Akubzhanov tardó dos días en leer la acusación. El 16 de abril se le permitió hacer una declaración; sin embargo, Chikatilo realizó un monólogo incoherente interpretado como un intento para demostrar que estaba loco. En un momento, se desnudó frente al público y dijo: “Miren esta cosa inútil, ¿qué creen que podría hacer con eso?”.
Finalmente, el 15 de octubre de 1992, Andrei Chikatilo fue declarado culpable de 52 asesinatos, aplicándole la pena de muerte por cada uno de los homicidios cometidos. El 14 de febrero de 1994, el llamado ‘Carnicero de Rostov’ o el ‘Hannibal Lecter de Rusia’ fue ejecutado de un solo tiro en la nuca.